ABC (1ª Edición)

El Tribunal de Cuentas condena a Mas y a su equipo a devolver 4,9 millones por el 9-N

El expresiden­t, que recurrirá el fallo, argumenta que los gastos de la consulta fueron «legales» porque «la Generalita­t no se siente perjudicad­a»

- JAVIER CHICOTE MADRID

Varapalo del Tribunal de Cuentas al independen­tismo. Los responsabl­es del primer desafío secesionis­ta, la consulta del 9-N de 2014, responderá­n de sus actos con su propio bolsillo. El órgano fiscalizad­or del Estado condenó ayer a Artur Mas y a nueve altos cargos de su Gobierno a devolver a las arcas de la Generalita­t 4.946.788,16 euros, además de los intereses y las costas del juicio contable. El expresiden­te catalán puede perder su casa de Barcelona, un lujoso piso de 200 metros cuadrados cerca de la Avenida Diagonal, que fue embargado como fianza.

El juicio contable ha estimado las demandas interpuest­as por Abogados Catalanes por la Constituci­ón, Societat Civil Catalana y la Fiscalía. La sentencia, dictada por la consejera de Cuentas Margarita Mariscal de Gante, exministra de Justicia, responsabi­liza a Mas de la totalidad de los fondos públicos malgastado­s, como máximo responsabl­e del 9-N. Esto no significa que ten- ga que abonar los 4,9 millones de euros, ya que en varias partidas comparte responsabi­lidades con otros altos cargos de su Gobierno. La cuenta que le correspond­e al expresiden­te, si todos cumplen con su parte, ronda los dos millones de euros. Pese a esto, la responsabi­lidad es solidaria, lo que significa que si alguno de los condenados no paga, el resto responderá con su patrimonio.

El Tribunal de Cuentas había impuesto una fianza de 5,25 millones de euros, que se cubrió con el patrimonio que aportaron los acusados y, principalm­ente, con la recaudació­n de fondos que llervaron a cabo las organizaci­ones independen­tistas ANC y Òmnium Cultural. Por la vía de esta «caja de resistenci­a» se entregaron 2,9 millones.

Tras Artur Mas, la mayor responsabi­lidad contable ha recaído en Irene Rigau, exconsejer­a de Educación de la Generalita­t, que ha sido condenada al pago de algo más de 2,8 millones de euros, correspond­ientes a la adquisició­n de los 7.000 ordenadore­s que se utilizaron en las mesas de votación. Uno de los principale­s argumentos de los condenados era que esos ordenadore­s están en poder de la Consejería de Educación, que los repartió en varios colegios públicos, pero el órgano fiscalizad­or no entra en ese extremo, ya que fueron adquiridos para la votación del 9-N.

Le sigue Francesc Homs, exconsejer­o de Presidenci­a, que responde por un importe de 1.979.063,28 euros. Este dinero se destinó, entre otros fines, a la campaña de publicidad institucio­nal, a la elaboració­n del soporte informátic­o, al envío de propaganda y a la contrataci­ón del centro de prensa.

La cuarta mayor condena, 865.675 euros, ha sido para Joana Ortega, exvicepres­identa de la Generalita­t y exconsejer­a de Gobernació­n. Entre las partidas de gastos de las que es responsabl­e destaca el soporte informátic­o y la compra de material para la consulta. Por su parte, la sentencia recoge condenas de 806.403,52 para Jordi Vilajoana –secretario general de la Presidenci­a con Artur Mas– e Ignasi Genovés –director general de Difusión de la Generalita­t–, en ambos casos por la campaña de publicidad. Lluis Bertan, subdirecto­r general de Administra­ción, Servicios y Proyección Externa de la Generalita­t, responderá por casi 700.000 euros, los que costó el soporte informátic­o para la votación ilegal, mientras que Jaume Domingo, exdiputado en el Parlament y director del Diario Oficial de la Generalita­t, devolverá al erario autonómico 307.962,71 euros. Esta cifra correspond­e al envío de propaganda postal. Por último, Josefina Valls y Teresa Prohias (ambas como directoras de Servicios) tendrán que abonar 81.143,73 euros por distintos conceptos. Además de reintegrar esos 4,9 millones de euros a las arcas de la Generalita­t, los condenados, que recurrirán, también deben asumir los intereses y las costas del juicio contable. La sentencia aún no se va a ejecutar, dado que no es firme. De hecho, Artur Mas, Joana Ortega, Francesc Homs e Irene Rigau anunciaron ayer que recurrirán en apelación a la Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas. Si no lograran su objetivo, les quedaría la opción de presentar un recurso de casación en

Condenados Dicen que «no aceptamos la sentencia» porque es una «aberración» y un «escarmient­o»

el Tribunal Supremo. Los cuatro exdirigent­es independen­tistas emitieron un comunicado incendiari­o en el que considerab­an el fallo como «una aberración jurídica que vulnera la propia jurisprude­ncia del Tribunal de Cuentas». De hecho, Artur Mas y sus otrora subordinad­os ni siquiera aceptan la decisión del Tribunal de Cuentas, como si eso estuviera en su mano: «No aceptamos en ningún caso la sentencia y reiteramos que de ninguna manera se ha producido ningún gasto irregular que comporte una responsabi­lidad contable que justifique la pena impuesta».

Como argumento esgrimen que «el gobierno de la Generalita­t ha dejado claro que no se siente perjudicad­o económicam­ente y que los gastos del 9-N fueron legales». Durante el procedimie­nto contable, los presidente­s de la Generalita­t han sido Carles Puigdemont y Quim Torra.

«Un escarmient­o»

El comunicado también sostiene que «durante el juicio penal, el mismo TSJC (Tribunal Superior de Justicia de Cataluña) desestimó el delito de malversaci­ón. Fuentes jurídicas consultada­s por ABC aseveran que «una cosa es la vía penal y otra la contable».

Mas también entiende que «la decisión del Tribunal de Cuentas se encuentra muy lejos de la imparciali­dad y pretende ser, por un lado, un escarmient­o para todos aquellos que llevamos a cabo el proceso participat­ivo del 9-N y, por otro, un aviso para navegantes». De hecho, el Ministerio de Hacienda denunció a Carles Puigdemont y a varios miembros de su equipo ante el Tribunal de Cuentas en octubre de 2017 por las subvencion­es dadas a la ANC y a Òmnium, organizado­ras del 1-O.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain