Perfectos conocidos
Esta es la quinta reseña en pocos meses de una película que si fuera un chiste empezaría: «Van cinco amigos y se juntan en una velada que enseguida se convierte en una tormenta perfecta». Todo empieza en plan amable pero el temporal arrecia pronto con una lluvia de acusaciones, revelaciones, adulterios y cambios de pareja… Un formato que se antoja antiguo y, desde luego, teatral, este de concentrar conflictos larvados durante años en una unidad de tiempo y espacio perfectamente escénica.
Iba a decir que a lo que más se parecería esto ahora sería a un «reality» pero ya me he desahogado bastante y «The Party» no se lo merece. Es el título más asequible de Sally Potter, que empezó haciendo cine feminista de alta teoría, consiguió adaptar a la Woolf en «Orlando» y luego… se distinguió sobre todo por su oído para seleccionar la música de sus películas. Aquí su buen oído se amplía para escribir unos diálogos cortantes y brillantes. No vale la pena caer en el spoiler, sólo aventurar que tenemos, seguro, permiso de Potter para reirnos más de una vez de tanta desdicha junta hasta el maravilloso climax final, un gag perfecto: Oscar Wilde lo hacía mejor pero en esta era de «posthumor» aún sorprende la eficacia de la inteligencia para deconstruir un cierto grupo social.