Nick Cruz es un supremacista con entrenamiento militar
El asesino recibió tratamiento psiquiátrico, pero hacía un año que no iba a la clínica
La mañana del miércoles, 14 de febrero, Nikolas Cruz encontró una razón extraña para justificar que no iba a clase. «Yo no voy a clase el día de San Valentín», dijo a un amigo, cuya familia había acogido a Cruz tras la muerte de su madre. El anuncio críptico encaja en la personalidad introvertida y problemática de Cruz. No fue a clase, es cierto, pero sí sacó su fusil AR-15 del armero y se dirigió a su antiguo instituto, en Parkland (Florida), del que fue expulsado el año pasado por amenazar a otros alumnos. Allí tiroteó de forma indiscriminada a todo el que se puso por delante y acabó con la vida de 17 personas, la mayoría estudiantes.
Según el senador Bill Nelson –demócrata por Florida– Cruz planeó la masacre y acudió al centro escolar cubierto con una máscara de gas y granadas de humo, además de su fusil. «Activó la alarma de incendios para que los chicos salieran a los pasillos y así tener la oportunidad de matar uno a uno con los pasillos llenos», aseguró.
Lo más doloroso de la tragedia, la peor sucedida en un colegio desde la matanza de Sandy Hook, en Connecticut, en 2012, es que a muchos de los que conocían a Cruz no les ha sorprendido. Varios de sus excompañeros en el instituto Marjory Stoneman Douglas, el escenario de la carnicería, han contado a los medios cómo muchos pensaban que si alguien un día se ponía a pegar tiros en el centro sería Cruz.
Las predicciones de patio de colegio eran solo una pieza del puzzle que dibujaba a Cruz como una amenaza. Había recibido tratamiento psiquiátrico, pero dejó de ir a la clínica hacia cerca de un año. Hay quienes aseguran que era un adolescente normal, pero la mayoría de los testimonios vertidos en la prensa desde que se conoció que fue el autor de la matanza ofrecían un retrato distinto. Cruz y su hermano pequeño fueron adoptados de bebés por sus padres, Roger y Lynda, una pareja de edad. Él murió hace muchos años de un ataque al corazón. Lynda tuvo que ocuparse de dos hijos con dificultades, sobre todo el mayor. Los vecinos recuerdan a un chaval retraído, de aspecto reprimido, solitario y que se metía en líos. Disparaba con balines a lagartijas y ranas, pero también a los pollos que criaba un vecino. Se pegaba con la cabeza contra la pared cuando no quería ir al colegio. Atacaba repentinamente a los vecinos.
En el mundo virtual, no reprimía su ansia de violencia. Colgó numerosas fotos en su cuenta de Instagram en las que alardeaba de armas y de navajas. Y dejó pistas claras sobre lo que haría un día. En septiembre, publicó un comentario en un vídeo colgado en YouTube que decía: «Voy a ser un atacante profesional de colegios». El autor del vídeo informó al FBI del comentario. «No fuimos capaces de identificar a la persona que escribió el comentario», aseguró en rueda de prensa Rob Lasky, el agente especial del FBI encargado del caso. Pero hubo más frases amenazadoras en redes sociales: «Quiero morir peleando y matando un montón de gente», «voy a matar a policías el día que vayan a por la gente buena». Profirió insultos a negros y musulmanes y tiene lazos con grupos supremacistas. Según la Liga Anti-Difamación, una organización judía contra prácticas racistas, el líder del grupo supremacista Republic of Florida, que tiene el objetivo de expulsar a todas las minorías del estado, aseguró que Cruz participó en ejercicios paramilitares en Tallahassee, al Norte del estado. Cruz también había tenido entrenamiento militar en su instituto, como miembro juvenil del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva (ROTC).
Nada de eso encendió las alarmas, ni le impidió comprar su AR-15, «una versión civil de un rifle militar», según el FBI. Hace tres meses y medio falleció su madre. La familia de un amigo le acogió en su casa, le ayudó a inscribirse en un instituto para adultos y a encontrar un trabajo a tiempo parcial. Le permitió que la mudanza incluyera su AR-15, con la condición de que durmiera en un armero. Pero la mañana de San Valentín decidió no ir a clase y coger su fusil. Aaron Feis