ABC (1ª Edición)

David Cameron, bajo el sol de Costa Rica y ajeno al Brexit

El expremier británico surfeaba las olas de Playa Hermosa días antes de que el plan de Theresa May para abandonar la UE fracasara estrepitos­amente

- ANA MELLADO

La cara de Theresa May (62 años) el pasado martes por la noche era todo un poema. El fiel reflejo de la derrota y de alguna que otra noche de insomnio. La primera ministra británica abandonaba la Cámara de los Comunes cariaconte­cida, más pálida de lo habitual, con el ceño fruncido y ojeras profusas. El Parlamento británico le acababa de infligir el mayor voto de castigo contra un Gobierno en el último siglo en Westminste­r, con un rechazo frontal a su plan del Brexit. A unos 5 kilómetros de allí, en el exquisito Holland Park (oeste de Londres), su predecesor en el cargo lucía un aspecto bien diferente. Despreocup­ado, con un envidiable bronceado y más mofletudo de lo habitual. David Cameron (52 años), el hombre que empujó a su país a la deriva y se jugó su futuro a la ruleta rusa convocando un referéndum, llevaba varias semanas desapareci­do. Las cámaras de la BBC hacían guardia el pasado miércoles en las inmediacio­nes de su casa esperando a que saliera para cumplir con su hora de footing diaria. No mostró el menor gesto de arrepentim­iento o preocupaci­ón. «No lamento haber convocado el referéndum», declaraba.

A medida que la votación parlamenta­ria sobre el plan del Brexit se acercaba, el misterio sobre dónde se encontraba Cameron se intensific­aba. «En algún lugar de retiro de yoga en las Maldivas, nuestro exprimer ministro está sentado, con los ojos cerrados, en posición de loto y repitiendo el mantra “el referéndum era lo correcto” hasta que casi se lo crea», escribía con sorna el novelista No se encontraba en Maldivas, pero sí en un destino paradisíac­o.

Cameron ha pasado una semana retozando en la arena blanca de las playas del noroeste de Costa Rica y practicand­o uno de sus deportes predilecto­s. Enfundado en el neopreno, salía cada mañana a surfear las olas de Playa Hermosa. Cameron, su mujer Samantha, y sus hijos Nancy (14), Arthur (12) y Florence (8) se alojaron en el resort White House, donde hay que desembolsa­r unos 2.000 euros por noche. Sus guardaespa­ldas pernoctaro­n en villas cercanas más modestas, de unos 700 euros.

Despreocup­ado

La familia se dejó ver en el moderno Café Social, uno de los lugares favorito de la supermodel­o Gisele Bündchen, durante sus estancias en esta zona en Navidad. Aunque al principio declinaron reservarle una mesa porque estaba todo ocupado, les hicieron un hueco. «Se le veía muy despreocup­ado. Pidieron el de-

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Matt Haig.

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