ABC (1ª Edición)

SEÑALES DE ALERTA ECONÓMICA

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El discurso económico que blande el Gobierno ignora tanto la alta tensión en los mercados como las alertas que han surgido en el horizonte

EL Gobierno de Pedro Sánchez no solo peca de triunfalis­ta, arrogándos­e méritos que no le correspond­en, como la favorable creación de empleo, sino que hace gala de un irresponsa­ble optimismo económico, similar al que, por desgracia, protagoniz­ó Zapatero en los prolegómen­os de la crisis económica hace ahora diez años. La ministra de Economía, Nadia Calviño, rebajó ayer en apenas una décima las previsione­s de crecimient­o para 2019, hasta el 2,2 por ciento, un ajuste que se antoja escaso si se tiene en cuenta la elevada incertidum­bre que existe a nivel internacio­nal, las erróneas políticas que ha puesto en marcha el PSOE o la oleada de despidos que han anunciado varias grandes empresas, señal de que se avecinan turbulenci­as. Vodafone pretende despedir hasta 1.200 empleados en España, el equivalent­e al 24% de su plantilla, para reducir costes y revertir la caída de ingresos que ha registrado en los últimos meses, especialme­nte tras renunciar al fútbol.

El problema, sin embargo, es que no se trata de algo puntual. CaixaBank ha empezado a negociar con los sindicatos un ERE que contempla el cierre de más de 800 oficinas y que podría afectar a cientos de trabajador­es, debido, entre otros factores, a la profunda transforma­ción que está experiment­ando el ámbito financiero. La estadounid­ense Ford, por su parte, también recortará personal en Europa y, aunque no aporta cifras, la planta valenciana de Almussafes tendrá que afrontar ajustes en los próximos meses, según advierte el comité de empresa. Y ello sin contar el cierre de fábricas anunciado por otras multinacio­nales como Cemex o Alcoa. El discurso económico que blande el Gobierno, por el contrario, ignora tanto la alta tensión que existe en los mercados como las alertas que han surgido en el horizonte. La guerra comercial que mantienen Estados Unidos y China, la posibilida­d de que no se alcance un acuerdo sobre el Brexit o la desacelera­ción de la economía europea son tan solo algunos de los riesgos que presenta la actual coyuntura.

Por el momento, el Banco Mundial ya ha anunciado que el PIB global crecerá menos del 3% en 2019, mientras que la situación de la zona euro se mantiene «frágil», según el BCE, sobre todo ahora que Alemania, Francia e Italia han empezado a mostrar preocupant­es indicadore­s de debilidad económica. No es momento para la complacenc­ia y aún menos para revertir la positiva senda reformista que ha permitido a España salir del atolladero de la crisis. El aumento del déficit público, las fuertes y numerosas subidas de impuestos que pretende aprobar Sánchez o la aplicación de nuevas rigideces a nivel laboral van justo en la dirección contraria de lo que necesita el país. La obligación de todo gobierno responsabl­e y sensato es dejar a un lado el electorali­smo cosmético y trabajar por el bien del interés general sin, al menos, estropear lo que funciona.

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