El plano del Sebin desmonta la versión de Caracas sobre la muerte del concejal
∑Los baños y la sala de espera no tienen ventanas ni acceso al exterior ∑La autopsia de Albán fue realizada por un funcionario y no por un forense
El «médico comunitario» no tenía experiencia Arnoldo Pérez estudió solo dos años para ser médico y fue quien realizó la autopsia. Comenzó a trabajar según su ficha en la Seguridad Social el mes pasado
Otras dos personas han muerto en el Sebin El preso político Rodolfo González y el concejal de Apure, Carlos Andrés García, también murieron en el Sebin, uno por suicidio y otro por un ictus no atendido
Mientras el Gobierno de Nicolás Maduro lleve a cabo las pesquisas sobre el supuesto «suicidio» del concejal del área Metropolitana de Caracas, Fernando Albán, ocurrido el pasado lunes 8 de octubre, será imposible esclarecer las verdaderas causas de su muerte. Ayer varios periodistas venezolanos tuvieron acceso al plano del edificio del Sebin en la sede de Plaza Venezuela (Caracas), que al parecer fue filtrado por los mismos funcionarios del Servicio de Inteligencia, donde se evidencia claramente que la versión oficial de los hechos fue manipulada para ocultar lo que a todas luces aparenta ser un asesinato.
Dos horas después de que el concejal del partido político Primero Justicia fuera hallado sin vida en la planta baja del edificio y sin ninguna investigación en curso, el fiscal general Tarek William Saab informó que Albán «solicitó ir al baño y estando allí se lanzó al vacío desde el piso 10». En el plano del edificio se muestra que los baños están ubicados en la parte central del piso y que no hay ventanas ni salidas al exterior. Tampoco cumple estas características la sala de espera señalada en la versión del ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, quien aseguró que «en el momento que el detenido iba a ser trasladado al tribunal, encontrándose en la sala de espera del Sebin, se lanzó por una ventana de las instalaciones cayendo al vacío, ocasionándole la muerte».
Ante tantas incongruencias en el transcurrir de los hechos, la Asamblea Nacional opositora ha exigido una investigación transparente e independiente que responda con certeza las causas del fallecimiento. También lo ha solicitado la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, que a su vez recordó que la Constitución de Venezuela declara que «el Estado protegerá la vida de las personas que se encuentran privadas de libertad».
Autopsia negligente
La muerte de Fernando Albán está plagada de incógnitas: ¿cómo puede un preso movilizarse sin custodia? o ¿cómo se lanza por unas ventanas que solo abren 30 grados? Sergio Contreras, preso político que ya fue liberado, afirmó en un tuit: «Fui preso de la dictadura de Nicolás Maduro, yo sé que jamás me permitieron ir al baño sin estar custodiado por los menos por dos funcionarios armados, con lo cual no tengo la menor duda que lo que sucedió con el concejal no es otra cosa que un crimen de lesa humanidad».
La autopsia también tiene signos de haber sido confeccionada a la medida del régimen chavista, quienes no se ocuparon de preservar la vida del dirigente político mientras estaba detenido en el Sebin. La diputada opositora, Delsa Solorzano, dijo a ABC que quien firma el acta de defunción de Albán es un médico comunitario –una especie de estudio creado por el Gobierno que solo dura dos años– cuando el que debe practicar la autopsia debe ser un anatomopatólogo forense. «Arnoldo Pérez fue contratado a penas el 1 de septiembre de este año según su ficha de la Seguridad Social. Así que además de la preparación académica que debe tener para realizar la autopsia en un caso como este, debería ser totalmente independiente y no es ni una cosa ni la otra», comentó Solorzano. En su biografía de Twitter, Arnoldo Pérez se describe a sí mismo como «un servidor del pueblo» y «soldado de Chávez».
Muertes bajo custodia
No es la primera vez que muere un opositor detenido en manos del Gobierno venezolano en alguna de las 26 sedes del Sebin en toda Venezuela. El primero en «suicidarse» fue el piloto y preso político Rodolfo González (63), apodado «El aviador» por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, luego de ser detenido durante las protestas de 2014. Al venezolano lo hallaron muerto el 12 de marzo de 2015 en El Helicoide (la otra sede del Sebin en Caracas), tras ahorcarse en su
celda luego de conocer que sería trasladado a Yare, una cárcel común peligrosa.
A esa lista se le suma el opositor Carlos Andrés García (45), concejal de Guadualito en Apure, que murió el 17 de septiembre de 2017 luego de sufrir un ictus mientras se encontraba detenido en el Sebin de su Estado. Primero Justicia (partido político al que pertenecía) denunció que le fue negado la atención médica y que cuando se dispusieron a llevarlo al hospital «ya era muy tarde».
El Sebin, la checa de Maduro, es un centro de confinamiento de presos políticos, víctimas de torturas y maltratos crueles por el simple hecho de pensar diferente al Gobierno. Más de 250 presos entre políticos, universitarios, comisarios policiales, estudiantes y militares han sufrido en carne propia toda clase de torturas desde las clásicas como las descargas eléctricas, asfixia en agua, golpes, presiones, aislamiento y amenazas a familiares. Hasta bañarse en excrementos y orina y luego escuchar a todo volumen los cantos chavistas por la noche.
Uno de los primeros «conejillos de indias» fue Leopoldo López, fundador del partido Voluntad Popular, a quien tenían sometido en la cárcel militar de Ramo Verde, a toda clase de vejaciones pero la peor fue con los excrementos y orina que los carceleros le lanzaban a su celda para doblegar su voluntad. Su compañero de celda y de protestas, Daniel Ceballos, exalcalde de San Cristóbal, también recibió su buena dosis de heces y orina, durante el encarcelamiento en la cárcel militar.