Más de 30 millones de euros en destrozos por el aguacero
Unos 5.600 vecinos afectados tratan de recuperar la normalidad tras los devastadores efectos de unos registros inéditos en la provincia
Los 85 miembros de la UME desplegados ayudaron en el achique de agua y la retirada de lodo
El suministro de agua potable sufrió restricciones durante toda la riada en el municipio de Campillos
Málaga amaneció ayer bañada por un sol radiante que hacía difícil imaginarse lo que apenas 24 horas antes había ocurrido. Pasado el terrible temporal en el que se desplomó el cielo dejando cotas de lluvia absolutamente históricas, los vecinos de los treinta municipios afectados por las riadas e inundaciones iban tratando poco a poco de volver a la normalidad.
La noche había sido larga, como reconocían a ABC los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), desplazados a la zona para ayudar en las tareas de achique de agua, retirada de lodos, escombros y vehículos arrastrados. No habían dormido apenas y en localidades como Campillos, convertida en la «zona cero» de la tragedia, se afanaban por devolver una cierta tranquilidad a las calles con la ayuda de los vecinos, que reconocen que los recibieron con esperanza, pese a que ya contaban con la ayuda de los servicios de Emergencias o el Infoca.
Fue ese el pueblo donde murió José Gil, el bombero de 43 años arrastrado por la corriente siete kilómetros, que perdió la vida cuando iba a ayudar a otro coche atrapado. Ayer fue enterrado en Antequera, para comenzar a pasar esta negra página que deja cifras de escalofrío. E históricas. El cielo descargó en Campillos casi 400 litros en 12 horas entre la noche del sábado y el domingo. Pero el domingo las lluvias siguieron extendiendo el caos por toda la provincia andaluza. Rescates en helicóptero, ríos desbordados e incidencias se sucedían ante las dificultades de las autoridades para atender tantos avisos.
Ayer los niños no fueron a clase en los municipios de Montejaque ni Benaoján, pero tampoco en Campillos, donde la UME se afanaba por dejar el instituto practicable para la enseñanza lo antes posible. Los centros educativos estuvieron en el epicentro de la debacle, como la Jefatura de la Policía Local, el juzgado de paz, el consultorio médico o el pabellón deportivo. «No sabemos cuándo podremos tener el centro en condiciones para dar clases», explicaban desde la dirección del colegio La Milagrosa de Campillos. Los servicios públicos no se pudieron prestar el día después del diluvio, por encontrarse en plenas labores de retirada del barro. «Esperamos que a partir de mañana podamos atender a los pacientes con normalidad», aseguraban en el Área sanitaria Norte de Málaga sobre la operatividad del centro de salud.
Sin agua y sin médico
En Campillos se reanudó ayer el suministro de agua potable con camiones cisterna. Los servicios de Emergencias y la UME trataban de buscar fórmulas de abastecimiento al estar acabándose las reservas de los hidrantes sobre el mediodía de ayer.
Pero no fueron sólo las comarcas de Antequera y Ronda las afectadas. La tromba se fue desplazando el día 21 a la Costa del Sol. Sobre todo hacia Estepona, que también pasó la noche de ayer tratando de limpiar el desaguisado. Su Ayuntamiento ordenó
la suspensión de las clases durante el día de ayer para poder recomponer a la ciudad tras el desastre. El domingo quedaron atrapadas 2.000 personas en la urbanización Forest Hills, hasta que el Consistorio, en coordinación con Emergencias, pudo habilitar una vía alternativa para darles salida.
Junto a las labores de limpieza, ayer era el primer día para ir haciendo cuentas de daños. En Málaga se reunían representantes de la Subdelegación del Gobierno, la Junta de Andalucía, la Diputación y los municipios afectados para ir haciendo una primera aproximación. El Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía y Empresa, ha estimado inicialmente unos daños de 30 millones de euros. Una cifra inicial que corresponde solo a los bienes asegurados.
Zona catastrófica
«Eso no es nada. Aquí hay medio pueblo afectado», aseguraban en el Ayuntamiento de Campillos, cuyo pleno, al igual que el de la vecina localidad de Teba, ha pedido ya la declaración de «zona catastrófica». Los datos oficiales del Gobierno calculan que se podrían superar las 5.600 solicitudes de indemnización. 4.500 serían de viviendas, comercios, oficinas o instalaciones anegadas. Sobre unas 600 corresponderían a vehículos. En la mañana de ayer se recibieron ya las primeras 259 solicitudes, de las que 89 corresponden a Campillos, 57 a Estepona, 37 a Ronda y 23 a Antequera. «Aquí mucha gente no tiene seguro. Es una zona de crecida del arroyo y las compañías no aseguran las construcciones», aseguraba a este periódico un grupo de vecinos en Campillos. El Consistorio reconocía que la principal zona afectada del municipio es un barrio habitado por personas de bajo poder adquisitivo y que, por esa razón, no tienen aseguradas las casas donde residían. A las cifras finales habrá que sumar los cuatro millones de euros que la Diputación de Málaga ha cuantificado daños en su red de carreteras, muchas de las cuales seguían cerradas ayer.
Paquete de medidas
Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que el Consejo de Ministros que se celebrará este viernes en Sevilla aprobará un paquete de medidas para ayudar a los afectados. No concretó más ni dio cifras. El PP anunció una proposición no de ley para agilizar los trámites de la «zona catastrófica».
Pero, ¿hay manera de al menos minimizar los daños de una explosión meteorológica así? Hay quien piensa que sí. La organización agraria Asaja Málaga volvió a denunciar ayer «la falta de limpieza en algunos cauces de ríos». Una labor, competencia de la Junta de Andalucía, que ha tenido, a su juicio, «nefastas consecuencias». Según esta entidad, el fenómeno de Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) no hubiera sido tan devastador con los cauces en buenas condiciones. Asaja recalcó «la buena noticia» que deja el fenómeno: 80 hectómetros cúbicos que llenan pantanos.