ABC (1ª Edición)

PÉSAMES POR TWITTER

Dar los pésames oficiales por Twitter en vez de poner un telegrama a la familia me parece una falta de educación

- ANTONIO BURGOS

Alos dos minutos de haber despegado del aeropuerto Domodédovo de Moscú rumbo a Orsk, en los Urales, se estrellaba el domingo un avión de la compañía rusa Saratov Airlines, un birreactor Antonov con 71 personas a bordo. No hubo supervivie­ntes. Y a las pocas horas de conocer el luctuoso accidente, el presidente del Gobierno del Reino de España, ¿qué hizo? ¿Le puso un telegrama de pésame en nombre del pueblo español a Vladímir Putin? Que yo sepa, no. ¿Acudió entonces a la Embajada de la Federación de Rusia en Madrid, para firmar en el libro de condolenci­as, cual es uso de las representa­ciones diplomátic­as? No, padre. Lo que hizo Rajoy fue lo que ahora está de moda: poner un texto de pésame en las redes sociales. Lo leí en Twitter, pero quizá también lo subiera a Facebook e Instagram, para completar las que, aunque dicen que sociales, llaman con un nombre que ya he dicho que suena a restaurant­e-marisquerí­a: las redes. Y lo firmó, como suele, con iniciales. Decía textualmen­te: «Mis condolenci­as por las víctimas del avión siniestrad­o en Rusia. España se solidariza con sus familias y con el pueblo ruso en esta terrible tragedia. MR». MR no es el nombre de un personaje de una serie de Netflix, como Jota Erre lo fue de «Dallas»: son las iniciales, sin punto siquiera tras cada letra, de «Mariano Rajoy».

Pues esto es lo que hay. Si ante un fallecimie­nto o una tragedia quieres ser más cumplido que un luto en Guareña no puede faltar tu tuit en las redes sociales. Barato sí que sale, más que los telegramas con que antiguamen­te se expresaban de rúbrica estos sentimient­os. En la prensa local y regional, que, como la fiel Infantería, es siempre la más pegada al terreno, cuando se informaba del fallecimie­nto de un personaje ilustre de la tierra, nunca faltaba en la necrológic­a un párrafo que dijera: «La familia ha recibido telegramas de pésame de Sus Majestades los Reyes y de la Presidenci­a del Gobierno, así como del Sevilla F. C., porque el difunto era palangana total». Ahora ese párrafo deberá ser modificado, ya que la actualidad siempre manda en esos papeles que nos acercan aún más a la tierra que pisamos: «A la familia del finado le han dicho que no dejen de ver las redes sociales, porque hay mensajes muy sentidos de la Casa del Rey y de MR, que es el presidente del Gobierno a efectos de Twitter».

¿Qué pasa, que ya no hay telegramas? ¿Que Correos ha cerrado ese servicio tan clásico, en el que el quinto que estaba en el cuartel era informado de la muerte de su padre con una fórmula delicadísi­mna y elíptica: «Padre muy grave ponte en camino»? El caso es que igual que por Twitter da MR los pésames, Su Majestad felicita por el mismo conducto a los españoles que logran que la Marcha Real suene en el podio de algún gran triunfo deportivo. A la Selección Española de Fútbol Sala, en vez de llamar por teléfono al entrenador o enviar un telegrama felicitánd­olos, le puso en Twitter: «Habéis demostrado que sólo grandes futbolista­s como vosotros tienen la intensidad y el genio, la técnica y el control del balón de los campeones. ¡Orgullosos de nuestra selección española de fútbol sala dando el máximo hasta el final! ¡Qué gran Europeo habéis hecho!». ¿Qué ocurre, que los recortes han llegado hasta a las partidas de Protocolo dedicadas al pago de telegramas de felicitaci­ón o pésame? Seré un antiguo, pero dar los pésames y las felicitaci­ones oficiales por Twitter, «coram populo», en vez de poner directamen­te un telegrama a la familia doliente o al artista o deportista triunfador me parece una falta de educación. ¿A quién dan el pésame, a quién felicitan? ¿A los dolientes o campeones, o al propio Twitter, por ahorrarnos ya el telegrama hasta en la canción del Festival de Benidorm que cantaba Monna Bell?

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