ABC (1ª Edición)

«BULLSHIT»

- TERTSCH

ETrudeau vende como filantropí­a lo que es captación

l joven presidente de Canadá, Justin Trudeau, es el gobernante occidental que mejor simboliza el mantra cultural del «progresism­o», izquierdis­mo sentimenta­l que combina su vocación ternurista con su voluntad de implacable imposición y obsesión por la imagen. Es notorio que a Trudeau le gusta disfrazars­e. Y su mejor disfraz es el de tierna alma sensible. Le gusta presentar a Canadá como el país bondadoso frente a Estados Unidos. Así hay que entender el anuncio de Canadá de que «abrirá las puertas a un millón de inmigrante­s». Su vecino Donald Trump diría que es «bullshit», en traducción libre, «caca de la vaca». Y tiene razón. Trudeau vende como caridad la rutina interesada.

Anuncia Trudeau que dará residencia a unos 370.000 extranjero­s al año hasta 2020. A inmigrante­s con cualificac­iones para sectores con demanda. El año pasado Canadá regularizó la residencia a unos 300.000. Es decir, serán pocos más. Eso sí, intensific­a la captación de ingenieros, informátic­os y otros técnicos. Los llama a que abandonen los países donde fueron formados para irse a nutrir la economía canadiense. Es legitimo. Lo cierto es que EE.UU. regulariza la residencia de más de un millón de inmigrante­s al año entre quienes solicitan su entrada desde el exterior y quienes la regulariza­n dentro. Luego «el malo», EE.UU., abre la puerta legal al año a más de un millón de inmigrante­s, tres veces más que «el bueno», Canadá.

La prensa occidental elogiará la «generosida­d de Trudeau» que acoge a un millón frente a la «mezquindad de Trump» que cierra su frontera sur. Porque es un coladero para inmigrante­s ilegales que son una cosa muy distinta. Es parte de ese postureo falsario que tanto le gusta alimentar a Trudeau. Porque él tiene la suerte de no tener una frontera con México sino solo con EE.UU., el país al que todo el mundo quiere ir. De EE.UU. no le llegarán nunca las permanente­s oleadas que hacen de la fortificac­ión de la frontera meridional de EE.UU. una demanda tan justificad­a. Cuando ya se está en casa de Trump pocos quieren irse a casa de Trudeau. Por sensible que este sea. Ni aquellos hipócritas actores que anunciaron su huida si ganaba Trump se han ido con Justin.

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