ABC (1ª Edición)

Bélgica enfría el «conflicto diplomátic­o» con España

∑ No convocará a la embajadora tras la intromisió­n de Flandes en el «procés»

- ENRIQUE SERBETO/ÀLEX GUBERN BRUSELAS/BARCELONA

El Gobierno belga ha desoído las peticiones de los líderes nacionalis­tas flamencos para que respondier­a a la decisión del Gobierno español de retirar el estatus diplomátic­o al delegado del Gobierno regional flamenco en España, André Hebbelinck. El ministro-presidente de la región de Flandes, Geert Bourgeois, le había pedido al ministro de Relaciones Exteriores belga, Didier Reynders, que convocase a la embajadora de España Beatriz Larrotcha, pero un portavoz del ministerio de Exteriores belga respondió que Reynders no tenía intención de dar este paso, que agravaría las tensiones entre los dos países y entre las dos comunidade­s que forman Bélgica.

También el primer ministro belga, Charles Michel, dijo que este era «un conflicto entre Flandes y España» y que el Gobierno federal que él preside no entraría en la discusión ni tomaría medidas de represalia.

En un debate celebrado ayer en el Parlamento regional flamenco, Bourgeois (que milita en el partido independen­tista flamenco N-VA) insisitó en que Reynders debería hacer llegar a su homólogo español, Josep Borrell, lecciones sobre los principios de la libertad de expresión y la separación de poderes. Puesto que no había convencido a su ministro de Exteriores, el presidente flamenco anunció que había invitado a reunirse con él a la embajadora de España, pero que según sus noticias ayer no le había podido atender porque al parecer «estaba fuera de Bruselas».

Demanda de reunión

Fuentes diplomátic­as recordaron lo más evidente de este tipo de gestiones, que es que los embajadore­s responden ante el ministerio de Asuntos Exteriores y no ante las autoridade­s regionales. La petición de celebrar esta reunión seguía ayer en el aire, aunque ninguna fuente española confirmó si se llevaría a cabo.

Muchos de los diputados flamencos aplaudiero­n los comentario­s de Bourgeois en defensa del presidente de la cámara, Jan Peumans (también independen­tista flamenco), que ha sido el causante de este incidente diplomátic­o al expresar desde su puesto y en reiteradas ocasiones que España «no cumple las condicione­s democrátic­as para ser miembro de la UE».

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, convocó el martes por tercera vez desde el inicio de esta polémica al embajador belga en Madrid para pedir explicacio­nes por las continuada­s «descalific­aciones» de Peumans. «Hemos advertido tres veces, y a la tercera va la vencida», afimó ayer Borrell al explicar la retirada de credencial­es y subrayar que Peumans habló desde su responsabi­lidad institucio­nal y no a título personal. Borrell no quiso quitar importanci­a al asunto y no dudo en calificar el incidente de «conflicto diotros plomático». El primer ministro belga rebajó el incidente y negó que existiese tal «conflicto». En Bélgica existen representa­ciones de todas las comunidade­s autónomas y de regiones de países europeos, pero no cuentan con estatus diplomátic­o.

Torra: el Rey, un «hooligan»

En la Generalita­t, el «conflicto diplomátic­o» prácticame­nte se celebró como si se tratase de una victoria, la confirmaci­ón de su pretendida desde hace años internacio­nalización del proceso catalán. Sin aliados de peso, obligados a buscar el apoyo de fuerzas extremista­s, el encontrona­zo a propósito de la intromisió­n del gobierno de Flandes es de hecho la única baza de la que puede presumir la consejería de Exteriores de Ernest Maragall.

Este departamen­to emitió de inmediato una nota consideran­do que «la decisión del gobierno español es contraria al principio de respeto al derecho de los ciudadadan­os y sus representa­ntes electos a expresar su opinión libremente». Sirviéndos­e de lo sucedido como palanca propagandí­stica, la Generalita­t anunció que «seguirá trabajando para fortalecer las relaciones con el gobierno de Flandes», a la vez que manifestó su «determinac­ión a seguir consolidan­do y ampliando las relaciones con el gobierno belga, así como todos los gobiernos e institucio­nes europeas».

El incidente diplomátic­o coincide ayer con el enésimo intento del ejecutivo catalán de llevar el «procés» más allá de las fronteras españolas. El presidente Quim Torra pronunció una conferenci­a en el Global Studies Institute de Ginebra (Suiza), donde planteó la necesidad de que se produzca una mediación internacio­nal para resolver el conflicto catalán, una mediación precisamen­te que Puigdemont arguyó como excusa para dejar en suspenso la declaració­n de independen-

cia del 10 de octubre de 2017, y que luego se demostró inexistent­e. En su conferenci­a, Torra calificó al Rey Don Felipe de «hooligan».

Cesado el cónsul de Grecia

Por otra parte, el cónsul general honorario de Grecia en Barcelona, el empresario y arquitecto Fernando Turró, ha sido destituido a petición del Ministerio de Asuntos Exteriores por «agravios a la bandera de España», según informó ayer el ministro Borrell en su comparecen­cia ante la comisión mixta de la Unión Europea del Congreso. El cónsul Turró habría acudido a «varios actos que no son propios» de la condición diplomátic­a, como participar en una manifestac­ión con motivo de la Diada luciendo símbolos independen­tistas, como una camiseta con la «estelada».

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AFP El primer ministro belga, Charles Michel, ayer en Bruselas

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