ABC (1ª Edición)

El choque Trump-Macron por el Ejército europeo enturbia los fastos de París

El presidente francés abogó por unas fuerzas armadas al margen de EE.UU. y el líder norteameri­cano exigió a sus socios que paguen lo que deben a la OTAN

- JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONS­AL EN PARÍS

El lenguaje «franco y directo» de Donald Trump, la contestaci­ón social y política de gran calado, y los silencios significat­ivos de Angela Merkel sobre los grandes proyectos europeos de Emmanuel Macron eclipsaron ayer la grandilocu­encia verbal del presidente francés ante la conmemorac­ión del centenario del Armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918.

Macron había concebido los actos conmemorat­ivos en forma de «maratón-reconquist­a» de una opinión masivament­e hostil: el 70% de los franceses tienen mala o muy mala opinión de su presidente.

Durante seis días, la sucesión de actos conmemorat­ivos se convirtió en un viacrucis de penoso resultado final: polémica nacional sobre la personalid­ad del mariscal Philippe Pétain, héroe militar durante la Primera Guerra Mundial, pero traidor a la patria y aliado de Hitler durante la Segunda.

Macron hizo todo cuanto estuvo en su mano para evitar que Donald Trump y Vladímir Putin celebrasen una «cumbre» informal con motivo de la gran cita multinacio­nal de este fin de semana. Evitado ese riesgo, que hubiese eclipsado, quizá, la presencia de 85 jefes de Estado y gobierno, reunidos en torno a Emmanuel Macron y su esposa, el lenguaje franco y directo del presidente de los EE. UU. comenzó dando un estacazo verbal poco diplomátic­o al presidente francés.

«Un proyecto insultante»

Saliendo al paso del hipotético proyecto macroniano de crear un ejército europeo, Trump no dudó en responder, a través de Twitter, con una franqueza brutal: «El presidente Macron acaba de sugerir que Europa construya su propio ejército, para protegerse de los Estados Unidos, China y Rusia. Me parece un proyecto insultante. Lo que debiera hacer Europa es pagar su parte en la OTAN, que los Estados Unidos subvencion­an largamente, desde hace décadas».

Macron encajó sin rechistar ese ataque frontal. Tras un encuentro de trabajo con Trump, el presidente francés insistió en que «necesitamo­s compartir la financiaci­ón de nuestra defensa». Alusión sin compromiso concreto a las exigencias muy precisas del presidente norteameri­cano, que, sonriente y dando un espaldaraz­o a su anfitrión en la escalerill­a del Elíseo, insistió: «Lo más importante es la justicia, que la relación sea justa. Ahora Estados Unidos paga por proteger a Europa, y eso no es justo. EE.UU. debe financiar hasta cierto punto, pero hay límites [...] Deseamos ayudar, contribuir, pero hay otros países que deben echarse la mano al bolsillo para que la situación sea justa».

Apagado mal que bien el «incendio» provocado por Trump desde la escalerill­a del avión a través de su cuenta en Twitter, Macron se reunió con Angela Merkel, a primera hora de la tarde del sábado en Compiègne (Oise), al norte de París, en el mismo vagón don-

de se firmó el Armisticio hace cien años. Se trataba de confirmar la amistosa fraternida­d francoalem­ana, una «guinda» tradiciona­l en todos los banquetes consagrado­s a la construcci­ón política de Europa.

En esta ocasión, los silencios de la canciller alemana y las próximas elecciones europeas recordaron de manera significat­iva el estado empantanad­o de las relaciones entre Francia y Alemania.

Un saludo simbólico

Merkel volvió a dar la mano a Emmanuel Macron en el mismo lugar donde Alemania aceptó su histórica derrota hace cien años. Gesto esencial y altamente simbólico, precedido por un interminab­le rosario de silencios: la canciller alemana no ha reaccionad­o ni apoyado de ninguna manera el más reciente de los proyectos macroniano­s. Silencio sobre el hipotético ejército europeo, víctima de más de medio siglo de proyectos siempre fracasados. Peor: ante las próximas elecciones europeas, Macron y Merkel «militan» en proyectos rivales, si no antagónico­s.

El presidente francés intenta promover un «frente progresist­a» que integre a diversos partidos y grupúsculo­s liberales o presuntame­nte tales, intentando romper el monopolio tradiciona­l de conservado­res y socialdemó­cratas en el Parlamento Europeo. La canciller alemana, por su parte, sigue siendo una personalid­ad esencial en el Partido Popular Europeo (PPE), cuyo primer candidato es un discípulo más o menos fiel y conservado­r de Angela Merkel.

Tras tan agitada jornada, Emmanuel y Brigitte Macron recibieron a 85 jefes de Estado y gobierno en el antiguo salón comedor del Hotel de Orsay, reconverti­do en Museo de Orsay. En ese hotel se hospedó temporalme­nte Azorín, enviado especial de ABC para cubrir un viaje real, un siglo antes de que Don Felipe y Doña Letizia realizasen el mismo viaje, con otro motivo. Otro español «presidió» esa cita: jefes de Estado y gobierno visitaron la gran exposición «Picasso Azul y Rosa».

Los actos conmemorat­ivos del centenario del Armisticio terminarán este domingo, con dos actos ecuménicos. A última hora de la mañana, más de medio centenar de jefes de Estado y gobierno participar­án en una ceremonia ante el Arco del Triunfo, construido a mayor gloria de la epopeya militar de Napoleón.

A media tarde, los jefes de Estado y gobierno que lo deseen participar­án en un Foro por la Paz, donde debieran glosarse las virtudes del multilater­alismo. Está prevista la participac­ión de Vladímir Putin. Trump ha declinado la invitación.

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REUTERS Arriba, Macron y Merkel, en un acto en Compiègne. A la izquierda, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el cementerio de Vimy. Sobre estas líneas, Theresa May
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AFP Emmanuel y Brigitte Macron despiden en El Elíseo a Trump y su esposa, Melania

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