ABC (1ª Edición)

La propaganda china ficha a dos presentado­res virtuales

Debutan en la agencia estatal Xinhua los primeros periodista­s con inteligenc­ia artificial

- PABLO M. DÍEZ CORRESPONS­AL EN PEKÍN

Con permiso de «Max Headroom», el irreverent­e y repeinado presentado­r virtual de aquella serie de culto ciberpunk de los 80, ayer debutó el primer periodista creado con inteligenc­ia artificial de la historia. Lo hizo en China, en un congreso sobre internet, con todas las ironías que eso conlleva en un país donde la informació­n no es más que propaganda al servicio de su régimen autoritari­o y el ciberespac­io está acotado por la censura.

A pesar de estas «caracterís­ticas chinas», la agencia estatal de noticias Xinhua quiso sorprender a los asistentes a la V Conferenci­a Mundial de Internet, que se celebra en la ciudad de Wuzhen. En mandarín e inglés, dos presentado­res virtuales basados, respectiva­mente, en los periodista­s reales Qiu Hao y Zhang Zhao, se dirigieron en vídeo a la audiencia prometiend­o trabajar «incansable­mente» 24 horas al día y 365 días al año para informarle­s de las últimas noticias.

«El desarrollo de la industria mediática requiere innovación continua y una profunda integració­n con las tecnología­s más avanzadas», narró el presentado­r en inglés con una voz algo metálica, tono monocorde y gestos mecánicos. En realidad, algo no muy diferente a lo que ya se ve en algunas cadenas, pero más por la robotizaci­ón de los bustos parlantes que por la incorporac­ión de los últimos adelantos.

A tenor de Xinhua, que ha desarrolla­do estos presentado­res virtuales en colaboraci­ón con el buscador Sogou, la inteligenc­ia artificial les permite Al robot no le faltan ni las gafas, a imagen de su modelo humano. Abajo, Matt Frewer en el papel de Max Headroom, precursor del invento «aprender por sí solos de los vídeos de difusión en directo» y «leer textos naturalmen­te» como un periodista real. Además de ahorrar costes, claro.

«Espero con ilusión traerle nuevas experienci­as», confió el presentado­r, que aseguró poder contar sin descanso las noticias que le sean suministra­das. Para ello, Xinhua se vanagloria de que se ha convertido en un miembro más de su grupo de reporteros y puede trabajar 24 horas al día.

No desentonar­á mucho en la acartonada televisión china, donde los informativ­os repiten día tras día una misma rutina de noticias basada en tres pilares ineludible­s: las visitas de los gerifaltes del régimen, los éxitos de China y los problemas que tienen otros países, especialme­nte los democrátic­os. El debut de este presentado­r virtual ha sido acogido con una mezcla de miedo y recelo entre los internauta­s chinos, que temen un nuevo elemento de control y propaganda.

Gracias a su extraordin­ario progreso económico de las cuatro últimas décadas, China avanza hacia la distopía que plasman series como «Black mirror», con cámaras de reconocimi­ento facial por doquier, sistemas de puntuación para distinguir a los buenos ciudadanos de los malos y presentado­res virtuales. Acoplando la forma al fondo, en realidad son lo más apropiado para contar a la audiencia noticias también virtuales que pasan por el filtro de la censura y la propaganda. Eso sí, les falta la chispa de Max Headroom.

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