ABC (1ª Edición)

Sangre sobre el tablero

Carlsen y Caruana juegan a ganar incluso con negras, como se ha visto en el arranque del Mundial de Ajedrez

- FEDERICO MARÍN BELLÓN MADRID

Magnus Carlsen posó hace años para una marca de ropa con los puños cubiertos por unos guantes de boxeo. Muchos profesiona­les de deportes violentos habrían desentonad­o más en las fotos. Por eso, cabría esperar que Fabiano Caruana, aspirante en el Mundial de Ajedrez que se disputa desde el pasado viernes, se encogiera de forma instintiva nada más quedarse solo sobre el ring junto a la bestia. Lejos de amilanarse, y pese a su aspecto de empollón, el americano ha dejado claro en solo dos asaltos que llegó a Londres preparado para un combate a muerte. Días antes del comienzo anunció lo que se avecinaba: «Será una lucha golpe a golpe, con los dos intentando asestar el definitivo, tratando de imponer nuestra voluntad sobre el rival. No es un deporte físico, pero en estos duelos uno contra uno, el ajedrez es muy parecido».

Las dos primeras partidas han demostrado también que será una prueba de resistenci­a, y que no dejan de buscar la victoria incluso con negras. La sangre ya ha corrido sobre el tablero, pese a las dos tablas. Para firmarlas fueron necesarias 164 jugadas, el doble que Karpov y Kasparov en su primer Mundial. «Si tengo que sentarme durante cuatro horas más con solo un dos por ciento de posibilida­des de ganar, el esfuerzo merece la pena», aseguró el campeón en una entrevista reciente con su compatriot­a Tarjei J. Svensen. Y eso es justo lo que hizo el primer día, pese al tremendo desgaste psicológic­o que tuvo que sufrir tras tener a su rival contra las cuerdas y dejarlo escapar.

«Las fuerzas», admitió Magnus, «ya no son las mismas». Su voluntad sí sigue inquebrant­able. Combinada con el sistema nervioso de Caruana, un amigo del yoga que jamás se altera –ni rehúye el cuerpo a cuerpo–, da lugar a un espectácul­o formidable.

Por supuesto, ya ha habido errores y se cometerán más. Los dos primeros de la clasificac­ión coinciden con las máquinas en un altísimo porcentaje de jugadas, pero todavía son humanos y la presión de un mundial no es comparable a nada. Carlsen cree que puede aprovechar su experienci­a en ese punto, aunque en el aspecto mental quizá Fabiano tenga mínima ventaja. Kasparov, que no se casa con nadie, avisó el primer día: «Si Magnus no gana la partida, quiere decir que tiene grandes dificultad­es para controlar sus nervios».

Y así, entre la cabeza y el cuerpo, uno de los dos agarrará la corona en dos semanas. Si siguen sin espectacul­ar, habrá ganado el ajedrez.

Caruana «No es un deporte físico, pero en estos duelos uno contra uno, el ajedrez es muy parecido»

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WORLD CHESS Carlsen observa a Caruana en la segunda partida del Mundial

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