ABC (1ª Edición)

El último armario por abrir

El fútbol, anclado en los cánticos homófobos, arrastra el tabú de la orientació­n sexual de los jugadores

- CARLOS TRISTÁN MADRID

Míchel en los ochenta, Guardiola en los noventa, Guti en el cambio de siglo y Cristiano en la actualidad. Todos ellos tienen en común que, junto a otros muchos jugadores, han sufrido cánticos homófobos sobre los terrenos de juego. Al mismo tiempo, ninguno de ellos sabe lo que es vivir que un futbolista profesiona­l en España decida salir del armario estando en activo. Y es que como dice Rubén López, responsabl­e de deportes de la FELGTB, «el fútbol es todavía uno de los grandes reductos donde la homofobia sigue instalada».

Héctor Bellerín, jugador español del Arsenal inglés, fue claro recienteme­nte: «Es imposible que un futbolista se declare homosexual». El tabú en este deporte resulta evidente si se echa un vistazo global al panorama en España: más de veinte jugadores por equipo con un total de 42 clubes entre Primera y Segunda. Casi mil profesiona­les entre los que no existe, oficialmen­te, ningún gay. «Esto implica dos cosas: o que los homosexual­es no pueden llegar a ser profesiona­les o que no se atreven a salir del armario», dice López.

Tal y como denuncian diversas asociacion­es, en España no existe el clima adecuado para que un futbolista decida dar el paso. «En otros países como Alemania, Reino Unido o los países nórdicos, tanto los clubes como las autoridade­s deportivas llevan años trabajando en este tema: crear un ambiente seguro para que las personas puedan vivir libremente su orientació­n sexual. En España esto no sucede», cuenta Paco Ramírez, director del Observator­io Español contra la LGBTfobia.

Si bien en los últimos años se han reducido, los cánticos homófobos han sido una constante en los estadios españoles durante años. Actualment­e siguen sin erradicars­e del todo por una falta de sensibiliz­ación: «Se tendría que hablar de la homofobia como se habla del racismo. En España, 20.000 personas cantan ‘maricón’ a Cristiano Ronaldo y no lo denuncia el árbitro, ni lo dice el jugador, ni se escandaliz­a nadie. La sensibiliz­ación es nula», afirma López.

Desde distintas organizaci­ones llevan años moviéndose para conciencia­r de la importanci­a de acabar con la homofobia en el fútbol. Sin embargo, la realidad con la que se han encontrado tiene más puertas cerradas de las que cabría esperarse. «En nuestro país solo se involucran equipos pequeños y medianos. Por parte de otros clubes nos encontramo­s con una negativa total. El Real Madrid nos dice que no colabora en este tipo de cosas, que ya ayudan en temas como el cán- cer y que esto no les interesa. Otros como el Barcelona tienen bastante hipocresía: hacen loas a la diversidad, pero cuando ocurren episodios homófobos por parte de su afición no lo denuncian ni hacen nada», cuenta Ramírez.

Rubén López también critica esta falta de apoyos: «Hacen falta campañas por parte de todo el mundo. El Consejo Superior de Deportes debería implicarse más en temas de sensibiliz­ación. La Liga niega que exista el problema. Una iniciativa como eran los cordones arcoíris fue muy difícil de sacar adelante. Se atrevió el Rayo Vallecano, pero el Real Madrid y el Atlético se negaron a participar. La sensibiliz­ación sigue siendo muy baja».

Uno de los temas más controvert­idos es el de la supuesta existencia de cláusulas en los contratos que impedirían a sus firmantes expresar su orientació­n sexual: «No me extrañaría que fuera verdad. Hay muchos seguidores de la Liga española que son árabes, y si se produjera un caso de este tipo no se cómo reaccionar­ían», dice Ramírez. Rubén López también afirma que, a pesar de que no existe constancia de ello, sí que hay rumores: «Siempre se ha oído eso, pero no deja de ser un “a mí me han dicho que”. No hay pruebas, y si las hubiera, sería totalmente denunciabl­e».

Camino a una solución

Todos coinciden en que del mismo modo que hace años se inició una lucha contra el racismo, se debería hacer lo mismo ahora para acabar con la homofobia. «Hay que crear un clima adecuado por parte de los clubes, que pueden hacer mucho más, y las autoridade­s deportivas, que han hecho muy poco por fomentar el respeto hacia la diversidad. La RFEF no ha estado a la altura: nunca se ha reunido con nosotros, ni el anterior presidente ni el actual. No nos responden», comenta Ramírez.

«La raíz del problema es que existe miedo a que no se acepte la orientació­n sexual y miedo a la reacción de la grada», dice López. «En otro trabajo sería inaceptabl­e recibir insultos homófobos, pero en el fútbol nadie dice nada; y eso que está sancionado por la ley del deporte. Que te llamen ‘maricón’ está penado en cualquier sitio», añade. «Todo aquello que se sale de los roles de género tradiciona­les es criticado. Ayudaría que un futbolista confesara que es gay, pero ahora mismo existe demasiada homofobia», sentencia Ramírez.

Siendo esta la desagradab­le realidad en España y en el fútbol masculino en general, cabe imaginar que solo cuando se dé un paso adelante entre todos se podrá avanzar en la misma dirección, la que lleva a un fútbol libre de homofobia.

Rubén López, FELGTB «El fútbol es todavía uno de los grandes reductos donde la homofobia continúa instalada»

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ABC Una pintada en apoyo a la visibilida­d en el fútbol en el estadio del equipo alemán St. Pauli

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