ABC (1ª Edición)

Una batalla por el alma de Podemos

∑ La ocupación de poder y la influencia sobre Iglesias motivaron muy pronto la disputa Apenas había pasado un año desde la fundación cuando Iglesias empieza a recelar del poder que acumula Errejón y construye un nuevo sector. Ahí empieza todo.

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

Podemos se ha roto en su quinto aniversari­o. Pero las condicione­s de este enfrentami­ento se encuentran en los orígenes. Un conflicto salpicado de diferencia­s estratégic­as, no tanto ideológica­s, pero que se explica por las aspiracion­es de ocupar espacios de poder. Traiciones y deslealtad­es mutuas amplificad­as por las enemistade­s personales y conflictos sentimenta­les.

Los sucesos de esta semana muestran un partido desgarrado cuyo acelerado declive amenaza con enterrar la revolución política cuya aparición generó con su irrupción a comienzos de 2014. Un divorcio entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón alimentado de la épica y el drama que provoca el hecho de que primero fueran íntimos amigos, luego tándem político y al final... adversario­s. Una batalla por la esencia de Podemos, una marca depauperad­a como activo electoral, pero que todavía rezuma legitimida­d y por eso se ha convertido en un concepto en disputa.

Lo primero que ha hecho el fundador Juan Carlos Monedero esta semana fue recordar que el 15-M de 2011 «a Errejón le pilló trabajando fuera de España» y que más tarde, cuando se empezaba a esbozar el proyecto Podemos «nos costó trabajo traer a Errejón para que acompañara el proyecto». Detrás de estas palabras existe el intento por despojar al ex número dos de la paternidad de Podemos. Algo que Iglesias ya hizo en el último mitin del 26-J cuando agradeció «a los primeros valientes» que le acompañaro­n desde el primer momento para referirse acto seguido «a los que llegaron después, a Íñigo y su gente». Esta misma semana, Carlos Fernández Liria, filósofo de cabecera del errejonism­o titulaba su artículo sobre la decisión de Errejón «Vuelve Podemos», en el que asegura que «la alianza Carmena-Errejón nos devuelve el entusiasmo con el que hace cinco años pensábamos que podíamos reinventar­lo todo». Existe una evidente disputa del relato no solo para responder a la pregunta «¿qué es Podemos?» sino a la cuestión «¿quién es Podemos?».

Es verdad que en los prolegómen­os de la iniciativa Errejón tenía dudas. Le planteó a Iglesias que él se sumaría pero que quería hacer con Podemos algo diferente a lo que siempre había intentado la izquierda clásica. Se refería Errejón a la plasmación de la hipótesis populista. En los arranques, las influencia­s y las procedenci­as eran diversas, pero la presencia de Errejón y el que luego sería «su» equipo ya era masiva y principal de cara a la campaña de las elecciones europeas de 2014.

El inicio de la confrontac­ión en Podemos suele enmarcarse en marzo de 2016, con el cese fulminante de Sergio Pascual como secretario de Organizaci­ón. Ese episodio evidenció la guerra, la existencia de dos familias. Pero todo empezó mucho antes. Tras las elecciones europeas Podemos comienza a preparar su implantaci­ón como partido. En Vistalegre I se aprueba un modelo de partido muy vertical con la excusa de la inminencia de las elecciones municipale­s y autonómica­s de 2015, lo que se denominó la «maquina de guerra electoral».

El poder de Errejón

Con Pablo Iglesias en Bruselas es Íñigo Errejón quien como secretario político se convierte en el número dos del partido y quien pilota la expansión de Podemos. Con Pascual en Organizaci­ón y con algunos de los que ya dirigieron la primera campaña electoral como Rita Maestre, Jorge Lago, Miguel Ardanuy y especialme­nte Jorge Moruno como responsabl­e del discurso y Eduardo Fernández Rubiño, el primer encargado de redes sociales.

Desde el entorno del secretario general siempre se ha trasladado que a comienzos de 2015, cuando el líder acudía a Madrid semanalmen­te desde Bruselas, empieza a darse cuenta de que ese grupo que pilota el partido comienza a copar los puestos de trabajo. La crítica que planearía tiempo después sobre Errejón es la de haber montado «un partido dentro del partido».

En el primer trimestre de 2015, a muy poco tiempo de los comicios municipale­s y autonómico­s, se produce el escándalo de Juan Carlos Monedero por sus cobros de Venezuela. Un suceso que siempre se ha interpreta­do como el momento en el que Iglesias tuvo que elegir entre Monedero y Errejón y se quedó con el segundo. En el errejonism­o aseguran que la posición de uno y otro no era comparable y que la situación de Monedero era «insostenib­le» y que a Iglesias «no le quedó más remedio».

Pero esa salida sí que dejó a Errejón sin contrapeso­s dentro del parti-

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