LEALES A TRUMP
Uno de los récords batidos por Donald Trump es el número de miembros de su gabinete que ha cesado en menos de dos años. Otro, la cantidad de puestos vacantes en niveles altos de la administración federal, ya que el servicio público se ha convertido en un trabajo de alto riesgo. Tras la celebración de las elecciones a mitad de camino, le ha llegado el turno al fiscal general, Jeff Sessions, un despido esperado. Fue el primer político en ejercicio que apoyó la candidatura presidencial de Donald Trump, cuando era un senador por Alabama de dudosas credenciales, hasta el punto de que algunos comentarios racistas le habían impedido ser nombrado en su día juez federal. El presidente le recompensó con la cartera de Justicia, pero enseguida Sessions perdió su favor. Pocos meses después de asumir el cargo, el nuevo fiscal general se recusó en la investigación sobre la posible interferencia rusa en la campaña de Trump, porque había mantenido contactos con diplomáticos de ese país.
El presidente enfureció ante esta aplicación correcta de la ley y consideró que era un gesto de deslealtad extrema. En Washington se especula sobre quienes serán los siguientes en caer. Los generales James Mattis, secretario de Defensa, y John Kelly, jefe de gabinete, pueden ser los siguientes, una previsión preocupante porque no quedan muchos adultos con independencia y criterio en la habitación. Este furor de Trump por despedir le lleva cada vez más a rodearse de personas de lealtad ciega y absoluta, no necesariamente capacitadas para ejercer responsabilidades de gobierno. La nueva mayoría demócrata en la Cámara de Representantes se volcará en controlar e investigar una Casa Blanca que considera corrupta, con lo que la sensación de fortaleza asediada aumentará de aquí a las elecciones presidenciales de 2020. Por otra parte, en cualquier momento el fiscal especial Robert Mueller puede presentar sus conclusiones sobre la trama rusa e involucrar al presidente. El sustituto provisional de Sessions, Matthew Whitaker, es un hombre con una misión, controlar los daños que puede ocasionar Mueller, su problema es cómo hacerlo sin ser acusado de obstruir la Justicia.