Europa duda de los presupuestos de Sánchez y certifica la desaceleración
Calcula que la decisión de subir el salario mínimo puede frustrar la creación de entre 70.000 y 80.000 nuevos puestos de trabajo en dos años
La Comisión Europea cree que el Gobierno socialista ha sobreestimado sus previsiones de crecimiento para España para los dos próximos ejercicios y ha puesto en duda la idoneidad del contenido del acuerdo de Presupuestos para 2019 entre Pedro Sánchez y los populistas de Podemos. Las dudas de la Comisión incluyen los planes de aumentar la recaudación con nuevos impuestos, como el que se pretende implantar para las actividades de las grandes empresas digitales o la tasa a las transacciones financieras. Bruselas también cree que la brusca subida del salario mínimo a mil euros tendrá algún beneficio presupuestario pero también un coste en términos de empleo de al menos 70.000 puestos de trabajo que no se crearán.
Más preocupado por la grave situación en Italia, el comisario de Economía, el socialista francés Pierre Moscovici, ha preferido difuminar esas disonancias en favor del Gobierno de Pedro Sánchez del que destaca la actitud claramente cooperativa. «Estas diferencias entre las proyecciones son absolutamente comunes y no hay nada excepcional. Ya ha ocurrido en el pasado y con Gobiernos anteriores. Nuestra cooperación con las autoridades españolas es muy buena y toda la información que hemos pedido se nos ha enviado», dijo ayer en la rueda de prensa en la que presentó las previsiones para toda la UE.
De todos modos, en privado los técnicos de la Comisión reconocen ser conscientes de que han tenido que establecer las previsiones sobre una base que ellos mismos han dado como incompleta en la carta que le enviaron a la ministra de Economía, Nadia Calviño, y en la que también le pedían que remitiese a Bruselas las cuentas que finalmente sean llevadas al Parlamento. Vista la situación política en España, la opinión generalizada en los servicios de la Comisión que supervisan la economía española es que existen muchas posibilidades de que los presupuestos del Gobierno socialista no lleguen a ser aprobados jamás y que las próximas previsiones se harán sobre la base de una prórroga modificada con decisiones puntuales –pero significativas– del Ejecutivo.
De todos modos, bajo la premisa tradicional de que no se produzcan bandazos muy bruscos en la gestión económica, España seguirá estando entre los países que crecen por encima de la media europea y de entre los grandes será el que más crece, solo superado –si se cuenta en este grupo– por Polonia, que aún no está en el euro. España crecerá más que Alemania (un 1,7% este año y un 1,8% el que viene), Francia (1,7% y 1,6%) y con gran diferencia más que Italia (1,1% y 1,2%), que es ahora el centro de toda la inquietud para los dirigentes comunitarios. La zona euro crecerá de media un 2,1% este año, un 1,9% el que viene y un 1,7% en 2020, lo que marca un descenso paulatino y constante.
En el caso de España, los datos de la Comisión constatan la misma tendencia y la acentúan respecto a los datos del Gobierno. Este año lo deja en el 2,6% este año y en un 2,2% el próximo, dos décimas por debajo de las previsiones gubernamentales y también por debajo de sus propias previsiones de hace tres meses y del 2% en 2020. Según la Comisión, la causa principal de la desaceleración de la economía española sería el descenso en el consumo interior y el incremento del ahorro privado, tal vez espoleado –se podría pensar– por un aumento de la incertidumbre política. Los hogares españoles prefieren reservar una parte de sus ingresos. Las previsiones comunitarias se fijan también en que se ha reducido el vigor en la política de reducción de déficit, debido a la expansión del gasto en 2018, incluyendo las subidas de las pensiones. A pesar de que se prevé que el déficit seguirá disminuyendo y será del 2,1% en 2019 y del 1,9% en 2020, «el impacto neto de las medidas previstas en el borrador presupuestario de 2019» que ha sido entregado a la Comisión no alcanzará los niveles que pretende el Gobierno. Y aunque el comisario Moscovici ha querido restar importancia a esta desviación, sus datos indican que el Gobierno también incumplirá los objetivos de ajuste estructural exigidos por la Comisión y que se quedarán en un neutro 0%, lejos del 0,65% que se le pedía e incluso del 0,4% que es lo que prometía la propuesta entregada por la ministra de economía, Nadia Calviño. Este ejercicio es, de todos modos, puramente teórico y se basa en la presunción de que los gobiernos no hacen locuras a propósito. Pero a veces sucede y nadie sabe cuales serán las consecuencias de hechos como el pulso de Italia sobre el déficit o las del Brexit. La Comisión tampoco tiene una bola de cristal.
Moscovici «La cooperación con España es buena. Todos los datos que hemos pedido se nos han enviado»