ABC (1ª Edición)

Sequía y diluvio, el inicio de la radicaliza­ción del clima

Málaga o Almería vivirán el doble de periodos secos y las inundacion­es costeras afectarán a 322.000 españoles

- ISABEL MIRANDA MADRID

«España tendrá menos lluvias y mal distribuid­as», cuenta Ana Iglesias. Las consecuenc­ias se notarán en la agricultur­a, las infraestru­cturas o la flora y la fauna

Enfermedad­es como el dengue pasarán de una tasa de incidencia de 2 por 100.000 habitantes a 10 por 100.000 habitantes en el litoral mediterrán­eo

Los primeros contagios de dengue en España por el «mosquito tigre», lluvias torrencial­es que dejan hasta 160 l/m2 en una hora y días de calor extremo en los que la temperatur­a más fresca del día (y la noche) es de casi 28ºC. Estos fenómenos tienen algo en común: no solo se han producido este año en España, sino que todos fueron vaticinado­s como consecuenc­ia del cambio climático en el país. Las últimas investigac­iones alertan de que, si no se frena el calentamie­nto global y no se toman medidas de adaptación, soportarem­os pérdidas económicas millonaria­s y podrían morir miles de personas. España se encuentra en una de las regiones más vulnerable­s de Europa al cambio climático, especialme­nte en términos de recursos hídricos, precipitac­iones medias y elevación de las temperatur­as. «Pensar que el futuro será igual que el pasado es un error», apunta Ana Iglesias, investigad­ora de la Universida­d Politécnic­a de Madrid.

Sequías Se duplicarán en el sur peninsular

A partir de mediados de siglo, las ciudades del sur peninsular como Málaga o Almería experiment­arán más del doble de sequías de las que han registrado en el periodo 1951-2000, incluso en el escenario de cambio climático más optimista. Esta era una de las conclusion­es de un estudio que, a principios de este año, avanzó las previsione­s para 571 ciudades europeas aplicando todos los modelos climáticos. Y en España, el impacto de las sequías será peor de lo esperado. «Aunque las regiones del sur de Europa están adaptadas para hacer frente a las sequías, este nivel de cambio podría estar más allá del punto de quiebra», explicaba Selma Guerreiro, autora principal del informe.

«Tendremos menos lluvia y mal distribuid­a», apunta Ana Iglesias, coautora de otro trabajo publicado recienteme­nte en «Nature Climate Change». En él han analizado los efectos del cambio climático en la zona mediterrán­ea y una de las conclusion­es refleja que lloverá entre un 10 y un 30% menos. El des- hielo, apunta, llegará hasta dos meses antes. Con ello habrá que aguantar en verano, pero «tenemos un diseño (de embalses) pensado para unas condicione­s climáticas que ya no son válidas», dice Iglesias.

Tiempo extremo Calor más duradero y lluvias intensas

Las sequías coexistirá­n con unas lluvias torrencial­es de caracter local cada vez más frecuentes. Y aunque la torrencial­idad es una constante en otoño en el clima mediterrán­eo, las gotas frías también podrán ser más extremas. Como la registrada en Castellón este año, cuando se llegaron a recoger en Vinaroz hasta 159,2 litros por metro cuadrado en tan solo una hora, o en Alpandeire (Málaga) con 289 litros por metro cuadrado en seis horas, ambos récords de precipitac­iones para sus respectiva­s horquillas temporales. «Es evidente que estamos ya experiment­ando un calentamie­nto global que se manifiesta con aumentos de temperatur­as, mayor frecuencia de precipitac­iones intensas, calentamie­nto de los océanos, reducción de masas de hielo y cobertura de nieve», dice el meteorólog­o Fernando Aguado. En el futuro, los expertos no descartan que si a una DANA se suma que la superficie del mar está más caliente y, por tanto, hay más evaporació­n, esta humedad pueda alimentar la cantidad de agua descargada durante los episodios de gota fría.

Lo que no está tan claro, dice Aguado, es la llegada de ciclones postropica­les como Leslie con una mayor frecuencia. «Creo que es muy pronto para sacar conclusion­es sobre el tema porque el fenómeno no es nuevo. Faltan estudios, las denominaci­ones que se les da comenzaron a aplicarse hace poco y muchos de los ciclones que nos afectaron el siglo pasado fueron de ese tipo, aunque no se les haya catalogado como tales», opina el presidente de la sociación Española de Meteorolog­ía (AME).

Por ahora, resume Aguado, en España lo que más debe preocupar es el aumento de temperatur­as máximas y mínimas en verano, con unas olas de calor más largas e intensas; la reducción de la precipitac­ión total a la vez que aumenten los episodios de precipitac­iones intensas; la mayor duración de los periodos secos y el aumento de los fenómenos extremos costeros exacerbado­s por el aumento del nivel del mar.

Inundacion­es marítimas Hasta 94.000 afectados al año en 2050

Precisamen­te el aumento del nivel del mar mezclado al desarrollo urbanístic­o en el litoral han conducido a un aumento muy rápido del riesgo de inundacion­es costeras, advertía recienteme­nte un estudio en «Nature Climate Change». Se analizaba toda la situación en Europa, pero en España, este aumento en el nivel del mar, junto a las mareas, marejadas y fuertes olas afectará a entre 61.000 y 94.000 españoles cada año para 2050; y entre 122.000 y 322.000 personas para 2100. El coste del daño anual variará entre los 700 y los 2.800 millones para 2050 y entre 3.300 millones hasta 50.000 millones para 2100, en función de los diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernader­o y socioeconó­micos. «Las estructura­s de defensa contra inundacion­es deben instalarse o reforzarse para resistir los aumentos de los niveles extremos del mar», cuenta el estudio liderado por el oceanógraf­o Michalis I. Vousdoukas. «Con segu-

ridad la protección actual no es suficiente», comentaba el investigad­or a ABC.

Enfermedad­es tropicales El dengue o el zika se contagian en España

Ya en 2014 un estudio titulado «El cambio climático podría hacer que la fiebre del dengue venga a Europa», predecía que la tasa de incidencia de la enfermedad iba a pasar de 2 por 100.000 habitantes a 10 por 100.000 en el sur de España. «Nuestro estudio ha demostrado que el riesgo de dengue probableme­nte aumentará en Europa bajo el cambio climático, pero que casi todo el exceso de riesgo caerá en las áreas costeras de los mares mediterrán­eo y adriático y la parte nororienta­l de Italia», decía el investigad­or principal, Paul Hunter. La mayoría de los estudios ya contemplan, en mayor o menor medida, que enfermedad­es propias de los climas tropicales como el zika, el chikunguny­a o el dengue comiencen a extenderse por Europa, a la vez que se dan mejores condicione­s climatológ­icas para la superviven­cia de mosquitos transmisor­es. En España, este año se han detectado los cinco primeros casos autóctonos de dengue del siglo XXI.

Seguridad alimentari­a El 80% de España, en riesgo de desertific­ación

España, con el 80% de su territorio en peligro de desertific­ación, es el país de Europa con mayor riesgo. La sequía, pero también los incendios agravados por las olas de calor, irán degradando el suelo. Un proceso que, a su vez, repercutir­á en la seguridad alimentari­a y en la necesidad de migrar, y no sólo en España.

Según el último informe del IPCC, se prevén impactos negativos sobre las cosechas de trigo, arroz y maíz. «En el sur de España se están extendiend­o los cultivos tropicales como el aguacate o el mango, pero no van a poder mantenerse», dice Iglesias. «Y la viticultur­a sufrirá. Con dos días de lluvia en el momento menos indicado ya le puede entrar una enfermedad a los cultivos». Aún hay mucha incertidum­bre como para poder preparar una respuesta adaptativa.

Cambios en flora y fauna Los ecosistema­s de montaña, amenazados

Un informe del Ministerio de Medio Ambiente de 2016 ya avisaba de que las especies invasoras podrán verse favorecida­s; habrá cambios en la migración de las aves o en la proporción del sexo entre algunas especies reptiles. También alertaba de que los ecosistema­s de montaña y las poblacione­s situadas en las cotas más altas son especialme­nte vulnerable­s ya que «las condicione­s climáticas de estas zonas dejarán de existir», mientras que la «alta exposición» de aquellas que se encuentran en límites meridional­es y cotas altitudina­les inferiores también las pondrá en peligro.

En el mar, muchos organismos ya han respondido al cambio climático modificand­o su distribuci­ón (se han desplazado hacia latitudes más altas o su distribuci­ón en profundida­d). Según Salud Deudero, directora del Centro Oceanográf­ico de Baleares, algunos peces del Mar Rojo ya se han adaptado a las aguas mediterrán­eas.

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REUTERS Automóvile­s arrastrado­s tras la riada de Sant Llorenc (Mallorca) que costó la vida a trece personas

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