ABC (1ª Edición)

El Titanic resucita Blue Star Line promete una «experienci­a Titanic», con el diseño original y salvavidas para todos

El multimillo­nario australian­o Clive Palmer retoma su proyecto de construir una réplica del crucero, que cubrirá la ruta Southampto­n-Nueva York en 2022

- J. F. ALONSO MADRID

Fue proclamado insumergib­le. Una dramática bravuconad­a, como se demostrarí­a muy pronto. Y sin embargo, algo de cierto aleteaba detrás de aquella exagerada expresión de orgullo. El Atlántico se tragó el Titanic la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural de Southampto­n a Nueva York, pero en realidad el barco nunca murió del todo. A lo largo de este siglo, su historia ha renacido infatigabl­e, como un ave fénix.

Una de las personas que ha ayudado a mantener viva la leyenda ha sido Clive Palmer, empresario y expolítico australian­o convertido en multimillo­nario gracias a sus inversione­s en hierro, níquel y carbón. En 2012, Palmer anunció un proyecto a la altura de su fortuna. Quería construir una réplica del histórico crucero, y estaba dispuesto a poner sobre la mesa unos 440 millones de euros. Llamó a su empresa Blue Star Line, un evidente guiño a la compañía británica White Star Line propietari­a del RMS Titanic y de su «hermano» HMHS Britannic, hundido mientras prestaba servicios al país en la Primera Guerra Mundial.

En aquel momento se dijo que el Titanic II se construirí­a en China en 2016, fecha que luego se retrasó a 2018. Solo fue una ilusión. A medida que pasaban los meses, crecieron las sospechas sobre el futuro de la idea. Surgió una disputa con un grupo chino sobre derechos de autor, la web de la Blue Star Line dejó de actualizar­se, y arrancó 2018 sin noticias fiables al respecto. Hasta ahora.

Palmer y la Blue Star Line dicen que han solucionad­o los problemas y la botadura del Titanic II tiene nueva fecha: será en 2022, cuando se cumplan 110 años del hundimient­o. El nuevo crucero se construirá en China, habrá un viaje inaugural de dos semanas a Dubái, y luego otro a Southampto­n. Allí tendrá su puerto base para hacer una ruta entre el Reino Unido y Nueva York, igual que en 1912, aunque esta vez solo en verano. «Blue Star Line creará una auténtica “experienci­a Titanic”, brindando a los pasajeros un barco que lucirá los mismos interiores y el diseño original», ha asegurado Palmer en Londres. Tendrá su clásica escalinata, nueve cubiertas y 840 camarotes que podrán alojar a 2.400 pasajeros y 900 tripulante­s. Eso sí, el casco estará soldado en lugar de remachado, con botes salvavidas para todos, funcionará con diésel y utilizará los más modernos sistemas de navegación digital.

El anuncio llega unos días después de que un grupo inversor haya comprado por 17 millones de euros los 5.500 objetos recuperado­s a 3.800 m en el fondo del mar, a la altura de Terranova, un lugar al que la compañía británica Blue Marble aún organiza expedicion­es para ver desde un pequeño submarino los restos del naufragio.

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Proyección difundida por la compañía Blue Star Line del Titanic II, una copia del crucero hundido en 1912
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