Los CDR se preparan para la «ofensiva total» de cara al juicio y sentencia del «procés»
∑Han dado pasos organizativos significativos para lograr una mayor eficacia en sus acciones
«Los episodios de violencia que ha habido hasta ahora en Cataluña son solo fuegos artificiales; lo realmente duro comenzará con el juicio y la sentencia a los políticos catalanes presos», afirman fuentes de los Mossos d’Esquadra consultadas por ABC y que trabajan día a día en el seguimiento de los Comités de Defensa de la República (CDR). «Pensamos que en esa etapa se van a vivir los momentos de máxima tensión y esos grupos, que desde hace algún tiempo actúan perfectamente coordinados por una estructura superior, ya tienen preparada su estrategia de movilización», añaden.
Las Fuerzas de Seguridad, incluidos los Mossos, solo están parcialmente preocupadas por la reacción del Gobierno catalán al juicio del Tribunal Supremo. «¿Qué quiere decir el presidente de la Generalitat, Quim Torra, con eso de que no va a acatar la sentencia? Si hay condenas, ¿de verdad que alguien piensa que va a abrir las puertas de las cárceles? No lo hará; primero, porque si da una orden como esa es más que difícil que cualquier funcionario la cumpla, porque estaría cometiendo un delito y sabe las consecuencias que tendría para él. Y segundo, porque no es imaginable que se presente en las prisiones para ser él quien personalmente lo haga, porque sería detenido de inmediato».
Cuestión distinta es lo que suceda en las calles y si el Gobierno catalán apuesta por alentar los ataques de los CDR como ya hizo Quim Torra a principios de septiembre para presionar al Estado. En realidad, esta estrategia podría volverse también en su contra, puesto que si algo ha quedado claro ya es que entre los elementos más radicales del independentismo comienza a haber hartazgo porque el discurso del Ejecutivo catalán no se traduce en hechos concretos.
Según las fuentes consultadas por ABC, «hace mucho que la Generalitat ha dejado de tener el control no ya de las calles, sino también de los CDR, que son controlados por organizaciones de la órbita de Esquerra Independentista. Esta última incluye también a otros grupos, como Arran, la rama juvenil de la CUP, que tiene una importante capacidad de movilización». Las Fuerzas de Seguridad siguen minuto a minuto todos los acontecimientos que se viven en el mundo del independentismo radical para poder anticipar sus movimientos.
Una de las cosas que más llama la atención de las fuentes consultadas es cómo estos CDR «han pasado de funcionar como grupos autónomos y asamblearios a actuar de una forma coordinada, como se ha demostrado en algunas de las últimas acciones. Esa coordinación indica que por encima de los responsables de cada comité hay un escalón superior que da las órdenes oportunas y que el resto sigue». De hecho, detectar a ese grupo dirigente es ahora la prioridad para todos los Cuerpos policiales implicados.
A semejanza de los cubanos
Los CDR nacieron a imagen y semejanza de los Comités de Defensa de la Revolución de la Cuba castrista. En un principio se volcaron, con éxito, en la organización del referéndum ilegal del 1 de octubre, posteriormente se convirtieron en herramientas de control social con campañas como las del lazo amarillo y últimamente han dado un paso adelante para constituirse como vanguardia del movimiento independentista con acciones violentas cada vez mejor organizadas.
Aunque el número de individuos Sucesores de los Comités de Defensa del Referéndum, las estructuras creadas para bloquear la actuación policial el 1-O son grupos autónomos que actúan de forma coordinada, dedicados a perpetrar acciones violentas en favor del secesionismo. Hasta abril de 2018 había 285 grupos activos. Es el núcleo duro de la sectorial juvenil de la Esquerra independentista. Se organizan en asambleas territoriales que corresponden a la «tradición histórica» de los «Països Catalans»: Territorial, Comarcal, Local y de Barrio. Actúan de forma clandestina y gradúan la violencia en función de sus intereses. que los integran varía según las fuentes consultadas, sí se puede afirmar que hasta abril del año pasado había 285 CDR locales, de importancia muy distinta según los casos. Eso sí, para los servicios de Información e Inteligencia de las Fuerzas de Seguridad tanto estos grupos como Arran suponen «una amenaza real para la estabilidad y la paz social. Ya han demostrado tener capacidad para articular campañas violentas y han pasado de un perfil bajo a movilizaciones de carácter insurreccional que eventualmente pueden provocar un enfrentamiento civil en Cataluña».
El juicio en el Supremo a los políticos catalanes presos les ofrece una oportunidad de oro para canalizar hacia su causa el evidente descontento que hay en un sector de la población de Cataluña por los procedimientos judiciales abiertos. Si el Gobierno de Torra no sólo no intenta aplacar los ánimos, sino que se mantiene en su discurso radical, estará alimentando las acciones de los CDR y Arran.
Protesta ante el Supremo
En este marco de acciones previas a las grandes movilizaciones previstas hay que encuadrar la detención el pasado martes en Madrid de ocho jóvenes de Arran cuando pretendían hacer una acción de protesta ante el Tribunal Supremo. Los hechos se produjeron sobre las dos de la tarde, cuando en otro punto de la ciudad el Rey entregaba los despachos de jueces a los nuevos miembros de la carrera judicial. Al día siguiente los radicales quedaron en libertad con cargos y se les investiga por un delito de desórdenes públicos. Por supuesto, los arrestados desencadenaron algunas protestas en Cataluña.
Estrategia La Generalitat no controla la calle y los grupos violentos han diseñado su propia estrategia