¿Cuánto dolor soportan unos padres?
Es imposible ponerse en el lugar de María Victoria y José, los padres de Julen. Resulta inimaginable su dolor y su angustia. El tiempo, la tensión, la esperanza, la desazón... la desgracia infinita. El colmo de la mala suerte.
Hoy se cumple una semana desde que el pequeño Julen cayó por ese maldito pozo en el dolmen del cerro de la Corona de Totalán, al este de Málaga. Lo último es que las brocas de la tuneladora de la autovía M-40 de Madrid ya perforan en vertical y en paralelo al pozo desde una plataforma que ya ha rebajado más de veinte metros. Cuando la tuneladora haya descendido otros 75 metros, entonces, se construirá a mano, con pico y pala, un pasadizo horizontal hasta llegar al maldito pozo. Con suerte, los mineros asturianos llegarán al punto donde se cree que está Julen entre el lunes y el martes. Desde el pasado domingo se suceden las preguntas, se esfuman las sospechas y las respuestas continúan imposibles.
¿Cómo podía estar ahí, así, un pozo de tal profundidad sin control ni seguridad? ¿Cuál es el límite de la desgracia? ¿Cuánto dolor puede aguantar un ser humano? ¿Tuvieron lógica algunas dudas? ¿Cuánto sufrimiento soportan unos padres? Intento ponerme en aquel instante de hace una semana. En el lugar de cada bombero, cada guardia civil o cada técnico. En el lugar del primer minero que llegue hasta Julen. Y cuando salgan al exterior, tras más de una semana insoportable para esos padres en el colmo de la desgracia.
PD: Siete días de horror: la muerte de Laura en la explosión de París, la desaparición de Julen y el asesinato de la abogada Rebeca Santamalia.