Pagan los catalanes
El separatismo continuó ayer desplegando su maquinaria propagandística con el fin de aparentar que todos son una piña, cuando en realidad el movimiento del lazo amarillo pasa por un desconcertante momento en el que es muy difícil determinar quién manda en este complejo y disparatado entramado. Hasta el viaje que Quim Torra realizó ayer a Waterloo para aparecer en una foto junto al prófugo Puigdemont, el presidente de la Generalitat llevaba gastados decenas de miles de euros en esas visitas. Solo en su penúltima gira a Suiza, acompañado de un séquito de ocho personas, Torra se gastó más de 21.000 euros para rendir aliento a Marta Rovira y Anna Gabriel. Esta última no regresa a España porque no quiere, ya que solo esta procesada por penas que se solventan con una multa. Ayer quienes visitaron a Rovira en Ginebra fueron el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, y el presidente del Parlament, Ricard Torrent. Suma y sigue en este frenesí viajero que pagan los catalanes. Torra prefirió ir a Waterloo para que Puigdemont le apoye en su «no» a los Presupuestos de Sánchez. Y así fue. Eso sí, consciente de que a él le viene muchísimo mejor que el socialista pueda alargar la legislatura, dejó en manos de los grupos paralmentarios de ERC y del PDECat la decisión de aprobar o no esas cuentas en las Cortes. Si Sánchez continúa en La Moncloa es más fácil que Puigdemont no tenga que aprender flamenco, como le ha recomendado su abogado.