ABC (1ª Edición)

Egipto explotará las termas de Moisés con un resort

El Ministerio de Turismo busca atraer nuevos visitantes rehabilita­ndo unas fuentes considerad­as sagradas para los hebreos

- Prever, Suponer bien. v. tr. CÉSAR CERVERA

El turismo en Egipto, congelado por el terrorismo islámico tras la llamada Primavera Árabe, busca desesperad­amente nuevas fórmulas para resucitar la gallina de los huevos de oro. Incluso, recurriend­o a lugares considerad­os sagrados para cristianos y judíos. El Ministerio de Antigüedad­es y de Turismo quieren convertir en un nuevo destino para los extranjero­s el manantial que salvó la vida al pueblo judío durante su viaje por el desierto.

Según el relato de la Biblia, en su éxodo hacia la tierra prometida Moisés encontró un manantial salado en el desierto del noreste de Egipto cuya agua convirtió en dulce para beberla. Dios le dijo al profeta que cortara una rama del denominado «árbol sagrado» para meterla en el pozo y así lograr agua potable. Un pozo con el que tiempo después se toparían María y José, con Jesús en brazos, cuando huyeron de Herodes.

Tras el olvido

Las termas de Moisés, compuestas por siete fuentes donde el agua se dice que tiene efectos terapéutic­os, se construyó en tiempos bizantinos sobre los manantiale­s citados en la Biblia. Un refugio para los diplomátic­os extranjero­s hasta comienzos del siglo XX, cuando el olvido y las duras condicione­s del desiertos terminaron por ocultar la estructura. Las termas, cuyas profundida­des oscilan entre los seis y ocho metros, fueron abandonada­s y cubiertas de arena sin más.

El Ministerio de Antigüedad­es y de Turismo quieren ahora concluir una ambiciosa rehabilita­ción para atraer a peregrinos judíos y cristianos. Todo ello, en un lugar que ha reducido el número de turistas al ritmo en el que se caldeaba la situación política y las tensiones religiosas del país.

Con esto, la primera fase del proyecto de rehabilita­ción comenzó a finales de 2015, sin tener aún una fecha de inicio la segunda etapa del resort. Falta por pavimentar los caminos y establecer bazares, cafeterías, restaurant­es y toda clase de alicientes para los turistas que quieran visitar el manantial. El coste final de las obras rondará los ocho millones de libras egipcias, unos asequibles 360.000 euros.

La población local espera, entre bostezos y arena, que el proyecto se concluya de una vez. Tal que se obre hoy el milagro de multiplica­r los peregrinos y los ingresos... «Ya no hay apenas turistas», reconoce a Efe Soraya Ahmed, dueña de una de las tiendas de la zona, que anima a los extranjero­s a regresar ahora que «la guerra está lejos».

Pero lo cierto es que no tanto. La filial egipcia de Daesh opera en el centro y norte de la península del Sinaí, a unos 200 kilómetros de las termas. Mientras el Gobierno trata de rehabilita­r estos puntos turísticos, también aúna esfuerzos militares para expulsar a los terrorista­s del país y recuperar su gran baza económica.

Tras alcanzar en 2010 el récord de turistas, con 14 millones, el sector entró a partir de entonces en la mayor crisis de su historia con una caída hasta los 5,3 millones debido a la prohibició­n de viajar lanzada en numerosos países. 2017 supuso el punto de inflexión, con un incremento del 55 por ciento, al que Egipto quiere agarrarse.

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EFE Las termas (arriba) están en Ras Sadr, en la península del Sinaí
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