«Sin justicia social, olvídese de la lucha por el cambio climático»
Laurence Tubiana Directora de la Fundación Europea del Clima ∑ La experta en política climática ve fundamental que gobiernos e industria automovilística inicien un diálogo sobre el modelo del futuro en Europa
Laurence Tubiana (Orán, Argelia, 1951) fue una de las arquitectas del acuerdo climático de París, que en 2015 logró que casi 200 países se comprometieran a limitar la temperatura global del planeta. Ahora, esta economista de carrera sigue de cerca las negociaciones como directora de la Fundación Europea del Clima y ayer estuvo en Madrid para participar en el evento de alto nivel sobre Transición Ecológica organizado por el ministerio que dirige Teresa Ribera. —Tres años después del acuerdo, ¿cree que el consenso en la lucha contra el cambio climático es menor?
—Ese consenso se creó con mucho esfuerzo, pero hubo una toma de conciencia fundamental sobre el riesgo climático que no se había dado antes, por la percepción de su impacto (que era ya concreto), y porque había muchas opciones para actuar. Desde entonces, la evaluación de la situación no ha cambiado. El sector económico y financiero está viendo que la nueva economía está ahí. En el sector del automóvil, los nuevos modelos son eléctricos... El propio presidente de Renault me decía en Davos en 2015, que «si me dan una fecha (para dejar atrás la combustión), lo vamos a hacer porque ya está todo listo». Luego claro, está la geopolítica y creo que en los dos próximos años van a haber muchos altibajos. Pero el acuerdo no ha caído porque los países no quieren estar fuera de una evolución económica y tecnológica que es el futuro. —¿Llegaremos a las cero emisiones en 2050, como piden los expertos de la ONU?
—Está bien que tengamos las metas claras, pero hay que encontrar soluciones para tener emisiones negativas, porque no estamos listos tecnológicamente, ni podemos poner tantos bosques que compensen las emisiones. Hay sectores en los que sí vemos el camino, y hay que tomarlo cuanto antes, en particular en el transporte. Aquí se conoce la tecnología, pero hay que hacer que sea competitivo en el sector. Eso es una importante política industrial, porque el cambio no se va a producir sin consecuencias sociales y económicas en España, Alemania o Francia si no se acompaña la transición. Es muy importante que los gobiernos empiecen una discusión industrial con esos grupos porque son ellos los que van a hacer el trabajo. Sabemos adónde vamos, pero cómo lo hacemos y si vamos con el ritmo necesario, a eso no voy a apostar.
—¿Está preparada Europa para la descarbonización en 2050 y que ciudadanos y empresas no sean perjudicados? — Son dos cosas diferentes, aunque ligadas. Creo que los europeos perciben el impacto positivo de esas políticas en la salud, pero luego está la cuestión del empleo, que es muy importante. La transición debe hacerse con políticas de reorientación profesional y territorial. Siempre aparecen los cambios económicos fuertes, el problema es que podemos hacerlo mejor y para que los ciudadanos apoyen a los gobiernos, tienen que hablar mucho y discutir y ver e imaginar este futuro porque es de cambio para todos y puede ser muy positivo. —¿Han cambiado los chalecos amarillos la aproximación de los políticos a las leyes de cambio climático?
—Lo interesante que se veía al principio es que ellos decían que no estaban en contra de las políticas de cambio climático, sino que no podían ser los únicos que las pagaran. Si no hay primero políticas de justicia social, olvídate. El concepto de transición justa no es retó-
Objetivos «Tecnológicamente no estamos aún preparados para lograr las cero emisiones en 2050»
rica. La concepción de la lucha contra el cambio climático ha sido económica y tecnológica, y no social, y que nos explote ahí me parece muy bien.
—¿Es efectivo poner políticas que prohíban o es un arma de doble filo? —Tomemos el caso del diesel. La regulación, a nivel europeo, bajando las emisiones fue útil hasta el escándalo del dieselgate. Después se prohibe donde hay conciencia sobre los problemas de salud. Hay un momento en el que hay que hacer el cambio tecnológico, y el problema no es que sea un arma de doble filo, sino cómo anticipas y acompañas la transformación económica de una industria que has subsidiado con los impuestos y luego dices que eso se acaba. Si no lo haces, es una locura. No puedes decir que sea este año, pero si das 2040 (y me parece tarde), permite a los fabricantes cambiar su política.