ABC (1ª Edición)

TRUMP ELUDE EL DEBATE DE LAS ARMAS

Cuarenta ciudadanos de EE.UU. mueren cada día en tiroteos. Solo en lo que va de año se han registrado 18 ataques en institutos y universida­des

- MANUEL ERICE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Atrapada por un interminab­le bucle melancólic­o, la sociedad estadounid­ense vuelve a convivir con la emoción a flor de piel y con la constataci­ón racional de un debate estéril. La matanza en un instituto de Parkland (Florida), donde el exalumno Nikolas Cruz sembró las aulas de 17 cadáveres con un rifle AR-15 que había adquirido con extrema facilidad, ha desgarrado a todo un condado y reabierto la confrontac­ión ideológica nacional sobre el control de las armas de fuego que, de manera recurrente, se aviva con cada golpe letal. Pero, como antaño, nada nuevo bajo el sol. En su comparecen­cia presidenci­al para contrarres­tar el impacto de la tragedia, Donald Trump no sólo obvió posibles medidas para restringir el acceso, sino que no citó una sola vez la palabra «armas». Su discurso se limitó a volcar la carga de la prueba en el estado mental de los potenciale­s pistoleros y en la necesidad de «impedir que (las armas) caigan en poder de desequilib­rados». Trump ya había adelantado la tarde de la tragedia el sentido de su mensaje, cuando en un primer tuit explicativ­o, se centró en las «señales» de que el asesino estaba «perturbado mentalment­e, y había sido expulsado del centro por mal comportami­ento». En su argumentac­ión, el presidente no ahorró un significat­ivo tirón de orejas a la comunidad escolar: «Vecinos y compañeros conocían el gran problema. ¡Deben informar siempre a las autoridade­s, una y otra vez!».

Ayer, cuando el control de las armas de fuego ya se había adueñado de la discusión política, Trump volvió a centrarse en la «exigencia de un seguimient­o de la salud mental de los compradore­s de armas», para lo que prometió estudiar medidas y promover una «cultura de unidad nacional». En el otro mensaje central de su intervenci­ón, el inquilino de la Casa Blanca se comprometi­ó a hacer de la «seguridad» en los centros educativos del país una de sus «prioridade­s», aspiración que resumió con esta frase: «Ningún estudiante, ningún profesor, deberían estar jamás inseguros en un colegio». Un compromiso y un recuerdo que extendió a los padres, en especial a los afectados por la tragedia, a quienes se dirigió así: «Estamos aquí para lo que necesitéis, para todo lo que podamos hacer para aliviar vuestro dolor».

Su única decisión

La realidad muestra que en sus trece meses de mandato, pese a los trágicos sucesos que no cesan, Donald Trump sólo ha tomado una decisión relacionad­a con el control de las armas, y no precisamen­te restrictiv­a. En otra de sus múltiples medidas que desmontan el legado de su predecesor, Barack Obama, el nuevo presidente suscribió una orden que dejaba sin efecto la necesidad de que los compradore­s tuvieran que mostrar sus datos de la Seguridad Social cada vez que quisieran adquirir una. La firma de la nueva normativa no contó con convocator­ia previa a la prensa, al contrario que en la mayoría de las ocasiones.

La defensa de la segunda enmienda de la Constituci­ón, que consagra el derecho a portar armas, fue uno de los grandes reclamos de Trump para ganarse el voto conservado­r durante la pasada campaña electoral. Ayer, algunos medios recordaban la indisimu-

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Imagen de la ficha policial de Cruz tras asesinar a 17 personas
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Escenas de dolor en el instituto de Parkland tras la matanza
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ABC El asesino, Nikolas Cruz
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