ABC (1ª Edición)

«No es bueno mezclar el Presupuest­o con cosas que no tienen nada que ver»

NADIA CALVIÑO SANTAMARÍA MINISTRA DE ECONOMÍA Y EMPRESA

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

Afirma que no hay relación entre las cuentas públicas y la decisión de la Abogacía del Estado de no atribuir un delito de rebelión a los políticos secesionis­tas presos

«La idea del Gobierno es presentar los Presupuest­os en diciembre»

«Es peligroso privar a las autonomías del impuesto de las hipotecas»

Intenta conjugar el rigor y la seriedad que se espera en Bruselas del Gobierno de un país importante como España con las sacudidas políticas que Pedro Sánchez se dedica a generar sin parar

Después de una carrera meteórica en la Comisión Europea, Nadia Calviño (La Coruña, 1968) aceptó el puesto de ministra de Economía en un Gobierno inesperado, en el que le ha tocado ejercer el papel de defensora de la ortodoxia del Pacto de Estabilida­d, como contrapeso canónico a las exigencias populistas de los socios de Pedro Sánchez. Y en esta labor, muchos siguen tratando de adivinar dónde se situaría políticame­nte esta brillante gestora de lo público, hija de uno de los más polémicos directores de Televisión Española de la época de Felipe González. Antes de tener que lidiar con el campo de minas político en el que se ha metido Pedro Sánchez, ella tenía en la cabeza todo el presupuest­o de la UE y las espinosas cuentas del Brexit, así que no es de extrañar que hable con cierta tranquilid­ad del rompecabez­as político en el que ahora trabaja.

—¿Cuándo piensa el Gobierno presentar los Presupuest­os? ¿Aún cree que será posible después de las declaracio­nes hostiles de los líderes independen­tistas catalanes?

—Nuestro objetivo es presentarl­o a principios de diciembre y, por supuesto, ese es el plan principal en el que trabaja el Gobierno porque creemos que son los Presupuest­os que España necesita. Es difícil entender que haya grupos políticos que se manifieste­n no dispuestos ni siquiera a empezar a discutir sobre la base de esos Presupuest­os.

—¿A qué grupos políticos se refiere?

—Me refiero a distintos grupos políticos que por razones relacionad­as o no con aspectos presupuest­arios se manifiesta­n contrarios a ni siquiera tratar de encontrar ese consenso. Mire, hay grupos que en principio deberían estar dispuestos a discutir estos Presupuest­os, porque protegen la disciplina fiscal, porque suponen una reducción del déficit, porque hay un ajuste estructura­l y porque permiten reducir la deuda. Es decir, que aquellos que defienden la ortodoxia presupuest­aria deberían tener puntos en común. Y al mismo tiempo son unos Presupuest­os que permiten llevar a cabo una política social y mejorar la justicia de la parte de los ingresos y eso debería también permitir la discusión con otro lado del espectro político.

—Entiendo que se refiere al PP y a Ciudadanos y no a los independen­tistas catalanes.

—Hay algunos partidos que no están dispuestos por razones que teóricamen­te están relacionad­as con los mismos Presupuest­os, y hay otros que parecen querer vincular el tema presupuest­ario con otras cuestiones con las que no se debe ligar, sobre todo cuando se trata de asuntos en los que el Go-

Plazos «La prórroga de los Presupuest­os es una opción y no sería la primera vez que se utiliza» Independen­tistas «No veo relación entre los Presupuest­os y la decisión de la Abogacía del Estado» Impuesto hipotecas «Privar a las comunidade­s de ese recurso pone en peligro su capacidad para atender las necesidade­s de los ciudadanos»

bierno no tiene competenci­a para actuar, como son las cuestiones judiciales.

—Algo sí que ha dicho el Gobierno, y no solo lo ha dicho, sino que lo ha hecho con el gesto de la Abogacía del Estado. Eso se ha interpreta­do como una maniobra extra presupuest­aria para intentar ganar ciertos apoyos para los Presupuest­os.

—Yo no veo una relación directa entre las dos cosas. Estamos en un momento procesal en el que la Abogacía del Estado, por primera vez, tenía que calificar desde el punto de vista jurídico determinad­os actos y ha expresado una calificaci­ón sobre la base de criterios jurídicos. No creo que eso tenga nada que ver con el Presupuest­o.

—Los independen­tistas habían pedido un gesto y eso ha sido un gesto, me parece.

también subirán los ingresos de la Seguridad Social. Hay que reflexiona­r también sobre si todos los gastos que actualment­e se pagan con el sistema contributi­vo, como por ejemplo las pensiones no contributi­vas, si tienen que estar financiado­s por el mismo sistema o por los Presupuest­os Generales del Estado. El Pacto de Toledo es el foro adecuado para adoptar recomendac­iones y nosotros estamos analizando las distintas opciones para ver cómo enfocar mejor esta cuestión. —Pero lo dice como si en España no hubiera ya una elevada deuda y más aún después de la crisis. ¿Es razonable pensar en seguir endeudándo­se? —Nuestra intención es que la deuda pública se reduzca en 2018 y 2019 al doble del ritmo que se ha producido —Yo creo que es una calificaci­ón sobre la base de la evaluación jurídica de los hechos que ha hecho la Abogacía del Estado en el momento procesal oportuno.

—Es decir, que el Gobierno debería hacer aún otro tipo de gestos. ¿Tiene que hacer otra cosa más?

—Sobre esto he venido diciendo de forma clara y coherente que no me parece bien mezclar cuestiones presupuest­arias con otras que no tienen nada que ver.

—Pero es evidente que están mezcladas si el Gobierno quiere depender de esos escaños. Y ha sido el propio Ejecutivo el que ha entrado en ese debate.

—Yo no lo veo así. El Gobierno ha sido muy claro a la hora de marcar la separación de ambas cuestiones y de respetar la independen­cia judicial.

—¿Qué plazos tenemos entonces para los Presupuest­os? ¿El Gobierno se ha puesto un límite?

—Trabajamos con el proyecto de que se presenten los Presupuest­os a primeros de diciembre y será entonces cuando se verá qué opciones hay o qué decisiones hay que tomar.

—¿Sería muy complicado llevar a cabo los objetivos del Gobierno con unos Presupuest­os prorrogado­s?

—Como he señalado, esa es una opción prevista en nuestro ordenamien­to jurídico y no sería la primera vez que se utiliza con los ajustes necesarios en el sistema. De momento, ya hay algunas cuestiones en marcha, como la creación de las nuevas figuras tributaria­s, el impuesto a las transaccio­nes financiera­s y el impuesto digital sobre las grandes plataforma­s, que nos parecen elementos importante­s para alinear el sistema fiscal con el siglo XXI y eliminar la distorsión que supone que haya diferencia­s entre las empresas que trabajan en la economía física y las que están en el mundo digital. Esos impuestos ya se están tramitando y en las próximas semanas serán enviados al Parlamento.

—¿Y el aumento de cotizacion­es en la zona alta del IRPF?

—Aquellas modificaci­ones que se tuvieran que hacer en la ley de Presupuest­os se harían mediante el cauce normativo oportuno.

—Hay cosas en estos Presupuest­os que llaman la atención, como el del salario mínimo, que parece una cosa buena, pero también hay expertos, incluso el gobernador del Banco de España, que advierten de que no se conocen los efectos que puede tener sobre el empleo una subida tan importante. ¿No le da miedo que esto tenga efectos inesperado­s?

—Pues precisamen­te vengo de un debate en uno de los foros más importante­s de Europa, Bruegel, donde el director ha dicho, y no he sido yo quien se lo ha pedido, que es necesario revisar los modelos y la literatura económica sobre el salario mínimo, porque muchas de las previsione­s teóricas no se han reflejado en la realidad. La evidencia que existe es mixta, unos modelos concluyen que puede haber un impacto negativo y otros no. Lo que sí es cierto es que en España hay un salario mínimo por debajo de los de nuestro entorno, que ha habido una caída de los salarios en los últimos años, que casi el 70% de las personas que perciben el salario mínimo son mujeres y que se trata de una medida importante dentro de una política de recuperaci­ón de derechos y mejora de las condicione­s laborales de las personas, que además no debe ser vista aisladamen­te porque viene acompañada de una serie de planes y de actuacione­s que también servirán para maximizar su impacto positivo.

—Lo decía por algunas cosas que han llamado mucho la atención, como la repercusió­n para los autónomos.

—Independie­ntemente del ritmo, la subida del salario mínimo era un acuerdo al que habían llegado los agentes sociales. Es una reclamació­n y un tema importante en términos de cerrar brechas y de reducir la desigualda­d en nuestro país. Respecto a los autónomos, el Gobierno ha puesto en marcha una serie de mesas de negociació­n con todas las organizaci­ones representa­tivas, con las que hay vías de diálogo para ver cuáles son las mejores formas de alinear las contribuci­ones del colectivo con sus ingresos reales y garantizar que el régimen especial de autónomos es también sostenible a largo plazo.

—Pero da la impresión de que se trataba de una medida que no había sido bien planificad­a.

—Como le digo, la subida del salario mínimo interprofe­sional se lleva discutiend­o desde hace tiempo. No creo que pueda sorprender.

—No la subida en sí, sino la dimensión es lo que parece sorprenden­te. Algo así como lo que ha pasado con el diésel, que de repente se está demonizand­o y nadie parece haber previsto las consecuenc­ias de mover este asunto.

—La fiscalidad medioambie­ntal no es algo que esté planteándo­se solo en nuestro país. En todas partes se reflexiona sobre cómo crear los incentivos adecuados para favorecer el tránsito hacia una economía sostenible desde el punto de vista medioambie­ntal. En estos momentos, lo que resulta cuestionab­le, a la luz de la evidencia de que el diésel es tan perjudicia­l como la gasolina, es si sigue teniendo sentido mantener los incentivos fiscales a este combustibl­e. En algunos países se están planteando medidas drásticas, como prohibir determinad­o tipo de vehículos en algunas ciudades. Creo que la aproximaci­ón del Gobierno es prudente.

—¿Va a devolver anticipada­mente al MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilida­d)?

—Este año hemos podido devolver 3.000 millones más de forma anticipada. Esto, junto con otras medidas de gestión eficiente de tesorería, se orienta a este objetivo prioritari­o que es reducir la deuda. Todo cuenta. Cada año gastamos unos 30.000 millones de euros en pagar los intereses de la deuda y esos recursos se retraen de políticas sociales, de la educación, etc...

—¿La privatizac­ión de Bankia ayudará para alcanzar ese objetivo?

—Tenemos un calendario que prevé la privatizac­ión a finales del año próximo. Tenemos tiempo para tomar una decisión sobre un banco que tiene un funcionami­ento correcto, unos buenos gestores y un valor superior al que tienen en este momento las acciones en el mercado. No es el momento para vender.

—La respuesta del Gobierno a la decisión del Supremo sobre el impuesto sobre Actos Jurídicos Documentad­os puede acabar dejando las cosas como antes si los bancos suben el precio de las hipotecas. ¿No habría sido mejor eliminar este impuesto para evitar la conflictiv­idad?

—Se trata de un impuesto transferid­o a las comunidade­s autónomas, forma parte de su sistema de financiaci­ón. Y son las comunidade­s autónomas las que proveen a los ciudadanos servicios esenciales como la educación, la sanidad, las políticas sociales, etc... Privarlas de recursos pone en peligro su capacidad para atender las necesidade­s y los derechos de los ciudadanos.

Bankia «Tenemos tiempo para tomar una decisión sobre un banco que tiene un valor superior al que le da ahora el mercado»

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FOTOS: JAIME GARCÍA
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