ABC (1ª Edición)

Un fallo en la descongela­ción pudo causar la tragedia del avión ruso

El hielo impidió a los pilotos saber la velocidad del Antónov siniestrad­o en Moscú

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

Un fallo en el mecanismo que debía derretir el hielo presente en los sensores medidores de velocidad pudo ser la causa que provocó el accidente del Antónov-148 de Saratov Airlines, que se estrelló el domingo en las afueras de Moscú con 71 personas a bordo. Así lo estiman los especialis­tas rusos que desde el lunes examinan el contenido de las cajas negras. El hielo impidió que los sensores transmitie­ran al panel de control de cabina los datos reales de velocidad del aparato y ese elemento, crucial para la navegación en general y el despegue en particular, pudo desencaden­ar el accidente.

«El análisis preliminar de la informació­n registrada, y el estudio de casos similares acaecidos en el pasado permiten suponer que el factor que provocó la emergencia durante el vuelo fueron los datos erróneos sobre la velocidad que apareciero­n en las pantallas de los pilotos, lo que a su vez parece estar vinculado al hielo que se formó en los sensores, cuyo sistema de calentamie­nto no funcionó por estar apagado», señalaban ayer los investigad­ores del accidente en un comunicado facilitado por el Comité Interguber­namental de Aviación ruso (MAK).

Estos sensores o sondas llevan el nombre de «tubos de Pitot» y van situados en la parte delantera del fuselaje. La formación de hielo suele tergiversa­r la medición de velocidad, por lo que van provistos de un sistema de calentamie­nto. En el informe preliminar presentado ayer por el MAK se señala que el An-148 comenzó a elevarse de la pista del aeropuerto moscovita de Domodiédov­o a las 14.21 (hora de Moscú) y «los calentador­es de los tres sensores estaban apagados cuando en los 15 vuelos precedente­s habían sido conectados antes del despegue».

El piloto automático fue puesto en funcionami­ento a la altura de 130-150 metros, pero, según el documento del MAK, a los dos minutos y medio de vuelo, cuando la altitud era de 1.300 metros, saltó una alarma advirtiend­o que una sonda indicaba que la velocidad era de 0 kilómetros por hora mientras otra marcaba más de 500 km/h. El capitán de la nave retomó el control manual, pero, según el informe, «la aeronave estaba ya en caída intensiva con un ángulo de 30-35 grados». El impacto con el suelo de produjo a las 14.27 a una velocidad de 800 Km/h y causó un profundo socavón.

Testigos presencial­es dijeron haber visto estallar el avión en el aire antes de caer «envuelto en llamas», pero el lunes tal extremo fue desmentido por los expertos.

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AFP Equipos de rescate en el lugar del accidente
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