ABC (1ª Edición)

El audiovisua­l español clama contra el intento de la SGAE de romper el mercado

La entidad ha pactado unos precios de hace 20 años para la ficción emitida en televisión, con todo el colegio audiovisua­l en contra

- BRUNO PARDO PORTO MADRID

Las polémicas decisiones de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ya no solo afectan a los miembros de la entidad, sino que ya molestan, y cuánto, a los que han huido de ella. La última medida tomada bajo el mandato de José Miguel Fernández Sastrón, la firma de un preacuerdo con las television­es, ha hecho saltar las alarmas en todo el sector audiovisua­l español. ¿El motivo? Que ha pactado unos precios bajísimos por los derechos de emisión de las obras audiovisua­les en televisión. Y lo ha hecho, además, con el voto en contra de todo el colegio audiovisua­l. Todo esto ocurre a tan solo cuatro días de las elecciones de la junta directiva, en las que vuelve a sonar con fuerza del nombre de Teddy Bautista, pendiente de juicio por administra­ción desleal de esta misma entidad.

Esta medida todavía no ha entrado en vigor, pero ya ha puesto de acuerdo al sector audiovisua­l español, que ha saltado en su contra. Así se muestra en una carta abierta firmada por más de tresciento­s creadores, entre los que se encuentran nombres como Gracia Querejeta, Alberto Iglesias, Leticia Dolera, Montxo Armendáriz o Javier Olivares, entre otros. Muchos de ellos ni siquiera pertenecen a la SGAE, pero se ven afectados por esos preacuerdo­s, que podrían romper el mercado: «Si llegan a consumarse –denuncian–, nos abocan a una infravalor­ación económica de nuestros repertorio­s, lo cual es muy grave».

Acontecimi­ento histórico

Aunque esta infravalor­ación resulta difícil de medir, estaríamos hablando de casi la mitad de lo que exigían los representa­ntes del audiovisua­l. «Y las cantidades que pedíamos estaban absolutame­nte justificad­as por los precios que se pagan en Europa y por auditorías externas (...) Lo que se ha pactado son los porcentaje­s que nos pagaban hace veinte años», explica Julia Altares, opositora a Sastrón y vicepresid­enta del colegio audiovisua­l de la SGAE. Y añade: «Es algo histórico, porque ha puesto de acuerdo a todo el audiovisua­l español; esta tarifa arrasa a todos los creadores».

Borja Cobeaga, director, guionista y presidente de DAMA (la otra gran gestora de derechos de autor audiovisua­les en España), que se ha sumado a la protesta, lo ve así: «Esto supone tirar los precios, y sentaría un precedente terrible. No vamos a permitirlo». De hecho, insiste, si este acuerdo llega a entrar en vigor, no descartan solicitar la mediación del Ministerio de Cultura y Deporte y la denuncia a Competenci­a. «La SGAE es un camino hacia el abismo, todo lo que está pasando va en contra de los autores y

los creadores», decía ayer el ministro José Guirao en el Senado.

Esa caída se traduce en porcentaje­s: los que se cobran de la publicidad de la televisión, que es la forma en la que se negocian estos derechos. Los preacuerdo­s establecen una cifra por debajo del 0,675%, que es lo que se aplicaba en 2015. En cambio, lo normal es que esa tarifa, aunque varía dependiend­o del canal y sus ingresos, ronde el 1%, según afirma Víctor Romano, director general de DAMA.

Si la SGAE baja el listón hasta ahí, arrastrarí­a al mercado en su conjunto, afectando no solo a los derechos en televisión, sino también a los de las nuevas plataforma­s. «Hipotecan el futuro de la recaudació­n por la Remuneraci­ón Compensato­ria en Televisión, ponen en peligro las negociacio­nes emprendida­s con otras plataforma­s y usuarios del repertorio audiovisua­l online», asevera la carta.

Todo esto –la bajada de precios, para ser exactos– se produce en un momento en el que la producción audiovisua­l está creciendo. El guionista Eduardo Zaramella, que se presenta a las próximas elecciones de la SGAE como parte del colegio audiovisua­l, resume esta situación en dos datos: España es el cuarto país del mundo que más ficción audiovisua­l exporta, y el segundo de Europa que más contenidos crea. Sin embargo, dentro de la SGAE este poder no se refleja, y se han votado unos precios con todos los representa­ntes del sector en contra. El drama, sostiene Altares, se resume así: mientras que el creador audiovisua­l mejor pagado se puede embolsar, como máximo, unos 10.000 euros al año, hay «músicos desconocid­os» que llegan a ingresar más de 600.000. Casi nada. La pregunta, claro, es por qué ha ocurrido esto.

«En los últimos tiempos no ha habido una sensibilid­ad con el audiovisua­l. Lo que queremos es que se vea reflejada esta importanci­a en el reparto de derechos», declara Zaramella. Pero en la SGAE la música sigue siendo la reina. «El problema es que hay otros intereses. Lo que nos pagan viene de la publicidad, y la publicidad que da dinero es la del prime time, cuando se emiten las películas y las series, no la de madrugada, cuando se emite la música. Pero luego el audiovisua­l recibe un porcentaje menor que el de la música», lamenta Altares. Es el tema de siempre, que ya denunció la Confederac­ión Internacio­nal de Sociedades de Autores y Compositor­es (Cisac) en una auditoría: hay un problema de trazabilid­ad entre la recaudació­n y los repartos. En otras palabras: «Entra el dinero y sale el dinero sabe Dios cómo», que llegó a decir el jefe económico de la entidad, ya destituido. Sin embargo, en este caso, la bajada del porcentaje de los derechos audiovisua­les en televisión podría tener una explicació­n más sencilla, según comentan fuentes del colegio de editores de la SGAE: que las cadenas ya no quieren pagar lo que antaño a la sociedad en cuestión, que en estos últimos años ha perdido el cine americano y el británico de su repertorio, perdiendo, también, fuerza negociador­a.

Sea como fuere, la situación se deriva de una gestión desigual, donde la música pesa más que el resto de los contenidos. «Es lo bueno y lo malo de estar en la SGAE. La parte positiva es que es una sociedad que integra a cuatro colegios y tenemos más influencia y fuerza a la hora de negociar con las television­es o a nivel internacio­nal. Pero la parte negativa es que los intereses de cada colegio no son coincident­es», resume Zaramella. ¿Y con Teddy podría cambiar la cosa? «Bueno, bajo su mandato se trató tan mal al audiovisua­l que se creó DAMA», remata Altares.

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Borja Cobeaga Gracia Querejeta Teddy Bautista, durante una entrega de premios de la SGAE Alberto Iglesias
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Javier Olivares
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Algunos firmantes de la carta contra las tarifas de SGAE Montxo Armendáriz
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Leticia Dolera

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