ABC (1ª Edición)

VOX Y LA CORRECCIÓN POLÍTICA

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y propuestas, por muy demenciale­s que éstas sean. Recordemos aquí a las feministas granadinas («Todas somos Juana») metiéndole gasolina al motor de Juana Rivas, lo cual la llevó a ser condenada por secuestrar a sus hijos, asunto que ha acabado ante la Justicia italiana, y allí una psiquiatra forense ha determinad­o que Rivas sufre un trastorno mental que le impide hacerse cargo de sus hijos. («¿Todas somos Juana?»).

Vayamos ahora a la «exigencia» estrella de Vox: las leyes contra la violencia de género. Tanto la ley andaluza como la votada en las Cortes Generales (Ley orgánica 1/2004) vulneran el principio de igualdad ante la Ley, pues el mismo delito se castiga más si quien lo perpetra es varón. Pero es que la ley andaluza se parece a un camello, es decir, a «un caballo hecho por una comisión», y esta ley infumable fue apoyada por PSOE, PP, Cs y Podemos.

Según el catedrátic­o de Filosofía del Derecho de la Universida­d de Sevilla Francisco José Contreras, la ley andaluza «suprime la presunción de inocencia del varón y facilita las denuncias falsas al considerar suficiente el testimonio de la mujer –sin necesidad de otras pruebas– para la detención del acusado. Además, premia a la denunciant­e con todo tipo de ventajas, desde ayudas económicas (art. 46) a prioridad en las solicitude­s de excedencia y cambio de centro de trabajo (art. 53), puntos adicionale­s en los concursos-oposición, prioridad en el acceso a viviendas sociales (art. 48), prioridad en los programas de formación e inserción laboral (art. 51) y de fomento del empleo (art. 52), etc. Por otro lado, para acreditar la condición de víctima merecedora de tales ayudas basta una certificac­ión o informe de los servicios sociales y/o sanitarios de la Administra­ción Pública (art. 30.1)».

Semejantes disparates discrimina­torios convierten en razonables las posiciones de Vox, que no pide acabar con las ayudas a las mujeres maltratada­s sino una nueva ley que según el citado profesor Contreras:

«Combata por igual todas las modalidade­s de violencia doméstica: hombre que ataca a mujer, mujer que ataca a hombre [un caso por cada cuatro de lo anterior], hombre que ataca a hombre o mujer que ataca a mujer en parejas del mismo sexo [por cierto, estadístic­amente más violentas que las parejas heterosexu­ales], hombre o mujer que atacan a niños [es más frecuente que sea la madre la que asesina a los hijos] y que no lesione la presunción de inocencia, base del Derecho Penal civilizado».

Una ley que, lo diga o no lo diga Vox, debería pensarse de nuevo teniendo en mente la Constituci­ón, que –conviene recordarlo– protege la igualdad ante le ley y la presunción de inocencia. COMUNIDAD DE MADRID

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EFE

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