NO LES QUEDA NÁ...
NO habrán de pasar más de dos o tres lunas antes de que conozcamos la composición del Gobierno de Moreno al frente de la Junta de Andalucía. Independientemente de los nombres que lo formen –digamos que no se esperan grandes sorpresas–, ese gabinete se enfrenta a un ramillete de desafíos capaz de asustar a cualquiera. Hay cosas que la ilusión y el vapor de estos días resultan incapaces de amortiguar, y casi todas pasan por desarmar y desalojar una estructura casi indesmontable: la que ha formado un partido político a lo largo de casi cuarenta años de ejercicio del poder en la confianza, ojo, de que difícilmente sería removido de sus estructuras.
Pero las dificultades también discurren por otro sendero: el gobierno PP-Cs despierta una serie de expectativas que difícilmente podrá cumplir por muy buena voluntad que luzca y por mucha dedicación y valentía que le eche. Podrá bajar los impuestos y aligerar los trámites para los inversores que crean en las posibilidades de Andalucía, pero de repente no van a caer en manada los creadores de riqueza y los dueños del dinero; podrá estimular la creación de puestos de trabajo, pero el paro no va a bajar de un mes a otro hasta cifras homologables con otras regiones o países; podrá mejorar estructuras educativas, pero el fracaso y el abandono escolar no son cosa de dos días ni de dos años; podrá racionalizar las estructuras sanitarias, pero las listas de espera se van a poner ellas mismas en lista de