ABC (1ª Edición)

CLAVES DE LA PRÓRROGA EN LA PLAZA DE BILBAO

- ANDRÉS AMORÓS

¿Es buena noticia o mala? Las dos cosas, pero se garantiza que esta feria no sufra peligrosos vaivenes

Se ha despejado, por este año, la incertidum­bre sobre la gestión de la Plaza de Bilbao: en 2019, el actual empresario, la Casa Chopera, seguirá gestionand­o el coso bilbaíno. La Comisión Taurina de la Junta Administra­tiva ha anunciado que esta decisión se ha tomado «ante la complejida­d del proceso administra­tivo que se está llevando a cabo para la adjudicaci­ón de la plaza de toros y en aras de asegurar la organizaci­ón y celebració­n de la Feria taurina de 2019».

¿Es una noticia buena o mala? Las dos cosas. Da un poco de vergüenza que no se haya podido resolver en un tiempo razonable un proceso administra­tivo que estaba previsto desde hace mucho. A cambio, se garantiza que la Feria de este año no sufrirá peligrosos vaivenes, dando el respaldo –por el momento– a una empresa sólida, que conoce de sobra el terreno, evitando el riesgo de la improvisac­ión y el aventureri­smo, pero eso supone también que se ha aplazado la deseable puesta al día. («Renovación o decadencia», ha titulado un reciente artículo Sabino Gutiérrez, presidente del prestigios­o Club Cocherito).

La Plaza, inaugurada en 1882, se cedió a la Casa de Misericord­ia y al Hospital Civil de Basurto, para ayudar a los necesitado­s. El Reglamento, de 1900, incluye títulos de «propietari­os», obligados a adquirir el abono. Al pasar a público ese Hospital, el 50% de la Plaza se convirtió en propiedad municipal. La actual Junta Administra­tiva es una entidad mixta de la Misericord­ia y el Ayuntamien­to (del PNV). Grandes aficionado­s, como Javier Aresti, han defendido el prestigio de esta Plaza.

La de Bilbao es una de las más importante­s del mundo, junto con las de Madrid, Sevilla y México. Muchos opinan que sus Corridas Generales son la Feria más equilibrad­a, por la seriedad del «toro de Bilbao», el cuidado de todos los detalles y los grandes carteles. La buena sociedad bilbaína apoyó siempre la Fiesta de los toros. La adjudicaci­ón de esta Plaza no debe ser una simple subasta, ha de mantener el señorío y la categoría taurina que Bilbao siempre ha tenido. El 2 de octubre del año pasado, el Consejo de Ministros de Economía de la UE (ECOFIN) dio luz verde a que los países europeos aplicaran a las publicacio­nes electrónic­as el IVA reducido que tienen las publicacio­nes impresas. Una medida que, traducida al ámbito español, que es el que nos ocupa y preocupa, supondría que el IVA del «e-book» y de la prensa digital pasara del 21% actual al 4%. Con esta decisión, Bruselas dejaba en manos de cada Gobierno la posibilida­d de aplicar la medida, por lo que, desde el primer momento, el sector editorial puso sus ojos en el Ejecutivo de Pedro Sánchez y, más en concreto, en el Ministerio de Hacienda. Llevaban casi veinte años (desde el 2000, para ser exactos) reclamando la rebaja impositiva, que ellos considerab­an cuestión de justicia casi poética (nadie entendía que el libro electrónic­o se considerar­a un soporte, y no un libro, y por eso se le aplicara el 21% de IVA), y ayer, por fin, vieron sus súplicas atendidas: el Gobierno la incluyó en el proyecto de ley de los Presupuest­os Generales del Estado, aprobado en el Consejo de Ministros.

Gesto

El lunes, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, llevará el proyecto al Congreso de los Diputados, donde detallará el contenido del mismo, aunque ayer adelantó que, en lo que concierne a Cultura, el Gobierno prevé que el gasto en Cultura en 2019 se eleve hasta los 953 millones de euros, un 9,7% más que en el ejercicio anterior (869 millones de euros). Según fuentes de Hacienda, la estimación es que, con esta bajada del IVA, el Ejecutivo dejará de percibir unos 24 millones de euros. Hay que advertir que los socialista­s han aprobado los Presupuest­os sin tener cerrados los apoyos políticos suficiente­s para poder sacarlos adelante en el Congreso, a la espera de lo que decidan los independen­tistas catalanes. El principal temor del sector, que ha recibido con gran alegría la noticia, es que, al final, la medida se quede en un mero gesto.

«El gesto es de agradecer. Veremos si pasa de potencia a acto», advierte a ABC el editor de Edhasa, Daniel Fernández, que fue presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) hasta el 31 de diciembre (desde el 1 de enero, el cargo lo ocupa Miguel Barrero). «Con el anterior Gobierno ya se acordó que se aplicaría, porque veía que tenía un impacto económico muy relativo en las cuentas del Estado. Cuando Una joven lee ABC en Kiosko y Más en una tableta llegó el nuevo, hubo un momento de incertidum­bre, pero, apoyado por Cultura, Hacienda dijo que sí. Estábamos expectante­s y a la expectativ­a», reconoce Fernández. En la misma línea se manifiesta Antonio María Dávila, director ejecutivo de la FGEE: «Nuestra valoración no puede que ser más que positiva. Es la culminació­n de un proceso. Ha habido política de Estado». Y, a modo de tirita previa a la herida, Dávila advierte: «Si no hubiera Presupuest­os, habría que ver qué norma se puede modificar», en clara alusión a un posible decreto ley. Por su parte, Juancho Pons, presidente de Cegal, la califica de «buena noticia», aunque reconoce que «no es fácil que esto vaya a cambiar las cosas, la gente no se va a pasar masivament­e a la lectura del libro digital». Y remata: «Me gustaría que fuera acompañado de medidas contra la piratería».

Recaudació­n Hacienda estima que dejará de percibir unos 24 millones de euros por esta rebaja impositiva

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