PATRIARCALDO
En «Alfred Hitchcock presenta», el director británico anticipó lo peor del #MeToo
Antes de rodar «Falso culpable» y de no hacer «Vértigo», Vera Miles trabajó con Hitchcock en «Venganza». Era un episodio de la serie de televisión «Alfred Hitchcock presenta». Miles interpretaba a Elsa Spann, exbailarina que se iba a vivir a un parque de caravanas con su marido. Una noche, él vuelve a casa (lo que sea) y lo encuentra todo desordenado. Elsa le dice que ha sido atacada por un hombre que casi la mata. En lugar de ir a la policía se van a cazarlo. Por la calle, ella señala a un hombre como el culpable («Ha sido ese, ha sido ese»), el marido lo sigue y lo mata. Camino de vuelta, Elsa señala a otro hombre. «Ha sido ese, ha sido ese». El pobre se da cuenta de que su mujer está como una cabra y ha matado a un hombre inocente.
Hitchcock, que tiene suerte de estar muerto, anticipó lo peor del #MeToo. Se ha publicado que una periodista de la CNN había fabricado evidencias para acusar a Morgan Freeman de acoso sexual. Y esa actriz, directora y feminista de la que usted me habla va y publica un tuit diciendo que ha llamado a Freeman para disculparse y que todo bien. Qué chispa. Cuando saltó la noticia de que ocho mujeres habían acusado a Freeman ella escribió que no eran casos aislados, que es un sistema y se llama patriarcado. Que cómo van a ponerse de acuerdo ocho mujeres.
Lo que hacéis, mira, se llama patriarcaldo de cultivo para la caza de brujas. Sandra Sabatés, en «El intermedio», editorializó tras la nueva sentencia de La Manada: «Las mujeres necesitamos que la Justicia nos deje de fallar». Mira, bis, eso lo dijo mejor Margaret Atwood para explicar esta locura. El movimiento es el síntoma de un sistema judicial roto. Las mujeres y otras víctimas, al no obtener respuestas adecuadas de las instituciones o las empresas, usan otras vías. Y ahora viene el pero. «La condena sin un proceso judicial es el primer paso hacia la ausencia de justicia para que el sistema se corrompa, como sucedió en el periodo prerrevolucionario en Francia». Y mientras, hacen que sea socialmente obligatorio ir por ahí como la chiflada de Vera Miles con un «Ha sido ese, ha sido ese».