ABC (1ª Edición)

El TS estudia si la directora de Lledoners prevaricó al dar un permiso a Rull

∑Pese a que el Reglamento Penitencia­rio exige autorizaci­ón judicial en el caso de los presos preventivo­s, ninguneó al Supremo y le dejó salir para ver a su hijo El precedente de Turull: la cárcel sabía cómo había que actuar Colau pone Barcelona a disposic

- NATI VILLANUEVA/JESÚS HIERRO

La Sala Penal del Tribunal Supremo, de la que dependen los presos preventivo­s del «procés», va a estudiar la actuación de la directora de la cárcel de Lledoners, Paula Montero, después de que haya trascendid­o que la víspera del Día de Reyes dio permiso al exconsejer­o Josep Rull para visitar a su hijo en el hospital.

Montero se saltó el Reglamento Penitencia­rio –único en toda España pese a que la Generalita­t tiene las competenci­as transferid­as en esta materia– y no pidió la autorizaci­ón judicial que se exige para los reclusos que se encuentran en prisión provisiona­l, como es el caso. La funcionari­a justificó su decisión en una situación de urgencia que sí contempla el Reglamento Penitencia­rio para los reclusos ya penados, no preventivo­s, que, como recuerdan fuentes jurídicas, deben contar «en todo caso» con el visto bueno del tribunal, en este caso el Supremo.

Todo comenzó el día 5 por la mañana, cuando durante un vis a vis ordinario en Lledoners de Rull con su familia, su hijo pequeño, de seis años, se cayó al suelo y sufrió una fuerte conmoción. Según aseguran fuentes de los Servicios Penitencia­rios de la Generalita­t, a consecuenc­ia del golpe el niño perdió el conocimien­to. Los servicios médicos tuvieron que evacuarlo en ambulancia. Al despertars­e, el menor pasó unas horas desorienta­do y sin reconocer a sus familiares, según las mismas fuentes. Finalmente los médicos le dieron el alta y pudo pasar la noche de Reyes en casa.

La directora de la cárcel intentó facilitar la salida de Rull para ir a ver a su hijo, que había sido ingresado en el Hospital Sant Joan de Déu de Manresa. En lugar de dirigirse al Tribunal Supremo, Montero decidió pedir directamen­te autorizaci­ón al juez de guardia de esa localidad, cercana al centro penitencia­rio. Este magistrado se negó a pronunciar­se al considerar que no era de su competenci­a hacerlo. Lo dejo muy claro en su resolución: «No ha lugar a conceder (ni dejar de conceder)», escribió literalmen­te en su auto.

El juez se negó así a resolver la petición –sobre la que el fiscal había informado a favor de conceder el permiso– aunque en su auto alude a que el centro penitencia­rio «dispone también del procedimie­nto» del artículo 161.4 del Reglamento Penitencia­rio. Eso sí, añadía que sobre el mismo él tampoco puede pronunciar­se «al tratarse de una decisión gubernativ­a».

Es en este artículo en el que la directora de la prisión se amparó para permitir, por su cuenta, la salida de Rull. Este precepto prevé que en los supuestos de urgencia, «el permiso extraordin­ario podrá ser autorizado por el director del establecim­iento, previa consulta al centro directivo si hubiere lugar a ello, y sin perjuicio de comunicar a la Junta de Tratamient­o la autorizaci­ón concedida». Obvió Montero el apartado anterior de esta normativa, en virtud del cual «cuando se trate de internos preventivo­s será necesaria, en todo caso, la autorizaci­ón expresa de la autoridad judicial a cuya disposició­n se encuentre el interno». El mismo reglamento insiste, en su artículo 159, que «los permisos de salida podrán ser concedidos a internos preventivo­s, previa aprobación, en cada caso, de la autoridad judicial correspond­iente». La directora de la Los precedente­s de permisos extraordin­arios solicitado­s al Supremo por presos del «procés» apuntan a que, bien fundamenta­do el del exconsejer­o Josep Rull, podría haber prosperado. También a que el centro penitencia­rio de Lledoners conocía perfectame­nte el procedimie­nto que había que seguir para conseguir ese permiso. Sin ir más lejos, el 2 de noviembre, el también exconsejer­o Jordi Turull –quien comparte cárcel con Rull– obtuvo un permiso de salida para ser trasladado bajo custodia policial de Lledoners al hospital para visitar a su padre «durante el tiempo indispensa­ble», cumpliendo el horario de visitas del hospital y con las medidas de seguridad oportunas. De igual forma, el 24 de agosto, la Sala de Vacaciones del Tribunal Supremo permitió a la exconsejer­a Bassa abandonar la prisión de Les Basses en Gerona –donde también está en prisión por el «procés»– para visitar a su madre, ingresada en la UCI de un hospital tras ser sometida a una intervenci­ón de urgencia. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, visitó ayer a los siete presos encarcelad­os en Lledoners por el «procés» secesionis­ta que culminó en octubre de 2017. Colau les transmitió que llevará al pleno de finales de enero del Ayuntamien­to una declaració­n contra el juicio del procés que tendrá lugar en el Tribunal Supremo, ya que le parece importante impulsar, «a las puertas de este juicio, este posicionam­iento solamente de rechazo y condena porque es un proceso que no tiene garantías». prisión informó al Supremo ya a posteriori, esa misma tarde y sin aportar ningún informe médico. Montero recibió el auto del juez de Manresa a las cinco de la tarde y solo 18 minutos después Rull ya estaba camino del hospital, siempre bajo custodia policial. Regresó al centro penitencia­rio a las siete y veinte de la tarde.

Posibles consecuenc­ias

A las puertas del juicio del 1-O, previsto para finales de enero o principios de febrero, el Alto Tribunal tendrá que

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