ABC (1ª Edición)

Trump anula toda posibilida­d de que una persona cambie de género durante su vida

La Administra­ción estadounid­ense aviva su cruzada contra los transexual­es

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

El votante conservado­r de Estados Unidos atribuye a Donald Trump el valor de haber devuelto a Dios a la Casa Blanca. Lo esperable para un donjuán, criado en Queens y hecho rico en Manhattan es que mantuviera una posición ideológica abierta al respeto a la libertad de orientació­n sexual. De hecho, durante su campaña presidenci­al, posó con una bandera arcoíris, reconoció al colectivo LGTB, aseguró que lo protegería y defendió el derecho de Caitlyn Jenner –la exatleta y estrella mediática transexual, que estuvo casada con la madre de las famosas hermanas Kardashian– de ir al baño que se correspond­e con el género con el que ella se identifica. Trump creó la expectativ­a como candidato republican­o de que, una vez en la Casa Blanca, no agitaría esta guerra identitari­a.

Como presidente, sin embargo, ha seguido el guión conservado­r y ha emprendido una cruzada normativa contra los transexual­es. El último ejemplo, y quizá el más agresivo, es el de limitar a efectos legales el género de cada persona a la asignación genital en el nacimiento. Según un artículo que adelantó «The New York Times», el Departamen­to de Salud y Servicios Sociales de EE.UU. (HHS, en sus siglas en inglés) se plantea una interpreta­ción del Título IX, la ley que prohíbe desde los años 70 la discrimina­ción por cuestión de género en la educación que recibe subsidios públicos, y que ahora dejaría afuera a los transexual­es.

Basado en la ciencia

Según el borrador de la propuesta al que ha tenido acceso el rotativo neoyorquin­o, el sexo de cada persona se definiría como «masculino o femenino, sin posibilida­d de cambio y determinad­o por los genitales con los que nace una persona». El texto exige una definición de género «en una base biológica que sea clara, basada en la ciencia, objetiva».

«El sexo registrado en el certificad­o de nacimiento constituir­á la prueba definitiva del género de una persona, a no ser que pueda ser refutado por pruebas genéticas comprobabl­es», añade. La idea es que esta definición de género se aplique no solo en la educación subsidiada, sino en departamen­tos como Salud, Trabajo o Justicia. Si sale adelante, la propuesta eliminará la protección legal por cuestiones de género, en el ámbito federal, de 1,4 millones de estadounid­enses que han cambiado de sexo, con o sin métodos quirúrgico­s.

Su primer impacto podría ser en dos propuestas legislativ­as que la Casa Blanca estudia en la actualidad: una sobre discrimina­ción sexual en colegios y universida­des estatales; y otra sobre programas sanitarios subsidiado­s.

En el centro de la cuestión está si la definición legal de «sexo» incluye también la «identidad de género». Para las corrientes más conservado­ras –con gran protagonis­mo en la Administra­ción Trump– la legislació­n sobre discrimina­ción sexual no alcanza a la identidad de género. Es una posición que defendió en 2016 un juez federal conservado­r sobre la interpreta­ción de una parte de la reforma sanitaria de Barack Obama. El poder legislativ­o, según este magistrado nombrado por George W. Bush, «no entiende que “sexo” incluya “identidad de género”». Una sentencia de 1998 del Tribunal Supremo aseguró que la discrimina­ción contra los transexual­es es discrimina­ción sexual.

De lo que no hay duda es de que cualquier impulso legislativ­o en el sentido que apunta la Administra­ción Trump provocará una batalla legal. Lo han anticipado las protestas que en los dos últimos días han llevado a cabo organizaci­ones a favor de los derechos civiles en Nueva York y Washington. «Tenemos la ley de nuestra parte, a la comunidad médica, la moral y la decencia», dijo Rea Carey, del National LGBTQ Task Force, en una protesta delante de la Casa Blanca. «Nadie me puede quitar mi dignidad, ni mi identidad, ni quién soy», proclamó Ruby Corrado, de la organizaci­ón Casa Ruby.

Medidas que frena la Justicia

La propuesta se alinea con otras posiciones de Trump desde su ascenso a la presidenci­a. El verano pasado, impulsó la expulsión de los transexual­es del Ejército, una medida que buscaba revertir la tomada por Obama, que ponía fin a la prohibició­n de tomar las armas para este colectivo. La expulsión está obstaculiz­ada en los tribunales y los transexual­es pueden servir a su país. Trump también rescindió la directiva que establecía que los estudiante­s de colegios públicos tenían derecho a usar el baño que quisieran y anuló otra orden de Justicia que impedía despedir a un transexual por este motivo.

Pretende que esta definición de género se aplique no solo en la educación subsidiada, sino también en departamen­tos como el de Salud, Trabajo o Justicia

Las leyes dejarían de proteger a unos 1,4 millones de estadounid­enses que han cambiado de sexo

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Manifestac­iones del colectivo LGTB ayer en Nueva York tras desvelarse los planes de TrumpREUTE­RS

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