La envenenadora de la cárcel de Huelva es una enfermera
∑ La Policía la detuvo hace tres semanas; puso metadona en un envase de leche
Seis miembros del equipo médico de la cárcel de Huelva intoxicados con metadona y benzodiacepinas, un envenenamiento inexplicable y una presunta autora: una enfermera del mismo centro penitenciario, movida supuestamente por celos profesionales. M. E. M. S., de 42 años, fue detenida el pasado 20 de diciembre por la Policía y puesta a disposición judicial. La juez la dejó en libertad con la obligación de comparecer dos veces al mes, según fuentes de la investigación. El móvil serían los celos profesionales de la sanitaria hacia un compañero con el que competía por la jefatura del servicio de Enfermería.
El envenamiento masivo ocurrió el pasado 15 de diciembre cuando seis de los sanitarios de la prisión de Huelva se sintieron indispuestos con mareos y debilidad. Los primeros análisis que se les practicaron dieron en cinco casos resultado positivo por metadona, sustancia que se administra a los presos toxicómanos para combatir el síndrome de abstinencia por heroína. La ahora detenida dio positivo por benzodiacepinas. Las pruebas complementarias cuando ingresaron en el hospital confirmaron los resultados.
Ante la gravedad del caso, se abrió una doble investigación: una interna por parte de Instituciones Penitenciarias y otra por parte de la Policía. Agentes de Científica tomaron muestras de los alimentos que habían ingerido los afectados. Los análisis revelaron restos de metadona en el envase de leche que habían utilizado para el café de la mañana. Quienes lo tomaron solo no resultaron intoxicados.
Lentejas sospechosas
Tanto la presunta autora como sus cinco compañeros tuvieron que permanecer varios días en el hospital. Las sospechas apuntaron rápidamente en una dirección, dado que el acceso a la metadona y a la farmacia de la cárcel está restringido a muy pocas personas. Se guarda en un armario cerrado con llave dentro de un habitáculo en la enfermería del centro penitenciario al que accede solo el personal sanitario. Los dos presos asignados a esa zona, uno encargado de la limpieza, tampoco tienen llaves del citado armario de los medicamentos, por lo que el abanico de sospechosos era bastante cerrado.
Los responsables del centro decidieron revisar posibles episodios del mismo tipo que no se hubieran detectado. Acertaron: entre septiembre y el día de los hechos se descubrieron otros tres posibles episodios, el último solo una semana antes del envenenamiento masivo.
La supuesta autora, obsesionada con su compañero, había echado metadona u otro opiáceo en las lentejas del sanitario en uno de esos antecedentes pero el extraño olor del plato hizo que no lo comiera y, por tanto, no se viera afectado. Instituciones Penitenciarias está a la espera de recibir la información del Juzgado. Mientras la enfermera sigue de baja psicológica. Un joven encaramado a un camión en la frontera marroquí
Celos laborales El 15 de noviembre seis miembros del equipo médico, incluida la presunta autora, se intoxicaron