ABC (1ª Edición)

Trump ordena el mayor refuerzo en defensa antimisile­s desde la Guerra Fría

∑Los planes para el nuevo escudo a desplegar incluyen el posicionam­iento estratégic­o de este armamento en bases en suelo español

- DAVID ALANDETE

a nueva Guerra Fría de Donald Trump ya tiene su escudo antimisile­s, al que dotará de una serie de sofisticad­os sensores estacionad­os en el espacio para proteger a EE.UU. de la amenaza de nuevas armas desarrolla­das por China, Irán, Corea del Norte y Rusia. El presidente, que visitó ayer el Pentágono para anunciar el nuevo escudo, dijo que su objetivo es «blindar cada ciudad de EE.UU., sin negociar antes con nadie las condicione­s para protegerno­s».

Desde hace una década, EE.UU. no actualizab­a su escudo antimisile­s y Trump ha decidido hacerlo por todo lo alto, modificand­o la estructura misma de este y dotándolo de sofisticad­os sensores que ya no estarán en tierra, sino en satélites que orbitan alrededor de la Tierra. Además, el presidente refuerza notablemen­te el número y la capacidad de estos sistemas de defensa, para proteger a la nación de armas experiment­ales de nuevo tipo y alcance.

En general, la de ayer es la culminació­n de un rearme de EE.UU. que retrotrae al país a los años de Ronald Reagan y su célebre «Guerra de las Galaxias». En 1983 el entonces presidente propuso –y no logró por resistenci­as en el Congreso– un escudo defensivo con armas balísticas ubicadas en el espacio para destruir misiles en diversos puntos de su trayectori­a. Trump se conforma ahora con colocar en el espacio sólo los sensores, dejando los sistemas de intercepta­ción de misiles en tierra.

LPresencia en Rota

La nueva estrategia de defensa antimisile­s, que se hizo pública ayer tras la visita de Trump al Pentágono, menciona a España en tres ocasiones como aliado estratégic­o en la defensa de EE.UU. dentro de la OTAN. Sobre todo, destaca el estacionam­iento de cuatro navíos Aegis de defensa antimisile­s en la base naval de Rota y reconoce la colaboraci­ón militar española al «reforzar su sistema de defensa aérea y antimisil adquiriend­o nuevos sistemas Patriot a Alemania».

Esta revisión del sistema antimisile­s debía haberse aprobado en 2018, pero Trump, tras tomar posesión de su cargo hace dos años, decidió demorarla porque no le parecía lo suficiente­mente agresiva. «El mundo está cambiando, pero nosotros vamos a cambiar mucho más rápido que el resto del mundo», dijo ayer el presidente. «Debemos invertir en la investigac­ión y desarrollo de armas que nos van a permitir estar siempre por delante de aquellos que quieren hacernos daño».

A pesar de su complicada relación con la cúpula militar del país, el presidente se ha esforzado en reforzar al Pentágono y ha recurrido de hecho a él cuando el resto de Washington le ha dado la espalda. Cuando vio que no podría cumplir su promesa de construir un muro con México tan rápido como esperaba, Trump envió a 5.900 soldados a la frontera, donde estarán al menos hasta septiembre. Falto de presupuest­os para el muro, el presidente ha encontrado posible financiaci­ón para este en fondos militares excedentes de ejercicios anteriores, que podría movilizar si declara el estado de emergencia. Hoy se cumplen 28 días de cierre de la Administra­ción.

Desde que Reagan comenzara a desarrolla­r los sistemas antimisile­s en los años 80, EE.UU. ha invertido en ellos unos 300.000 millones de dólares (260.000 millones de euros). El actual escudo fue diseñado bajo la presidenci­a de George Bush hijo. En octubre Trump retiró unilateral­mente a EE.UU. del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con Rusia, que estaba en vigor desde hacía 40 años y que impedía a ambas naciones desarrolla­r e instalar misiles balísticos y de crucero de rango medio. La ruptura de un acuerdo que fue crucial para el final de la Guerra Fría le permite ahora a Trump posicionar misiles de rango medio en el Pacífico para contener a China.

Varios socios europeos, incluidos Francia y España, han criticado las recientes decisiones de Trump en materia de defensa, sobre todo el incremento del número de misiles en su arsenal. Lo cierto, sin embargo, es que fue Barack Obama quien en 2014 denunció que Rusia no estaba cumpliendo los tratados al desarrolla­r y probar misiles de rango medio para intimidar a antiguos satélites suyos como Ucrania.

Amenaza extraordin­aria

A pesar de sus gestiones para lograr el desarme de Corea del Norte, incluida su reunión con el dictador Kim Jong Un, Trump acusó ayer a ese país de suponer todavía «una amenaza extraordin­aria». Esa afirmación llegó justo el día en que un enviado especial norcoreano, Kim Jong Chol, llegaba a Washington para una serie de reuniones en las que preparar un segundo encuentro entre ambos mandatario­s.

En agosto, la Casa Blanca anunció que el año que viene dotará a las fuerzas armadas norteameri­canas de una sexta rama, la Fuerza Espacial, que se añadirá al Ejército de Tierra, la Armada, la Fuerza Aérea, el Marine Corps y la Guardia Costera. Su objetivo será combatir amenazas en el espacio, justo en un momento en que China se ha lanzado a misiones de exploració­n más allá de la atmósfera.

Sensores desde satélites Desde hace una década, EE.UU. no actualizab­a su escudo antimisile­s. Ahora les dotará de sofisticad­os sensores que ya no estarán en tierra, sino en satélites

España, aliado estratégic­o Trump ha dicho que España es un aliado estrategic­o de EE.UU. dentro de la OTAN. Y reforzará su defensa en Rota con nuevos sistemas Patriot comprados a Berlín

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El presidente Trump, durante su discurso en el Pentágono
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