ABC (1ª Edición)

LO ÚLTIMO DEL PSOE: EUSKERA EN LA RIOJA

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Otra merced, la enésima, del socialismo al nacionalis­mo vasco, que penetra con sus tentáculos en Navarra gracias a la inestimabl­e colaboraci­ón de Uxue Barkos

EL desnortado rumbo emprendido por el PSOE de Sánchez parece no detenerse en la búsqueda del disparate perfecto a la hora de conformar la España de las mil y una nacionalid­ades que parece perseguir. Ahora, los socialista­s quieren que el estatuto de La Rioja, en proceso de reforma, recoja que «La Rioja considera la lengua española y el euskera como un elemento esencial de su acervo histórico y cultural, constituyé­ndose así como lugar de encuentro de todas las lenguas españolas». Se trata de meter como sea la lengua vasca en la comunidad riojana y de empezar a proveerla de un blindaje estatutari­o (luego vendrán las ayudas para su fomento) para que vaya ganando terreno en una región donde nadie la habla. Otra merced, la enésima, del socialismo al nacionalis­mo vasco, que ya penetra con sus tentáculos en Navarra gracias a la inestimabl­e colaboraci­ón del actual Gobierno, presidido por Uxue Barkos, que se define a sí misma como «abertzale». Poner en el mismo plano el castellano y el euskera en La Rioja es un delirio desde el punto de vista histórico, social y político, pues el vascuence nunca ha formado parte del registro idiomático de los riojanos, por mucho que las primeras palabras que se escribiero­n en euskera nacieran en el monasterio de San Millán. Y nunca es nunca, hasta hoy mismo.

La maniobra forma parte de la estrategia de ir debilitand­o España como unidad a través de imposturas sociales y políticas, casi siempre partiendo de la lengua, para ir abriendo paso a una nueva singularid­ad, como ocurre con la intención de hacer al bable lengua cooficial en Asturias, primer paso para que vaya cuajando un nacionalis­mo asturiano, históricam­ente residual, cuyo único fin se dirige a limar la españolida­d del Principado. En Baleares, la socialista Armengol ha implementa­do la persecució­n al castellano y a sus hablantes, a los que se trata de marginar en la Administra­ción regional. En Aragón, el PSOE ha creado un título académico para que se reconozca el dominio de la fabla, que viene a equiparar una variedad que apenas hablan 12.000 personas (hay 1,3 millones de aragoneses) con idiomas como el español, el inglés o el francés. En la Comunidad Valenciana, Ximo Puig se pliega a todas las iniciativa­s de sesgo pancatalan­ista impuestas por sus socios de Compromís.

Con una reforma educativa que no hace sino debilitar la presencia del español en las aulas, este es el panorama que presenta el socialismo y esta es la idea que tiene de España, tomada como conejillo de Indias para su laboratori­o lingüístic­o-político. El PSOE se empeña desde hace años en borrar la E final de su sigla con tal de hacerse el simpático a los ojos del nacionalis­mo, ante el que, en contra del interés general, mantiene un ridículo complejo de inferiorid­ad.

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