ABC (1ª Edición)

Irvine Welsh regresa a la mugre y la furia de su Edimburgo

∑ El autor ahonda en las consecuenc­ias de la obsesión con «Un polvo en condicione­s»

- DAVID MORÁN BARCELONA

Explica Irvine Welsh (Leith, Edimburgo, 1958) que cuando las cosas empiezan a desmadrars­e para alguno de sus personajes y el sexo, la droga y, en fin, la furia y la mugre campan a sus anchas por la página en blanco, no puede evitar pensar en su madre. «Siempre me digo que ella va a leer esto y me entra un poco de pánico», asegura. Porque, en efecto, hasta el temible y procaz autor de «Trainspott­ing», el gran cronista de las más bajas pasiones de los bajos (y no tan bajos) fondos, tiene una madre que, además de leer, también emite sus propios veredictos sobre las novelas de su hijo. «El libro que no le acabó de gustar fue el de “La vida sexual de las gemelas siamesas”. Me dijo que había demasiado sexo lésbico», detalla Welsh.

Quizá por eso el escritor ha dado un volantazo y, después de viajar con aquella novela a la «suave cultura visual» de Miami, regresa con «Un polvo en condicione­s» (Anagrama) a su Edimburgo natal para narrar las escandalos­as desventura­s de Juice Terry Lawson, un taxista adicto al sexo que ya apareció en las páginas de «Cola» y «Porno», en vísperas de la llegada del huracán Ophelia a tierras escocesas. «No sé si se puede sentir pena por un huracán, pero nadie se lo tomó muy en serio», recuerda el escritor.

Tampoco sus personajes, los mismos a los que Welsh da vida brincando constantem­ente del teclado a la mesa de mezclas de su equipo de música, se toman demasiado en serio nada que no tenga que ver con la juerga, el encame y el desmelene. «Cada vez tenemos un comportami­ento más obsesivo compulsivo que es resultado del capitalism­o consumista en el que vivimos», subraya Welsh. Sus novelas, de hecho, siempre han basculado entre el realismo más despiadado y una crítica social servida a dentellada­s y carcajadas. «A medida que los salarios van encogiendo hay una publicidad más frenética y consumimos más de todo: drogas, sexo, productos, series en Netflix… Vivimos en una especie de zoo disfuncion­al en el que todos somos como hámsters que hacen girar la rueda», relata. La obsesión, queda claro, es uno de los motores de «Un polvo en condicione­s», novela con la que el escocés quiso tomar el pulso a su ciudad después del referéndum por la independen­cia de 2014. ««Era el momento adecuado», relativiza. Y adecuado le parecería también que alguien decidiese escribir sobre lo ocurrido en Cataluña en vísperas del 1-O. «Sería un entorno estupendo para una de las historias, porque sucedieron cosas peculiares... Hay mucho material al mismo tiempo cómico y dramático», relata.

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EFE Irvine Welsh, fotografia­do a su paso por Barcelona

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