CHIMAMONEO
Los jóvenes podrían aprender con la tele y los periódicos, pero para eso tendrían que ver la tele y leer periódicos
Con un suspenso se va poder aprobar el Bachillerato. No digo yo que no haya arrastrado las matemáticas de 1º de BUP a 2º. Y las dos hasta COU. Pero tuve que aprobarlas para poder salir del instituto. Normal en un sistema educativo serio. Nunca aprendí nada de matemáticas pero sí del resto de asignaturas. Y no solo en los centros educativos, también en casa. Y la mía no era la de Benedetta Craveri («en mi casa solo se hablaba de cosas importantes»). Me refiero a ver la tele y leer periódicos, cuando los periódicos te descubrían gente y cosas de la que no sabías nada. Viendo «Arriba y Abajo» escuché hablar por primera vez de la fiebre española (Hazel Bellamy moría de eso) y también aprendí de los efectos de la Gran Guerra sobre la salud mental de los jóvenes soldados (el criado Edward volvía bastante tarumba), eso que tan bien cuenta lord Moran en «Anatomía del valor» (Arzalia).
Jean Marsh y Eileen Atkins, las creadoras de «Arriba y abajo», estaban hartas de que en «La saga de los Forsyte» solo salieran señores. Querían saber quién pelaba las patatas, quién vaciaba los orinales. Lo mismo que Paco León y Anna R. Costa han dicho sobre «Arde Madrid», que al dar el protagonismo al servicio querían sacar a quienes hacen las camas. Contaba ayer Paloma Rando que habló hace unos días de «Arde Madrid» «a dos veinteañeras norteamericanas estudiantes de Duke y consumidoras habituales de series. No sabían quién era Ava Gardner. No habían oído ese nombre en su vida». Seguro que el de la pesada de Chimamanda, sí. Todas deberíamos ser avagardneristas. Elige tu feminismo.