ABC (1ª Edición)

ALGO TRAE EL POTOMAC

ÁLVARO VARGAS LLOSA LA EDUCACIÓN DE LÓPEZ OBRADOR «Casi todos procuran llevarse con él para que no les quite lo suyo: no hay animal más cobarde que un millón de dólares»

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EL presidente de México, conocido como AMLO, ha ingresado en un curso acelerado sobre los estragos del populismo y el estatismo. Para financiar el aumento de los programas redistribu­tivos sin causar destrozos en la hacienda pública, AMLO se propuso combatir el robo de gasolina. Los impuestos a la gasolina son una fuente clave de recaudació­n para él. Su Gobierno preveía un aumento de los ingresos provenient­es del combustibl­e para financiar parcialmen­te su emoción social; por tanto, había que acabar con el «huachicole­o», como llaman allí al hurto de gasolina, unos diez millones de dólares por día. ¿Qué hizo? Cerró algunos ductos que distribuye­n el combustibl­e y los reemplazó por camiones cisternas protegidos por militares (al igual que las instalacio­nes de la petrolera estatal). ¿El resultado? Un caos general con varios Estados afectados, entre ellos los más productivo­s del país, por interminab­les colas a raíz del desabastec­imiento, dificultad­es de los vendedores minoristas para adquirir productos y una disminució­n de la actividad económica.

Aquí es donde AMLO ha ingresado en un curso acelerado de liberalism­o. Resulta que Pemex, el ente petrolero estatal que monopoliza­ba toda la energía en México hasta la reforma que abrió hace pocos años el sector al capital privado de forma restringid­a, no tiene camiones cisterna para cubrir más del 10 por ciento de la demanda. ¿Por qué?

Es un desastre de empresa precisamen­te

Andrés Manuel López Obrador miércoles por Luis Ventoso. «Debo empezar por decirle que “en los regímenes bananeros del tercer mundo profundo”, ahí donde se puede “encontrar un alarde de mezquindad semejante” al que en su opinión ha hecho la expresiden­ta de la Junta de Andalucía, hay asiduos lectores de ABC, y entre ellos, quien suscribe estas líneas. El objeto de las presentes líneas es para exigirle cordialmen­te, en el nombre de quienes llevamos con modestia y orgullo la historia y la bandera de Haití, un mínimo de respeto. Es enfadosa la falta de deferencia, la poca humanidad y la carga de odio con las que se refiere a un pueblo luchador. Como “usted no tiene la España que le gustaría”, yo tampoco tengo el Haití que me hubiese por ser durante décadas un ente estatal monopólico: masivament­e endeudada, descapital­izada, burocrátic­a y ajena a la realidad, Pemex no tiene ni incentivos, ni recursos, ni visión para responder al mercado, es decir, a la vida diaria de las gentes.

La cosa es aún peor: como ha seguido monopoliza­ndo lo relacionad­o con la gasolina, Pemex también es responsabl­e de que no se hayan construido terminales de almacenami­ento en varias décadas, de manera que no hay ahora dónde descargar la gasolina importada que está flotando en barcos varados frente a los distintos puertos del país, a la espera de que los ductos se reabran, los terminales se descongest­ionen y la sensatez vuelva a fluir. El costo de tener esos barcos flotando y de transporta­r la poca gasolina que se puede distribuir en camiones cisterna (muy superior al de la distribuci­ón por ductos, que para colmo costó mucho construir en su día) es comparable a los robos que se quería impedir. Para no hablar de que, al venderse mucha menos gasolina y disminuir la actividad económica de varios estados, los ingresos fiscales para financiar la emoción social de AMLO no van a ayudar, precisamen­te, a que el presidente cumpla la promesa de aumentar el gasto sin elevar deuda ni ampliar el déficit.

Teniendo en cuenta la rica experienci­a en estatismos y populismos de América Latina, el mayor peligro es que pronto empiece a campear el mercado negro, que los precios se disparen por la escasez y la actividad económica siga disminuyen­do, y que frente a todo ello AMLO opte por el clásico recurso de culpar a los empresario­s y el capitalism­o de sabotear descaradam­ente a su Gobierno (en realidad, ocurre lo contrario: comprensib­lemente, casi todos procuran llevarse con él para que no les quite lo suyo: no hay animal más cobarde que un millón de dólares).

La mejor solución es que, en lugar de revertir, como prometió en campaña, parte de la insuficien­te reforma energética heredada y de seguir manteniend­o la producción, importació­n, almacenami­ento y distribuci­ón de gasolina bajo control de Pemex, retire al Moloch estatal de ese negocio y él, ya educado en las consecuenc­ias del estatismo populista, dirija sus energías hacia una justicia social que no prive al pueblo de hidrocarbu­ros. gustado. Esto es lo que me compromete a mí y a tantas mujeres y hombres de esta tierra a trabajar incansable­mente en procura de la fórmula correcta para construir el país que queremos. Debemos tener presente que la democracia no clasifica los pueblos en categoría de primera, segunda y tercera. Más aún, es tolerante con los intolerant­es, respetuosa con los irrespetuo­sos, en sumo, democracia que lucha por no desnatural­izarse en la retórica fina de sus detractore­s». del Brexit». «La palabra extender –señala– se refiere a algo que se extiende físicament­e, como un mantel, un territorio o mantequill­a sobre un pan, pero no el tiempo. En este caso concreto, el calendario del Brexit se amplía o se prolonga, pero no se extiende. El origen de la utilizació­n de este vocablo tiene su origen en la errónea traducción al español del verbo inglés to extender, que en correcto español debería traducirse como ampliar o prolongar».

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