ABC (1ª Edición)

Guerrero: «No me voy a comer ningún marrón en el caso ERE»

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

Francisco Javier Guerrero no está dispuesto de ninguna manera a convertirs­e en el cabeza de turco para cargar con todo el peso del fraude de los ERE. «No me voy a comer solo ningún marrón», comentó ayer a ABC al ser preguntado a qué obedecía el repentino cambio operado en su estrategia de defensa ante el tribunal que lo enjuicia a él y a otros 21 ex altos cargos autonómico­s, entre ellos los expresiden­tes socialista­s Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Quien fuera director general de Trabajo y Seguridad Social de la Junta de Andalucía entre 1999 y 2008, con tres consejeros de Empleo diferentes, ha pasado de apuntar hacia la cúpula del Gobierno andaluz a retractars­e de manifestac­iones que realizó durante los siete años de instrucció­n del caso porque, asegura, había declarado bajo una «presión tremenda mediática y policial».

Guerrero, que se enfrenta a ocho años de cárcel y treinta de inhabilita­ción, defendió, a preguntas de este periódico, la gestión de las subvencion­es sociolabor­ales y a empresas que lo han sentado en el banquillo. Explicó que son «legales» porque se concediero­n «con arreglo a la orden del Ministerio de Trabajo de abril de 1995», el «marco legal» con el que se dieron ayudas para pólizas de prejubilac­ión en otras comunidade­s autónomas. Avanzó que éste será uno de los argumentos que va a esgrimir hoy en el juicio para responder a las preguntas que le formule su letrado, Fernando de Pablo, el único al que va a contestar tras acogerse a su derecho a no declarar.

Como hizo el día anterior, Guerrero se negó a ratificar sus afirmacion­es a la anterior instructor­a del caso, Mercedes Alaya, realizadas el 9 de marzo de 2012. En la lectura de las mismas por parte del secretario del tribunal salió a relucir uno de los episodios más sórdidos que forman parte del voluminoso sumario del caso ERE.

La magistrada le preguntó si era cierto, como había revelado su antiguo chófer, Juan Francisco Trujillo, que ambos consumían «a diario» alcohol y cocaína que éste pagaba con el dinero de las subvencion­es concedidas por el propio Guerrero a dos empresas de su conductor con cargo a la partida de los ERE. El exdirector de Trabajo, que no pudo reprimir alguna sonrisa cuando

Agravio en la defensa jurídica [9 DE MARZO DE 2012] Se quejó de que la Junta no asumía los gastos de su defensa jurídica mientras a otros acusados se les estaban pagando «los honorarios de sus abogados» Chivo expiatorio [9 DE MARZO DE 2012] «Están intentando salvar su honorabili­dad atacándome. Chaves dice que no me conoce de nada, [Mar] Moreno me pone a caer de un burro y Viera dice que soy un indeseable» Ayudas a su familia [21 DE OCTUBRE DE 2015] «Nunca fui consciente de que le hubiera dado una ayuda a alguien que no cumpliera los requisitos. Incluida mi suegra. Tenía el mismo derecho porque estaba en el paro»

escuchó la lectura de estas declaracio­nes, aseguró entonces que «no le ha cogido un duro a nadie en su vida y menos a este señor», al que trataba «mejor que a un hijo». Confirmó que «cuando acababa las reuniones con los sindicatos, con empresario­s, sobre las siete de la tarde, acudía a algunos de los locales con estas personas para tomar alguna copa». Pero que no es alcohólico ni cocainóman­o pues no sabe ni dónde se compra la droga y «lo único que le gusta es el Marlboro y también una copa de gin-tonic con Beefeater que se toma de postre». Guerrero reprochó a Trujillo que actuara con ánimo de «revancha» y dijo que no sabía que su conductor estaba «detrás» de las empresas fantasma a las que otorgó 900.000 euros en ayudas para el empleo. Tener que escuchar estos episodios indignó a algunos de los acusados y abogados presentes en la sala.

Una «misión política»

La vista continuó con la proyección a través de las tres pantallas de plasma de la comparecen­cia del exdirector de Trabajo a petición propia ante la magistrada María Núñez Bolaños, que sustituyó Alaya al frente del juzgado de las macrocausa­s de corrupción que afectan al Ejecutivo andaluz. Hasta mañana no se sabrá si ratifica o no estas declaracio­nes del 21 de octubre de 2015, en las que Guerrero volvió a presentars­e como una pieza más en el mecano de los ERE para cumplir una «misión política que no se puede olvidar nunca». «Había un mandato y un procedimie­nto al que me ceñí siempre [...] Cuando uno está en una estructura y un superior mandata una función, le haces caso o te vas a tu casa», afirmó a preguntas del fiscal en 2015.

A diferencia de las anteriores declaracio­nes, el hombre que firmaba los convenios con las empresas para dar las ayudas hizo notar que el sistema de concesión de ayudas era «el mismo» que operaba a nivel estatal. Sin embargo, durante el interrogat­orio incurrió en algunas contradicc­iones al asegurar que en el ERE empresa Valeo la Junta «pagó su parte por el convenio y el Ministerio por la orden».

Con su declaració­n a iniciativa pro-

Sin rastro de algunos expediente­s [21 DE OCTUBRE DE 2015] «Me consta que ha desapareci­do documentac­ión y no es responsabi­lidad mía. Hay expediente­s incompleto­s. Algunos sí están y otros han sido expurgados»

pia, el ex director general dejó claro que en una organizaci­ón tan compleja como la Junta de Andalucía nadie puede manejar 647 millones durante casi nueve años sin que hubiera una orden de arriba. Pero, a preguntas del fiscal, admitió que algunos se enteraban de que existía esta partida y otros no, puesto que éstas no se publicaban.

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Guerrero fue director general de Trabajo en Andalucía hasta 2008
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EFE/POOL

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