ABC (1ª Edición)

China califica el paso como «un gran error»

Pekín desarrolla sus propios misiles de alcance medio con cabeza nuclear

- PABLO M. DÍEZ CORRESPONS­AL EN PEKÍN

En plena guerra comercial, el presidente Trump ha abierto otro frente más con China al anunciar su plan para retirarse del tratado que EE.UU. suscribió en 1987 con la extinta Unión Soviética para eliminar y prohibir los misiles nucleares de rango intermedio. Aunque la Casa Blanca justifica esta controvert­ida decisión argumentan­do que Moscú lleva años incumplien­do el acuerdo, parece que su objetivo no apunta al Kremlin, sino al autoritari­o régimen de Pekín.

Dentro de su ascenso como superpoten­cia gracias a su crecimient­o económico, China ha desarrolla­do sus propios misiles nucleares de alcance medio para disputarle a EE.UU. la hegemonía en el Océano Pacífico, o al menos no estar a merced de sus portaavion­es. Su arsenal apunta a las llamadas «primera y segunda cadena de islas». Mientras la primera la componen Japón, Taiwán y Filipinas (todos aliados de EE.UU.), la segunda llegaría hasta la base militar de Guam, donde Washington tiene una de sus bases más importante­s en el Pacífico.

Ante estos proyectile­s, comúnmente llamados «mata-portaavion­es», la Casa Blanca no puede hacer nada porque tiene las manos atadas en virtud de su tratado de hace tres décadas con Moscú, por el que ambas partes renunciaro­n a sus miles balísticos y de crucero con un radio de entre 500 y 5.500 kilómetros. Como China está libre de esa restricció­n, Trump persigue ahora cancelar el acuerdo con Rusia para dotarse de cohetes intermedio­s con los que hacer frente a una hipotética amenaza de Pekín.

«Quiero recalcar que es complement­e erróneo usar a China como excusa para salirse del tratado», criticó ayer la portavoz de Exteriores, Hua Chunying, según informa Bloomberg. Confiando en que ambos países «mantengan durante años los logros tan difícilmen­te alcanzados» y en que «aborden prudenteme­nte y a través del diálogo los asuntos relacionad­os con el tratado», recomendó a Trump que «se lo piense dos veces» antes de romper al acuerdo.

Como es lógico, Pekín teme que el presidente estadounid­ense vuelva a dotarse de misiles nucleares intermedio­s –lo que supondría una seria amenaza– o que se libre del veto vigente desde 1987 para presionar en pos de un nuevo tratado que incluya no solo a Rusia, sino también a China. En previsión de que algo así pueda ocurrir y se vea obligada a renunciar a sus misiles intermedio­s, el régimen comunista lleva años desarrolla­ndo el H-20.

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