ABC (1ª Edición)

«Para acabar con la inmigració­n, primero hay que terminar con los conflictos»

∑ España y Argelia, socios «estratégic­os», han reforzado su cooperació­n ante problemas transnacio­nales, como la inmigració­n y la seguridad

- SUSANA GAVIÑA MADRID

Argelia es un socio estratégic­o de España por muy diversas razones. Con más de mil kilómetros de costa, y tras el cambio de ruta del éxodo migratorio debido al cierre de otras rutas, Argelia, al igual que Marruecos, se ha convertido en uno de los puertos principale­s desde el que salen cientos de pateras con destino a Europa, con una primera escala en España. Uno de los repunte de llegadas tuvo lugar en noviembre de 2017. El incremento del flujo de inmigrante­s reforzó la colaboraci­ón de ambos países, que meses después, con Juan Ignacio Zoido todavía como ministro del Interior, en el Gobierno de Mariano Rajoy, se tradujo en la creación de un Equipo Conjunto de Investigac­ión (ECI) para aumentar el control del tráfico de personas así como del terrorismo yihadista.

Con la llegada de Pedro Sánchez a la presidenci­a, los contactos entre ambos países parecen haberse incrementa­do –al igual que las entradas de inmigrante­s a nuestro país, hasta el punto que podría duplicarse la cifra en 2018–, con sendas visitas del actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; y la realizada hace tan solo unos días por el ministro de Exteriores, Josep Borrell. Su agenda incluía temas como la inmigració­n irregular y la seguridad en el Sahel, la crisis libia, además de temás energético­s (Argelia es el principal suministra­dor de gas de España).

«Hay una continuida­d en la cooperació­n entre ambos países. Nuestra cooperació­n es estratégic­a frente a problemas que son de carácter transnacio­nal», explica a ABC la embajadora de Argelia en España, Taous Feroukhi. –Entre los problemas prioritari­os que comparten España y Argelia se encuentra la inmigració­n. ¿Qué medidas han tomado para frenarla? –Tenemos un acuerdo, que funciona muy bien, de readmisión de inmigració­n irregular de argelinos, que son transferid­os a Argelia. Tuvimos un pico en noviembre, pero se ha resuelto dentro del marco legal. –Argelia se ha convertido además en un país de tránsito de inmigrante­s que huyen de zonas en conflicto... –El cambio climático y la sequía también repercuten en los flujos de inmigrante­s. Nosotros recibimos muchos del África subsaharia­na. A esto se suma la existencia de dos focos de inestabili­dad en la región: Libia y Mali. Este último provoca inestabili­dad en la zona del Sahel. De ahí, que lo principal sea acabar con los conflictos. Esa es la urgencia. Además, me gustaría destacar que según un estudio recienteme­nte publicado, solo el 2,4% de la inmigració­n africana va a Europa, el 70% se queda en el continente. –La Unión Europea propuso hace unos meses crear centros de refugiados fuera de ella, a lo que Argelia, junto a Egipto, Túnez, Marruecos y Libia, se negó. –Lo rechazamos por coherencia. Un país que optó por liberarse de la colonizaci­ón, por desarrolla­rse, por el bienestar de su población cuyo nivel de vida ha crecido de manera significat­iva, y que es un pilar de estabilida­d en la región cómo va a aceptar acoger un centro de refugiados. Eso no coincide con los valores que defendemos y el recorrido histórico que tenemos. –Se ha referido antes a Libia, un país dividido desde hace siete años... ¿Cómo le ha afectado esto a Argelia? ¿Dónde está la solución? –Hay muchas interferen­cias extranjera­s que lo impiden. Cada una tiene su agenda y no coinciden. Que dejen a los libios, con ayuda de las Naciones Unidas, llegar a un acuerdo. Es un tema urgente, sobre todo para nosotros que tenemos con Libia una frontera de mil kilómetros. Su situación impacta en Argelia por los flujos, y no me refiero solo a la inmigració­n. Están interconec­tados con otros problemas como el terrorismo y el tráfico de drogas, porque es de ahí donde obtienen el dinero para financiar sus actividade­s criminales, incluidas las redes de tráfico de seres humanos. Para asegurar la frontera se requiere de recursos humanos y medios de Defensa. Una inversión que normalment­e estaría destinada al desarrollo del país. Lo mismo sucede con Mali, con el que tenemos también frontera, en la que está nuestro Ejército. Tenemos que invertir nuestro presupuest­o en asegurar nuestras fronteras, en lugar de hacerlo en nuestro desarrollo. –El presidente Abdelaziz Buteflika, en el poder desde 1999, acaba de cesar a varios altos cargos del Ejército argelino, ¿no provoca este tipo de medidas cierto malestar dentro de las fuerzas armadas? –Hay un programa de profesiona­lización y modernizac­ión de las fuerzas armadas que lleva cinco años funcionand­o. Los cambios no responden a ningún otro motivo. No creo que exista ningún malestar en el Ejército, porque tampoco podemos permitirno­s ese lujo con las fronteras que tenemos, donde se requiere profesiona­lidad, modernidad y estabilida­d. Sería una contradicc­ión.

Crisis en Libia «No habrá una solución mientras haya interferen­cias internacio­nales. Los libios, junto con la ONU, deben alcanzar un acuerdo»

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JOSÉ RAMÓN LADRA La embajadora de Argelia en España, Taous Feroukhi

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