ABC (1ª Edición)

Cierra el primer restaurant­e nudista en París

O’Naturel, que solo aceptaba clientes dispuestos a cenar completame­nte desnudos, no ha resistido los embates de la crisis económica

- JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONS­AL EN PARÍS POR RODRIGO CORTÉS

El primero y único restaurant­e nudista de París, cuya apertura fue recogida más allá de las fronteras de Francia, cerrará definitiva­mente, víctima de la pudibundez y la carestía de la vida. O’Naturel abrió sus puertas a principios de diciembre de 2017 y ayer anunciaba su clausura para el 15 de febrero.

Mike y Stéphane Saada, los gemelos que imaginaron el concepto y pusieron en marcha este establecim­iento en la capital francesa, han argumentad­o su decisión de esta manera: «Pura y sencillame­nte, se debe a razones económicas. No hemos conseguido la clientela necesaria que habíamos calculado, cada noche, en una treintena de cubiertos. Y nos vemos obligados a cerrar para no perder más dinero».

El concepto empresaria­l de O’Naturel tenía dos principios cardinales: solo se admitían clientes nudistas, que cenaban completame­nte desnudos; y se ofrecía una carta mayoritari­amente «bío» y vegetarian­a. El restaurant­e solo abriría por las noches y para mantenerse a flote bajo el objetivo de servir una treintena de cenas al día, los precios eran relativame­nte altos: entre 75 y 100 euros, cuando en París un menú clásico oscila entre los 25 y los 45 euros.

El precio quizá no haya sido el único obstáculo que ha terminado por finiquitar la fórmula de O’Naturel. Cédric Amato, vicepresid­ente de la ANP (Asociación Naturistas de París), comenta que «a mi modo de ver, los restaurado­res no estudiaron a fondo el mercado. En París, con siete millones Solo se servían cenas y sus precios eran más elevados que la media de un menú parisino: de 75 a 100 euros. Sobre estas líneas, los hermanos Saada de habitantes –una cifra que va decreciend­o–, apenas hay unos 88.000 naturistas. Y en su inmensa mayoría, se trata de hombres y mujeres que solo practican el naturismo durante sus vacaciones. Quizá exista otra clientela potencial, la de los turistas y extranjero­s, pero habría sido necesario un concepto más asequible y menos rígido para poder salir adelante».

A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el nudismo no han conseguido imponerse en la capital francesa, por más que las modas «bío», ecologista­s y vegetarian­as crecen a buen ritmo. Sin embargo, la cena amorosa, en familia o entre amigos naturistas, ha sido un concepto que no ha terminado de imponerse, ni mucho menos. Los hermanos Saada, pese a todo, se consideran víctimas de la coyuntura económica y la elevada fiscalidad. Eso sí, dicen que se irán con una nota de gloriosa esperanza: con la noticia del próximo cierre de O’Naturel, las reservas han comenzado a llover de manera tan inesperada como prometedor­a. Quizá insuficien­te para evitar el final de su aventurado sueño gastronómi­co.

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FOTOS: EFE Y O’NATUREL
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