«Lo que impulsa a Elisa es el poder del amor»
Húmeda y enmudecida, «La forma del agua» es una historia romántica de suspense que habita en la imaginación del prolífico creador de monstruos y fábulas Guillermo del Toro. Cuesta no rendirse ante la actuación sin palabras de Sally Hawkins, una actriz capaz de transmitir sus salvajes fantasías con un huevo, agua y su poder de convicción. Su personaje, Elisa, se encuentra con un extraño personaje, un pez anfibio capturado en el Amazonas, mientras limpiaba el laboratorio de investigación donde trabaja. Y ahí explota toda la trama. La principal inspiración del director mexicano Del Toro para la película fue el clásico de monstruos de 1954 «Criatura de la laguna negra», que recuerda haber visto cuando tenía siete años. «La criatura era el diseño más hermoso que había visto en mi vida. Lo vi nadando bajo Julie Adams y me encantó que el bicho estuviera enamorado de ella. Sentí un deseo casi existencial de que terminaran juntos», explicó el más poderoso cineasta de México en un «cargo» en el que pugna con Alfonso Cuarón.
Con trece nominaciones a los Oscar, la película ya triunfó en el pasado Festival de Venecia, donde se alzó con el León de Oro, y en los últimos Globos de Oro, donde Guillermo del Toro se llevó el Oscar a mejor director. Y el cineasta recibe los premios emocionado porque lleva esperando 20 años el triunfo de una de sus fábulas mágicas. «Son veinte años esperando, luchando por mis monstruos», presume un hombre orgulloso de su personalidad mexicana.
Así es Del Toro, el realizador con más imaginación de la industria y el más generoso con su tiempo y sus conciudadanos, a un lado y otro del muro, y que nos obliga a cuestionar nuestra identidad y la búsqueda de las raíces.
Romanticismo enmudecido
«La forma del agua» es el amor imposible entre una mujer muda y un hombre anfibio que no conoce el lenguaje en los años de la Guerra Fría. Toda una metáfora llena de fuerza para estos tiempos políticos. «Lo que impulsa a Elisa hacia lo desconocido es el poder del amor», explicaba Sally Hawkins en la presentación del filme. «Curiosamente, la historia me resultaba familiar, sin embargo, no se parecía a nada con lo que me hubiera topado. Me pareció como si Elisa fuera una parte de mi yo más profundo, o como si la hubiera conocido en otra vida. También pensé que era el cuento de hadas romántico definitivo. Al principio, estaba convencida de que Guillermo había elegido a la persona equivocada para el papel», confesaba la actriz.
Entre el personaje de Sally Hawkins
Guillermo del Toro presenta su fábula romántica, «La forma del agua», que llega como favorita a los Oscar
Del Toro «Estoy asustado por la realidad que nos acecha. De ese concepto nace la idea de la película»
y el anfibio al que dota de alma Doug Jones se establece una fuerte conexión, pero el mundo real no es un lugar seguro para un amor de estas características. «Estoy asustado por la realidad que nos acecha. El cúmulo de atrocidades y la normalización de esas atrocidades lleva el discurso a un punto que me rebasa. De ese concepto nace la película. La idea de regresar a un tiempo en que los americanos tenían imaginación, cuando se les decía: “Vamos a hacer América Grande de nuevo”... Igual que ahora», dice sonriendo.
En Canadá, donde reside el cineasta, nos aseguró que siente la «descomposición» de EE.UU. «Trump es como un cáncer, tenemos un tumor que ha estado gestándose durante mucho tiempo. A nivel humano, sin divisiones territoriales, se armaría un desmadre los primeros diez años, pero el mundo sería mejor. Este filme es una consecuencia de los tiempos que vivimos. El nacionalismo está hecho de palabras que suenan muy bien, pero son inalcanzables, como la Tierra madre, la madre patria, el heroísmo... Se inventan para controlar»