Un Atlético más fino y vulnerable
Copa del Rey ∑ Concede muchas opciones al Girona y logra un marcador potable en la Copa
Es posible que al Atlético le esté cambiando la fisonomía, aunque en esencia el espíritu del cholismo permanezca. En Gerona, octavos de final de la Copa del Rey, se vio a un equipo más fino y vulnerable. Menos aguerrido y con mejor técnica, fiel a las características de su actual plantilla. Empató un partido que pudo perder en un tramo de desconcierto defensivo y que debió ganar en la fase final, con los rojiblancos volcados en el área catalana al empuje de Vitolo. Resultado potable para seguir en la Copa, con la vuelta la próxima semana en el Wanda.
En Montilivi quedó claro que al Atlético le atrae la Copa, competición grapada a su historia por tradición de equipo de eliminatorias, de partidos a todo o nada. El Girona compareció sin su goleador Stuani y sin la tropa de lugartenientes habituales ante la alineación cuasi titular del Atlético, Griezmann al frente y un centro del campo con la coraza usual de Simeone. Interesante la balanza entre un club que da prioridad a no descender y otro que se exhibe poderoso en tres competiciones.
Hay algo diferente en este Atlético de sueldos millonarios y plantilla corta. El molde es más técnico y combinativo que en años anteriores, y sin Gabi y su señuelo de obreros trabajadores parece más fino, menos entregado a la dinámica ardorosa de defender hasta la extenuación. Es un Atlético más vulnerable. Entre lesiones en la defensa y jugadores de perfil menos bravo, el equipo se vuelve más desvalido en la zaga.
Esa impresión ofreció después de Montero, Godín. una apertura insólita del partido, en la que parecía el Barça cansino y letal de Guardiola, el balón de un lado a otro entre pies amigos sin posibilidad de rescate del adversario. Un Atlético que se enganchó al fabuloso gol de Griezmann (tiro de empeine, recto y a la escuadra que golpeó en Iraizoz) para acomodar la ronda de octavos de final a sus intereses. Tacticismo a la italiana, cierre de filas y a rematar el encuentro.
Pero de repente se volvió endeble en defensa. Sobre todo, por la banda izquierda, el flanco por donde el chaval Montero no termina de asentarse y ofrece más dudas que evidencias. Naufragó en un choque de trenes, vio una tarjeta amarilla, permitió acceso por su flanco y Simeone lo retiró del campo en el segundo tiempo. De nuevo Saúl al lateral zurdo.
Fue la consecuencia de un panorama sombrío para el Atlético con el gol del hondureño Lozano, un desatino del portero Adán al intentar un despeje con la mano cambiada, y de varias oportunidades del Girona con Griezmann y Douglas, en acción en Gerona un cabezazo al larguero incluido.
El Atlético se adueñó del choque sin avasallar, en modo combinación, algo más asentado en defensa y con voluntad ganadora. Se estiró para imponer su fútbol, quiso jugar en el campo del rival y lo hizo según la querencia de sus futbolistas más ofensivos. Con Correa buscó la inspiración por dentro, en los arabescos que no siempre le salen al argentino. Con Thomas tuvo más presencia en el campo. Y con Vitolo alcanzó un grado de excitación que no había experimentado en todo el partido. El canario está en forma, próximo a su mejor versión y pide paso en la alineación. Su intervención mejoró al Atlético, que terminó el choque en el área de su contrincante y apretando de lo lindo.