CLAVES DE LA PRÓRROGA EN LA PLAZA DE BILBAO
¿Es buena noticia o mala? Las dos cosas, pero se garantiza que esta feria no sufra peligrosos vaivenes
Se ha despejado, por este año, la incertidumbre sobre la gestión de la Plaza de Bilbao: en 2019, el actual empresario, la Casa Chopera, seguirá gestionando el coso bilbaíno. La Comisión Taurina de la Junta Administrativa ha anunciado que esta decisión se ha tomado «ante la complejidad del proceso administrativo que se está llevando a cabo para la adjudicación de la plaza de toros y en aras de asegurar la organización y celebración de la Feria taurina de 2019».
¿Es una noticia buena o mala? Las dos cosas. Da un poco de vergüenza que no se haya podido resolver en un tiempo razonable un proceso administrativo que estaba previsto desde hace mucho. A cambio, se garantiza que la Feria de este año no sufrirá peligrosos vaivenes, dando el respaldo –por el momento– a una empresa sólida, que conoce de sobra el terreno, evitando el riesgo de la improvisación y el aventurerismo, pero eso supone también que se ha aplazado la deseable puesta al día. («Renovación o decadencia», ha titulado un reciente artículo Sabino Gutiérrez, presidente del prestigioso Club Cocherito).
La Plaza, inaugurada en 1882, se cedió a la Casa de Misericordia y al Hospital Civil de Basurto, para ayudar a los necesitados. El Reglamento, de 1900, incluye títulos de «propietarios», obligados a adquirir el abono. Al pasar a público ese Hospital, el 50% de la Plaza se convirtió en propiedad municipal. La actual Junta Administrativa es una entidad mixta de la Misericordia y el Ayuntamiento (del PNV). Grandes aficionados, como Javier Aresti, han defendido el prestigio de esta Plaza.
La de Bilbao es una de las más importantes del mundo, junto con las de Madrid, Sevilla y México. Muchos opinan que sus Corridas Generales son la Feria más equilibrada, por la seriedad del «toro de Bilbao», el cuidado de todos los detalles y los grandes carteles. La buena sociedad bilbaína apoyó siempre la Fiesta de los toros. La adjudicación de esta Plaza no debe ser una simple subasta, ha de mantener el señorío y la categoría taurina que Bilbao siempre ha tenido. El 2 de octubre del año pasado, el Consejo de Ministros de Economía de la UE (ECOFIN) dio luz verde a que los países europeos aplicaran a las publicaciones electrónicas el IVA reducido que tienen las publicaciones impresas. Una medida que, traducida al ámbito español, que es el que nos ocupa y preocupa, supondría que el IVA del «e-book» y de la prensa digital pasara del 21% actual al 4%. Con esta decisión, Bruselas dejaba en manos de cada Gobierno la posibilidad de aplicar la medida, por lo que, desde el primer momento, el sector editorial puso sus ojos en el Ejecutivo de Pedro Sánchez y, más en concreto, en el Ministerio de Hacienda. Llevaban casi veinte años (desde el 2000, para ser exactos) reclamando la rebaja impositiva, que ellos consideraban cuestión de justicia casi poética (nadie entendía que el libro electrónico se considerara un soporte, y no un libro, y por eso se le aplicara el 21% de IVA), y ayer, por fin, vieron sus súplicas atendidas: el Gobierno la incluyó en el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado, aprobado en el Consejo de Ministros.
Gesto
El lunes, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, llevará el proyecto al Congreso de los Diputados, donde detallará el contenido del mismo, aunque ayer adelantó que, en lo que concierne a Cultura, el Gobierno prevé que el gasto en Cultura en 2019 se eleve hasta los 953 millones de euros, un 9,7% más que en el ejercicio anterior (869 millones de euros). Según fuentes de Hacienda, la estimación es que, con esta bajada del IVA, el Ejecutivo dejará de percibir unos 24 millones de euros. Hay que advertir que los socialistas han aprobado los Presupuestos sin tener cerrados los apoyos políticos suficientes para poder sacarlos adelante en el Congreso, a la espera de lo que decidan los independentistas catalanes. El principal temor del sector, que ha recibido con gran alegría la noticia, es que, al final, la medida se quede en un mero gesto.
«El gesto es de agradecer. Veremos si pasa de potencia a acto», advierte a ABC el editor de Edhasa, Daniel Fernández, que fue presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) hasta el 31 de diciembre (desde el 1 de enero, el cargo lo ocupa Miguel Barrero). «Con el anterior Gobierno ya se acordó que se aplicaría, porque veía que tenía un impacto económico muy relativo en las cuentas del Estado. Cuando Una joven lee ABC en Kiosko y Más en una tableta llegó el nuevo, hubo un momento de incertidumbre, pero, apoyado por Cultura, Hacienda dijo que sí. Estábamos expectantes y a la expectativa», reconoce Fernández. En la misma línea se manifiesta Antonio María Dávila, director ejecutivo de la FGEE: «Nuestra valoración no puede que ser más que positiva. Es la culminación de un proceso. Ha habido política de Estado». Y, a modo de tirita previa a la herida, Dávila advierte: «Si no hubiera Presupuestos, habría que ver qué norma se puede modificar», en clara alusión a un posible decreto ley. Por su parte, Juancho Pons, presidente de Cegal, la califica de «buena noticia», aunque reconoce que «no es fácil que esto vaya a cambiar las cosas, la gente no se va a pasar masivamente a la lectura del libro digital». Y remata: «Me gustaría que fuera acompañado de medidas contra la piratería».
Recaudación Hacienda estima que dejará de percibir unos 24 millones de euros por esta rebaja impositiva