Aclaración
Nicolás Álvarez Tólcheff me reprocha no haber incluido en la semblanza de Rajoy su relación con Bárcenas, merecedora, según él, de «haber realizado el obligado cambio de liderazgo». Agradezco al señor Álvarez Tólcheff la oportunidad que me da de abordar tal episodio, que la falta de espacio me impidió incluir en mi columna. La democracia, don Nicolás, no es la mejor forma de gobierno. Es la menos mala y obliga a un continuo elegir la opción menos mala. Rajoy se encontró con los «papeles de Bárcenas» en una España al borde de la bancarrota, así que concentró su labor en evitarlo. El estadista va a lo fundamental. El simple político se queda en lo secundario. Mirabeau fue capaz de diseñar el Estado moderno, la democracia parlamentaria, en la cárcel, por deudas, estafas, denuncias, al tiempo que se acostaba con la mujer del carcelero. Churchill anduvo saltando de partido en partido hasta que llegó su hora de detener, solo, el avance vesánico de Hitler. La afición de Brandt al aguardiente era conocida en el Berlín del Muro, pero eso no le impidió «la apertura al Este», para acabar con la división de su país y de Europa. Lamento, como usted, que Rajoy no estuviera más firme con Bárcenas, pero lo importante es que España crece hoy más que ningún otro país europeo. Le ruego no impacientarse: se retirará cuando haya acabado con la rebelión catalana, que espero sea pronto, pues la están acabando ellos mismos. J. M. CARRASCAL MADRID