Villarejo, que lleva más de un año preso, se mostró «desafiante» en la declaración
documentos y acabó encañonando a la mujer del antiguo político popular, Rosalía Iglesias, un hijo y una empleada del hogar. El asaltante ha sido condenado a 22 años de cárcel.
Además de Villarejo, en la operación Kitchen también están imputados el comisario Enrique García Castaño, socio de Villarejo y conocido como «el Gordo», y Pino. Ambos comparecieron ayer en unas declaraciones interrumpidas por la agenda del magistrado instructor, aunque la de Pino se suspendió.
García Castaño se explicó durante dos horas y también echó balones fuera. «El Gordo» señaló a sus superiores en su declaración, que hoy continuará tanto por la operación Kitchen como por otras dos: Iron y Land. El comisario afirmó que todo lo que se hizo era legal y estaba controlado, y que informó de los avances de la investigación a sus superiores. Además, precisó que el motivo de la investigación era localizar el dinero que el extesorero del PP tenía oculto en algún lugar.
Villarejo, que se mostró «desafiante», aprovechó la cita de ayer para lanzar uno de sus avisos. Su abogado manifestó que el comisario pretende declarar sobre todas las piezas de la causa, con especial interés sobre la que afecta al BBVA. Villarejo vincula el supuesto espionaje encargado por los banqueros, que tuvo lugar en 2004 y 2005, a «luctuosos acontecimientos» que marcaron la vida política española, según las palabras de su letrado, en posible alusión al 11-M. El policía volvió a presentarse como una víctima al considerar que no puede defenderse de las informaciones de los medios mientras no acceda a las pesquisas bajo secreto.