Ballet de la Ópera de París Guardián de las esencias
N escena El caso Polunin
robablemente sea el Ballet de la Ópera de París la más aristocrática compañía del mundo de la danza; es, además, la más antigua del mundo. Su creación se remonta al siglo XVII y al reinado de Luis XIV. De aquella época son los considerados primeros trabajos de la compañía, que llevaban el sello de Molière, Pierre Bechamps y Jean-Baptiste Lully, creadores de una serie de comédies-ballets como «Les Fâcheux» (1661) o «Le Bourgeois gentilhomme» (1670); en esos años se produce también el nacimiento de la Académie Royale de Danse, que desde entonces ha sido –y sigue siendo– el sustento de la compañía. Nombres como Arthur Saint-León, Marius Petipa, Jules Perrot, Serge Lifar o Rudolf Nureyev –todos ellos jalones fundamentales en la historia del ballet– han estado vinculados al Ballet de la Ópera de París, que sigue manteniendo las esencias del más puro academicismo, aunque tenga un repertorio ecléctico. Desde 2016, dirige la compañía Aurélie Dupont, antigua «étoile» (estrella) del conjunto. Lo forman en estos momentos ciento cincuenta y seis bailarines. Aproximadamente el 95 por ciento de sus integrantes son franceses.
Ésta es la compañía que la semana que viene actúa en el Teatro Real, donde ya estuvo en 2004 (con «Joyas», de Balanchine) y 2014 (con «Orfeo y Eurídice», una ópera-ballet con el sello de
PPina Bausch. La compañía viene en esta ocasión con un programa mixto –por segunda vez se desperdicia la ocasión de que el Ballet de la Ópera de París se presente en el Teatro Real con un título del repertorio clásico–: «Afternoon of a faun», el paso a dos que Jerome Robbins creó en 1953 para el New York City Ballet; «Sonatine» (1975), una coreografía de George Balanchine sobre música de Maurice Ravel; «A suite of dances» (1994), otro trabajo de Jerome El Ballet de la Ópera de París llega a Madrid tras el revuelo causado por las declaraciones homófobas del bailarín ruso Sergei Polunin, que provocaron que la compañía le retirara la invitación para bailar en la capital francesa «El lago de los cisnes». Polunin, el «enfant terrible» de la danza, publicó en su cuenta de instagram (tiene 17.000 seguidores) un post en el que, entre otras lindezas, decía que «los hombres son lobos, los hombres son leones, los líderes de la familia que se supone que deben cuidar de todo. ¿Qué ocurre? Deja de ser débil, sé un hombre, sé un guerrero», y criticaba abiertamente a los bailarines que se mostraban afeminados en escena: «Ya hay una bailarina en escena, no se necesitan dos».
El malestar creado entre los bailarines de la Ópera de París llevó a su directora, Aurélie Dupont, a «retirar la invitación» a unirse a la compañía en la producción del ballet de Chaikovski en febrero. Robbins sobre música de Johann Sebastian Bach; «3 Gnossiennes» (1982), coreografía de Hans van Manen y música de Erik Satie; y «Rubis» –una parte de las «Joyas» que se vieron hace quince años–, coreografía también de Balanchine sobre una música de Igor Stravinski.
Entre los intérpretes, podrá verse a Hugo Marchand, Audric Bezard, Amandine Albisson, Myriam Ould-Braham, Mathias Heymann, Paul Marque, Ludmila Pagliero, Florian Magnenet, Dorothée Gilbert, Valentine Colasante, François Alu e Ida Wikinskoski. Maxime Pascal dirigirá a la Orquesta Titular del Teatro Real.
George Balanchine y Jerome Robbins, la columna vertebral del programa que presenta la compañía francesa, son dos de las figuras fundamentales del ballet en el siglo XX. El primero, nacido en San Petersburgo, llevó a la danza académica al siglo XX; su estilo unió las enseñanzas de la escuela rusa en la que había bebido con la libertad que empezaba a imponerse desde la denominada «modern dance». Robbins, neoyorquino, siguió sus pasos y se convirtió en su más renombrado heredero. Hans van Manen, por su parte, es uno de los representantes de la escuela centroeuropea que asentó en los 70 y 80 el ballet neoclásico.
Ballet de la Ópera de París
Madrid. Teatro Real. 21, 23 y 24 de enero, a las 20 horas. 26 de enero, a las 17 y a las 21,30 horas.