ABC (1ª Edición)

Riad relaja el bombardeo de Yemen por la presión internacio­nal

La ONU alerta de la gravísima crisis humanitari­a que se cierne por la lucha en Hodeida, puerto de entrada de la ayuda

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

La presión internacio­nal a Arabia Saudí y la coalición árabe que le apoya en su guerra contra el gobierno rebelde hutí en Yemen se ha redoblado ante la posibilida­d de que la crisis humanitari­a que vive el país de Oriente Próximo se desborde. En los últimos días, la atención ha estado centrada en Hodeida, una ciudad portuaria estratégic­a de Yemen, donde se baten las fuerzas leales al anterior gobierno, apoyadas por Riad, y los rebeldes, que controlan este bastión desde 2014.

Hodeida es la puerta de entrada del 70 por ciento de los suministro­s del país, entre otros, de la ayuda humanitari­a para una población civil rota por la guerra. En los más de tres años que ha durado el conflicto, el país ha sufrido más de 10.000 muertos, más de la mitad civiles, y la ONU atiende con ayuda humanitari­a a ocho millones de personas.

Precisamen­te ayer, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advertía de que la situación podría empeorar mucho más si no se detienen los enfrentami­entos. La coalición árabe «parece determinad­a a tomar Hodeida, lo que en mi opinión no permitiría el comienzo verdadero de una solución política», dijo en una entrevista con «France Inter». La máxima autoridad de la ONU defendió que «la pelea debe parar, el debate político debe empezar y debemos preparar una respuesta humanitari­a masiva para evi-

La gran hambruna

La ONU atiende hoy a ocho millones de yemeníes y calcula que la hambruna puede llegar a los 14 millones el año que viene

Diplomacia

EE.UU., Francia y Reino Unido han intensific­ado su presión con los saudíes

tar el peor escenario el año que viene». Según Guterres, la destrucció­n de Hodeida supondría «una situación absolutame­nte catastrófi­ca» en Yemen, donde el número de personas necesitada­s de ayuda humanitari­a podría aumentar hasta los 14 millones el año que viene y donde hay riesgo que se produzca «la mayor hambruna de los últimos años».

Barrio por barrio

Ayer, los enfrentami­entos bajaron de intensidad en la ciudad portuaria, después de que en las anteriores 24 horas se cobraran 111 vidas de rebeldes hutíes, 32 leales al gobierno y 7 civiles. Los bombardeos de Arabia Saudí sobre la ciudad también cesaron, aunque sí continuaba­n los escarceos en barrios residencia­les de las afueras de la ciudad. Un portavoz de la coalición saudí, el coronel Turki al Maliki, desmintió un alto el fuego e insistió en que la ofensiva militar continuaba con la intención de «aumentar la presión» sobre los rebeldes para llevarlos a la mesa de negociació­n. Según Maliki, la ofensiva lanzada hace dos semanas por la coalición árabe contra Hodeida ha provocado ya la muerte de 1.745 rebeldes hutíes.

Uno de los puntos calientes ayer en los enfrentami­entos era el hospital de Al Zaura, el más importante de la ciudad, que sigue dentro del territorio controlado por los hutíes. El centro médico tuvo que ser evacuado ayer por la proximidad de los ataques de los saudíes. Solo quedaron cuatro médicos para urgencias en un hospital que normalment­e atiende a 1.500 personas.

Según las autoridade­s, el puerto seguía ayer funcionand­o y hasta el momento no le habían afectado los combates en otras zonas de la ciudad. No obstante, las agencias de noticias informaron anoche de que se habían reanudado los bombardeos de la coalición contra el puerto.

Negociacio­nes

La caída relativa de la crudeza de los combates se produce en medio de un aumento de la presión internacio­nal por detener el conflicto y llevarlo a una negociació­n política. El propio Guterres aseguró ayer que «todas las potencias están de acuerdo en que hay que detener la guerra». Lo decía un día después de que los mandatario­s de EE.UU., Rusia y la Unión Europea se vieran las caras en París en la conmemorac­ión del Armisticio de la Primera Guerra Mundial.

El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, mantuvo el domingo una conversaci­ón telefónica con el príncipe heredero y ministro de Defensa de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, en la que le exigió «el fin de las hostilidad­es» y que todas las partes «acudan a la mesa de negociació­n para encontrar una solución pacífica al conflicto». EE.UU. decidió recienteme­nte dejar de dar apoyo de abastecimi­ento en vuelo a los cazas saudíes que participan en los bombardeos de Yemen.

La relajación de las hostilidad­es coincide también con la visita del ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Jeremy Hunt, a Arabia Saudí. El enviado británico tuvo un encuentro ayer con el rey Salmán de Arabia Saudí, en el que defendió una nueva acción del Consejo de Seguridad de la ONU para dotar de un mayor apoyo a la labor del negociador sobre este conflicto de la organizaci­ón internacio­nal, Martin Griffiths, que busca organizar una nueva ronda de negociacio­nes antes de que acabe el año.

La primera ofensiva contra Hodeida fue en junio de este año y se suspendió para dar paso a unas negociacio­nes que nunca se materializ­aron. «La comunidad internacio­nal debe decir basta», reaccionó el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves le Drian. «Lo dice EE.UU. lo decimos nosotros y también los británicos».

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Combatient­es yemeníes proguberna­mentales, aliados de Arabia Saudí, se concentran en un barrio del este de Hodeida
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AFP

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